El tiempo que transcurra hasta las elecciones de octubre será necesario
andar con pie de plomo aunque el mundo se venga abajo, tener una templanza a
prueba de provocaciones y zancadillas.
Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra
América
Desde Mendoza, Argentina
La indiferencia, la desidia, la soberbia, pero más que nada la
estulticia del gobierno, desquicia. El dream
team pasará a la historia por su insensibilidad o, más probablemente, los
borrará la historia porque no merecen recordarse a los estultos. Y digo
estultos, porque se han jactado de ser el mejor equipo de los últimos cincuenta
años o, de jugar en las ligas mayores, como cuando el jefe de Gabinete Marcos
Peña, presentó a Luis “Toto” Caputo para manejar las finanzas, quien hizo su
agosto y se fue, cargado de dólares. La elite Vip que hunde al Titanic, pese a que todos le avisan del iceberg
que tienen enfrente.
Lamentable, porque la estupidez hace escuela en los desprevenidos, educa
a multitudes que, de algún modo, siguen admitiendo que el aparato
administrativo está en manos idóneas, dada la tradición secular del sector
público. Tradición que ha sido abordada por inescrupulosos que pensaban y
piensan que es lo mismo una empresa que busca el máximo rendimiento o lucro, el
tope de la plusvalía, que el desarrollo del bien común; máximo objetivo cada
vez más difícil de conseguir. Sobre todo porque los aires neoliberales tratan
de asfixiar y aniquilar la solidaridad y su gestión colectiva asignada a sus
institutos.
Está claro que sus ojos miran a los mercados, hacia afuera, a los ricos
del mundo – vimos la euforia presidencial por congregar al G20 el año pasado,
con una ciudad blindada y el acuerdo Mercosur y Comunidad Europea – al FMI y a
otro guiño de Trump, totalmente de espaldas al país: al 35% de la población que
es pobre, a los niños, cuya mitad es también es la más pobre y mal nutrida, a
los trabajadores, a los jubilados; pero también a varias las organizaciones que
le están pidiendo al gobierno que declare la Emergencia Alimentaria Nacional
solicitada ya por la Iglesia, la CGT, las dos CTA, otras agrupaciones
barriales, como también los gobernadores de ocho provincias y los cerca de ocho
mil acampantes del Polo Obrero, repletos de mujeres y niños que han estado
frente al ministerio de Desarrollo Social días y esperan de ser atendidos por
la ministra Carolina Stanley. Nada los conmueve.
El gobierno ya dijo que no, a través del ministro de Finanzas Emanuel
Lacunza, vocero del pensamiento oficial. No se va a declarar la emergencia
alimentaria. Nada los conmueve.
Están entretenidos en otra cosa, en profundizar el camino trazado:
abrirse al mundo, ser el supermercado global. No hay que distraerse en fabricar
manufacturas, eso queda para Europa o los países asiáticos que son mejores y
más baratos.
Se apunta a un país diferente, al modelo exitoso un siglo atrás, el agro
exportador. Modelo que se agotó con la crisis de Wall Street de 1929. Es la
historia, una historia que nos recuerda el golpe militar que elimina a Yrigoyen
en 1930, para que, ante el cierre del mercado inglés, ir y postrarse ante la
corona como parte integrante del Reino Unido. Es la historia, nos guste o no.
Se aspira a una reprimarización de la economía, asegurándole al campo el
privilegio de llevar la delantera. De allí la valentía y desenfado del ex
ministro Nicolás Dujovne, el autor del acuerdo con el FMI, el elevado
endeudamiento y que decretó la muerte de la industrialización por sustitución
de importaciones ISI, un rasgo que distinguió al país desde hace casi 90 años y
su prestigiosa educación técnica, dentro de la maravillosa escuela pública. En
consonancia, Cristiano Ratazzi presidente de Fiat Chrysler Argentina, estuvo de
acuerdo, es más barato traer autopartes de afuera que fabricarlas acá. Además –
según sus declaraciones – no es tan grave despedir 2 mil empleados.
Volver a la prédica de la Generación del ’80 y la Sociedad Rural
Argentina, cuando se amplió la frontera agropecuaria expulsando y aniquilando
pueblos originarios.
Dujovne pasará a la historia como otros detentores del ministerio de
Economía anteriores: Adalbert Krieger Vassena, el ministro de la dictadura de
Onganía que enfrentó al Cordobazo en 1969; Celestino Rodrigo en el corto
gobierno de Isabel Perón, Alfredo Martínez de Hoz del dictador Videla y Domingo
Felipe Cavallo, cuya carrera comenzó en el Banco Central en la dictadura,
estatizando la deuda privada, siguió con la convertibilidad con Carlos Menem y
terminó con la crisis de 2001, en el gobierno de De la Rúa. Los memoriosos
recuerdan los estragos familiares y empresarios que ocasionaron las medidas
adoptadas por estas celebridades académicas, admiradas en el exterior.
Luego de días de ausencia, el presidente fue a la reunión de la
Asociación Empresaria Argentina en hotel Sheraton de la CABA. Esta organización
nuclea a los dueños de las principales empresas del país. Ellos más que el
presidente o, las instituciones de la democracia, manejan los destinos
nacionales. Ellos más que nadie buscan otro interlocutor aunque no lo digan.
Después estuvo en Jonagro 2019 invitado por las Confederaciones Rurales
Argentinas, intentando darle esperanza y alivio a los grandes propietarios del
campo, eliminando las retenciones. Tiene que seducir y congraciarse con los
patrones, por eso es ministro de Agroindustria el ex presidente de la Sociedad
Rural, Luis Miguel Etchebehere, quien estos días se ha escandalizado por las
declaraciones de Juan Grabois pidiendo la reforma agraria. Argumento que ha
servido para que la clase media repudie al dirigente social cercano al Frente
de Todos, asociándolo a la revolución Cubana y a una campaña masiva de
expropiaciones. Un excelente trabajo de construcción de subjetividades que,
ante las próximas elecciones y el resultado del 11 de agosto, tiende a utilizar
todos los mecanismos odiadores posibles para poder salir mejor parados e
intentar un ballotage. En una segunda vuelta, van a dar vuelta resultados,
cueste lo que cueste. Como dijo la sacerdotisa republicana Elisa Carrió,
“muertos nos sacan de la Rosada”.
El tiempo que transcurra hasta las elecciones de octubre será necesario
andar con pie de plomo aunque el mundo se venga abajo, tener una templanza a
prueba de provocaciones y zancadillas. Evaluar cada palabra que se diga, no
vaya a que sea mal interpretada y cauce encono. Como siempre, devolver sonrisas
a las pedradas, porque ellos se juegan lo más importante: el bolsillo. ¿Qué les
puede importar entonces el hambre de millones?
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