El uso irracional e irrespetuoso de los
recursos de esta pequeñísima parte del universo, nos lleva a la extinción del
hombre como especie y de otras muy relacionadas, por culpa de la
estupidez y la avaricia de unos pocos y de la ignorancia, alienación y
mansedumbre de los otros.
Marco
Antonio Franco Cordón* / Especial para Con Nuestra América
"El hombre está loco. Ama a un Dios invisible y destruye
una naturaleza visible, inconsciente que la naturaleza que destruye es el Dios
que venera". Hubert Reeves
Me formé dentro de una familia católica,
pero a partir de lecturas, reflexiones y la confrontación de ideas con
otras mentes, probablemente más iluminadas; y con la libertad de pensamiento que aprendí de mi padre,
he cuestionado permanentemente las enseñanzas de la iglesia y también de las
otras.
Reconozco que las más grandes y
magníficas obras, producto de la expresión artística del hombre, se han
realizado “la gloria de Dios” (L. van Beethoven). Así también, en
su nombre, se han cometido muchas de las mayores atrocidades de la historia.
A estas alturas de mi vida creo en un
dios y lo defino como el conjunto de energías y fuerzas que fueron capaces de
crear el universo y que lo mantienen en armonía, un dios que es creador y
creación, en tanto esas fuerzas y energías, o parte de ellas, continúan
presentes. Universo obra magnífica y compleja, de la que aún conocemos muy
poco.
Las religiones indican que Dios (como
ellas lo conciben) creó al hombre y a su entorno. Me parece que fue
al revés, el hombre en su angustia por su desconocimiento del origen de la
vida, débil e impotente frente a los fenómenos de la naturaleza, creó en su
imaginación y fantasía, un ser supremo al que llamó Dios (padre), para poder
explicar su propia existencia, sentir la protección de un padre y tener a quien
rogarle desde salud y más tiempo de vida, hasta ridiculeces y absurdos.
Reconozco que la fe en un Dios (padre), es muy útil para enfrentar las
adversidades y sirve de consuelo ante el inminente final, por lo que la vida,
sin la fe religiosa, es más difícil y dolorosa.
También esa fe es sumamente útil a los
poderosos para controlar a la plebe.
No me hace sentido que dios tenga en su
agenda atender y hacer “milagros” para suplir las humanas carencias, tampoco
tomar nota y llevar un expediente sobre la conducta de cada “criatura”.
Dentro de la creación y desarrollo del
universo surgió una especie (probablemente hay más) que ha evolucionado y
desarrollado una inteligencia suficiente para, entre muchas cosas, encontrar
por sí misma la satisfacción de sus necesidades, aunque unos pocos pero
poderosos y avaros se apoderen y desperdicien gran cantidad de
satisfactores, en detrimento de las mayorías. Injusticia que, por cierto, Dios
no evita, no hace el milagro.
También ha podido el hombre procurarse
la protección ante otros seres más fuertes y ante los fenómenos adversos de la
naturaleza.
Ese dios en el que yo creo, no necesita
ni demanda adoración, ni homenajes. Necesita y demanda, eso sí, respeto y
consideración.
El uso irracional e irrespetuoso de los
recursos de esta pequeñísima parte del universo, nos lleva a la extinción del
hombre como especie y de otras muy relacionadas, por culpa de la
estupidez y la avaricia de unos pocos y de la ignorancia, alienación y
mansedumbre de los otros.
Tengo la convicción que, ya sin el
humano, el planeta se recuperará “más temprano que tarde” (S. Allende). Ya no
habrá quien haga daño. Nuestro sacrificio “es justo y necesario”.
La mayoría de la obra de dios no está en
peligro.
*Guatemalteco,
“libre pensador irredento”.
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