El acuerdo entre el gobierno y parte de la
oposición parece ser un paso realista en la búsqueda de soluciones a la crisis
venezolana, en paralelo a la mediación de Noruega, y rompe el imaginario
colectivo instalado por Estados Unidos y los medios hegemónicos sobre una
polarización entre el gobierno constitucional y un universo opositor que se
suponía lideraba Juan Guaidó, alegando supuestas mayorías.
Aram
Aharonian / Rebelion
La decisión envuelve el regreso del chavismo a la
Asamblea Nacional, planteando una interrogante acerca de la futura correlación
de fuerzas. Y también la liberación de alrededor de seis decenas de dirigentes
opositores presos por diferentes causas.
Con este acuerdo el gobierno ha logrado
reconocimiento por parte del universo opositor, lo que le saca validez a los
alegatos de ilegalidad disparados desde Estados Unidos, Colombia y la
Organización de Estados Americanos. Lo que ha quedado cuestionada es precisamente,
la legalidad de Guaidó y su presunto liderazgo. Y su credibilidad, tras las
fotos con narcotraficantes y paramilitares colombianos que, rápidamente, los
cartelizados medios hegemónicos se esforzaron en invisibilizar.
La negociación del acuerdo se realizó en el marco
"informal" del Grupo de Boston, de amistad parlamentaria
venezolano-estadounidense constituido después del golpe de 2002, del que
también formó parte el hoy presidente Nicolás Maduro, por lo que es de
descontar que el gobierno estadounidense estaba al tanto de lo que pasaba o
estaba por pasar.
Este acuerdo fue apuntalado por los distintos foros
que vienen realizando intelectuales, trabajadores, campesinos partidarios del
gobierno y opositores, juntos, en respaldo al diálogo y también a la defensa de
la soberanía nacional y contra la injerencia extranjera, como lo explicaran por
televisión la socióloga Maryclén Stelling y el exdiplomático Pedro Nikken.
Más allá de sus amistades narcotraficantes y
paramilitares, uno de los temas que preocupa a los sostenedores de Juan Guaidó
es su fragilidad política: incapaz de hilvanar un discurso, lento para
interpretar la realidad, sin preparación, dependiente de los guiones cortitos
–generalmente ajenos- al estilo tuit, contradicciones infantiles como de niño
atrapado infraganti en busca de una respuesta que lo saque del apuro.
Pero quizá lo peor no sea el personaje, sino los
libretistas con los que cuenta, del estilo de Alberto Federico Ravell y sus
explicaciones sobre las fotos y videos con una banda de narcotraficantes
paramilitares, entre los que se esconden –dicen en Cúcuta- dos agentes de la
DEA estadounidense.
Es difícil vivir en una verdad virtual, sobre todo
cuando debe despertar día a día con la realidad real. Durante varios días tanto
Guaidó como su escudero Stalin González, declararon muerto el diálogo que entre
dirigentes del gobierno y la oposición se llevaba a cabo en Barbados, con
mediación noruega. Lo consideraron “agotado”, coincidiendo con la destitución
de John Bolton, asesor de seguridad del
presidente estadounidense Donald Trump, y las contradictorias declaraciones de
éste sobre el tema.
Trump llegó a decir que en lo que a Venezuela
respectaba, Bolton “se había pasado de la raya”. Pero ante la incomodidad del
congresista ultramontano Marco Rubio, debió manifestar que él era más radical
que el destituido, aún cuando hoy tuitea que privilegia un acuerdo con Irán y
no una guerra, exactamente lo mismo que dice sobre Corea del Norte”.
Es claro que con Bolton y sin Bolton, Estados Unidos
no quiere diálogo. Eso no está en su libreto. Y por eso, la mediática María
Corina Machado repitió de inmediato que el cierre definitivo de las
negociaciones entre la oposición y el gobierno en Barbados era una buena
noticia para el país. A propósito, Trump informó que nombrará a Robert C.
O´Brien, hasta ahora enviado especial para asuntos de rehenes, como el nuevo
asesor de Seguridad Nacional.
Y la “patriota” fue más lejos: pidió la
intervención directa de tropas estadounidenses. “Los aliados le quieren hacer
creer al régimen que no va a pasar nada y eso es falso, sí va a pasar y está
pasando. La fuerza debe venir de afuera y de adentro”. Obviamente “olvida” en
su desesperada oda a los marines, que de cada 10 venezolanos, siete quieren el
diálogo, la paz y alcanzar una solución que involucre a todos y los aleje del
peligro de terminar siendo atrapados por la violencia e intereses ajenos.
Y mientras
Guaidó, Stalin y Maricori ocupaban espacios en la prensa hegemónica nacional e
internacional, se produjo un acuerdo entre el gobierno y sectores de la
oposición. Y debieron callar, posiblemente sorprendidos. El imaginario
colectivo de que Guaidó representaba a toda la oposición venezolana se hacía
añicos. Y, de repente, Guaidó quedaba fuera del juego.
