Vinieron como buitres,
como aves de rapiña y como aves de rapiña se van. De allí el festín de globos
de amarillos y la pregonada revolución de la alegría; alegría porque iban a
arrasar con todo y así lo hicieron. Revoloteaban y bailaban, les brillaban los
ojos de codicia.
Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra
América
Desde Mendoza, Argentina
Lo hicieron desde el
primer momento, desde el balcón de la Casa Rosada. Todos juntos al son de una
cumbia, frente a ilusos que compartían el festejo sin saber por qué. Ahora, han
dejado un páramo repleto de osamentas secas, se van con las alas gachas. También
se van con los sones de otra cumbia que les dice que ya fueron.
Han dejado un
cementerio y deben levantar vuelo antes de tiempo. El olor a podredumbre inunda
y deberán correr vientos benignos para que desaparezca la inmundicia reinante.
Han dejado infinidad de
muertos, comenzando por Santiago Maldonado – cuya causa ha sido reabierta estos
días –, los 44 submarinistas del ARA San Juan y sus familiares condenados al
olvido y abandono, varios mapuches y cientos de miles de seres anónimos que han
sido arrojados a la miseria, devorados por una inflación imparable.
Primero le pagaron a
los fondos buitres, sus hermanos rapaces. Orgullosos de que el juez Griesa en
Nueva York hubiera fallado en beneficio de esos especuladores. Ese luctuoso
antecedente sería un precedente importante en la implementación de la bicicleta
financiera que armarían después, luego del acuerdo con el Fondo. Todo pensado
tal como lo ejecutaron.
Renovando la campaña,
las aves negras no levantarán vuelo, dejaron las timbreadas por el rechazo de
los vecinos; ahora harán caminatas por 30 ciudades como adelanta la página
oficial del presidente, candidato a reelegirse. Un renovado optimismo
atribuible a la cercanía de la primavera, la que coincide con el Día del
Estudiante y parece contagiar de energías a esta párvula alianza política de
ricos y famosos autocondenada al fracaso.
La primera marcha está
programada para el sábado 28 de septiembre en Barrancas de Belgrano, la que se
espera no desbarranque cuando coreen “Sí se puede”.
Sin embargo, la tropa
en retirada es díscola, no atina a seguir un rumbo fijo dado el futuro aciago e
incierto, cada espacio plantea diversas decisiones que, en el repliegue, diluye
el mando. Así los legisladores han aprobado por unanimidad la ley de Emergencia
Alimentaria pese al desdén del Ejecutivo, como si manejaran realidades
distintas. La urgencia del hambre les impide ver los recursos inmediatos
disponibles.
La variación del dólar
ha descontrolado los precios que escalaron un 4% el último mes y acumularán más
de un 50% antes del cambio de gobierno. El desabastecimiento de combustibles en
amplias zonas del país por la paralización de los precios por 90 días, les ha
hecho romper esa regla y, nuevamente han aumentado un 4% y que, probablemente,
en noviembre suban entre un 25 a un 30% más. El pretexto son los incendios de
yacimientos en Arabia Saudita que han disparado el precio internacional del
petróleo. Pretexto importante, pero podría ser otro en un país de precios
dolarizados y salarios en pesos, cuya brecha entre monedas es de una distancia
cada vez más amplia. Como amplia es la brecha entre la fortuna declarada del
Presidente que creció un 52% el último año, y los escuálidos bolsillos de la
población, la que aún conserva bolsillos o vestimenta, en un universo cada vez
más desnudo.
Cada medida adoptada
después del sablazo, impone una contramedida que desdice lo anterior. El suelo
se les abre a cada paso y siguen insistiendo en tono de campaña, no volver al
pasado. No caen en la cuenta que hasta sus socios recientes le dan vuelta la
espalda: el ministro Lacunza estuvo esta semana en el FMI y volvió con las
manos vacías, no dijeron nada de la remesa de dólares que tienen que mandar en
estos días.
Empiezan a brotar más
causas de corrupción. Así apareció Daniel Vila – dueño del grupo América –
diciendo que el propio presidente lo había extorsionado para que le entregara
el espectro – espacio concedido – para dárselo al grupo Clarín, como no lo
hizo, envió al ministro Oscar Aguad para que lo denunciara, tal como lo hizo
con el grupo Indalo. Hecho que inundó los medios las últimas horas y ya fue
presentado ante la justicia, pruebas en mano. Vila es un pirata, un ave
rastrera como ellos. Su familia tiene un country frente a casa y he seguido su
historia desde hace décadas, al punto de quedarse con terrenos de la
Universidad Nacional de Cuyo que aún no devuelven pese a reiterados fallos
judiciales. Lo curioso de su denuncia, es que lo hace en el programa “Animales
sueltos” que conduce su empleado Alejandro Fantino en un horario pico, como
queriendo victimizarse. Allí también se deschava y dice que estuvo en contra de
la Ley de Medios que Macri deroga por un Decreto de Necesidad y Urgencia. Mafia
contra Mafia, como denuncia la abogada Graciana Peñafort redactora de aquella
ley elaborada democráticamente, sepultada por la turba.
También el titular del
Fondo de Garantía de Sustentabilidad de ANSES, Luis Blaquier ex Ceo de las
empresas Arcor y Cablevisión, está siendo investigado por beneficiar a las
mismas con bonos de ese fondo previsional.
El fiscal que investiga,
estima que decenas de Ceos que llegaron al gobierno han hecho lo mismo,
aprovechando los dos lados del mostrador. Cada olla que se destapa trae más
sorpresas.
El sábado pasado fue
visitado el ex presidente Inácio Lula Da Silva por Nicolás Trotta, jefe de los
equipos técnicos de Alberto Fernández y la periodista Gisela Marziotta,
candidata a vice jefa de gobierno de la CABA por el Frente de Todos.
Llegaron a la prisión
de Curitiva donde el líder del PT los recibió calurosamente y les dio una larga
entrevista, curiosamente difundida por un canal hegemónico. Lucía exultante,
enamorado como un adolescente y pronto a casarse luego de tantas desgracias
sufridas. Lejos de estar triste se veía feliz, dispuesto a salir a la calle y
volver a hablar con la gente. Contento por el resultado de las PASO y la visita
de Alberto Fernández, sabiendo que su triunfo reverdecerá el proyecto
latinoamericano iniciado hace más de una década.
Por su parte, el
candidato Alberto Fernández viajó a Bolivia para verse con Evo Morales, quien
también está frente a un proceso eleccionario. Fernández, consciente de lo
sucedido en Argentina, le expresó que: mientras algunos gobernantes se
preocupan por sus intereses o los intereses de sus amigos, al pueblo le va mal;
en cambio a Bolivia y a los bolivianos todo este tiempo les ha ido, bien por lo
que espera que los bolivianos sepan votar. Ambos coincidieron en la gran amistad
de sus países y en la necesidad de profundizar la integración regional.
Él más que nadie sabe
lo difícil que será remontar la cuesta, mejorar las condiciones de los
argentinos con la pesada herencia que deja la bandada de buitres del gobierno
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