Ante esta posibilidad que sus asesores
estadounidenses pareciera que no habían previsto, intentó meterse en el juego,
abrir el diálogo e hizo la misma propuesta que había llevado a Barbados: crear
un consejo de gobierno con todos los sectores, excluyéndose él y Nicolás
Maduro. Él quiere ser presidente: eso le prometieron sus guionistas y
financistas.
Ante la demostración fáctica de que Guaidó no
dirige a toda la oposición, fue la Unión Europea la que comenzó la tarea de
control de daños: “para tener éxito y generar la confianza necesaria, es
importante que cualquier proceso de negociación sea representativo, cuente con
el respaldo de la Asamblea Nacional y tenga el objetivo de organizar elecciones
presidenciales creíbles”, señaló, enviando la pelota a las gradas.
“La UE reitera su apoyo a un proceso serio e
inclusivo como el auspiciado por Noruega y evaluará las medidas a su alcance
para restablecer la democracia, el estado de derecho y los derechos humanos en
Venezuela”, añadió, sacándole tarjeta amarilla a Guaidó (que obviamente no
representa a toda la Asamblea Nacional) y sus secuaces.
Es explícito el apoyo al diálogo auspiciado por
Noruega, ese que Stalin González y Guaidó habían descartado porque “se agotó”,
dándole validez, pertinencia y hasta sustentación a los anuncios del gobierno y
un sector muy importante de la oposición.
En su reacción, el sector guaidoísta volvió a la
guerra de los micrófonos y los despachos de las agencias internacionales de
noticias no solo atacando al gobierno, sino también a los grupos opositores que
firmaron el acuerdo con el gobierno, a los que calificaron de
irrepresentativos.
Lo curioso es que las encuestas muestran un bajo
porcentaje de adhesión a los partidos opositores como VP, PJ y AD, mientras que
Henry Falcón y su jefe de campaña Claudio Fermín lograron más de dos millones
de votos en las últimas elecciones presidenciales, pese a la presión de la
prensa hegemónica y los seudodirigentes opositores, a la abstención.
La oposición piensa en elecciones
Enrique Ochoa Antich, dirigente de la Alianza por
el Referendo Consultivo, propuso que luego de las elecciones parlamentarias y
en consenso con la Asamblea Nacional, se debe conformar un gobierno de
emergencia que enfrente desde la unidad nacional los graves problemas que
afectan al país. Las elecciones parlamentarias pueden ser acompañadas de un referendo
consultivo a través del pueblo soberano, añadió.
Ochoa respaldó los acuerdos suscritos entre el
gobierno y los partidos Soluciones, MAS, Cambiemos y Avanzada Progresista
porque a su juicio se abre una nueva oportunidad para la solución pacífica y
democrática de la crisis de gobernabilidad en Venezuela. “Está haciendo acto de
presencia una nueva oposición, una tercera opción deslindada del gobierno y de
la oposición extremista que hegemoniza por ahora la AN.
La oposición ya no parece un archipiélago donde un
bando ejerce la representación del otro como en un ejercicio ilegal y abusivo
de la representación, sobre la base del poder y el chantaje. La representación
de Guaidó fue disminuida sustancialmente, y abrió la posibilidad de que otros
grupos opositores se puedan sumar al diálogo de Barbados.
Pero hablando de mayorías, los números dicen que
ella, de manera aplastante, está por un acuerdo que garantice la paz y resuelva
los problemas que nos afectan, lo que significa que no apuesta por ninguna de
las tendencias en pugna.
Mientras recitan la abstención como consigna,
distintos partidos políticos de oposición, han realizado reuniones internas con
un objetivo electoral, aunque la prensa se haya abstenido de reseñarlas. La
otrora socialdemócrata Acción Democrática reunió en Maracay a un millar de
dirigentes del país, Avanzada Progresista, Un Nuevo Tiempo y el Movimiento al
Socialismo hicieron sus plenarios. Y, como era de esperarse reapareció el
pastor Javier Bertucci, con su reparto de sopas. La plana que acompaña a Guaidó
tuvo una discreta reunión en el diario El Nacional.
Aún queda por explicar cómo se produciría la
reincorporación de los diputados del PSUV a la Asamblea Nacional, si se
encuentra todavía en desacato, según sentencia del Tribunal Supremo de
Justicia. Tampoco se sabe qué ocurrirá con las decisiones tomadas por la AN
mientras estuvo en desacato.
A Guaidó le gustó que le digan “presidente” y
anunció que seguiría siendo Presidente encargado aunque no fuere designado
presidente de la AN a instalarse en enero próximo. Sólo el realismo mágico
puede explicar cómo puede seguir siendo Presidente encargado si esa situación
está prevista sólo por 30 días y llevaría para ese momento un año completo.
(Aquí se abre un enorme libro de especulaciones que usted puede ir llenando).
No hay comentarios:
Publicar un comentario