Es
indispensable que los gobiernos de ambos países entre en contacto y negocien.
En este caso los términos de un entendimiento no es de difícil elaboración,
pues se basaría en un acuerdo de no injerencia en los asuntos internos del otro
país, con mecanismos de verificación.
Leopoldo
Puchi / El Universal
En
la medida que la activación del Tratado Interamericano de Defensa Recíproca
(TIAR) corresponde a situaciones conflictivas que involucran el ámbito militar, y en vista de
que ese tratado contempla medidas de bloqueo marítimo y aéreo, así como el
empleo de la fuerza armada, se podía esperar que las tensiones geopolíticas
evolucionarían rápidamente por un sendero bélico.
Después
de todo, los procedimientos para una solución pacífica ya están en curso por la
vía del Grupo de Contacto Internacional (GCI). La activación de TIAR añade poco
o nada a esos esfuerzos de tratamiento político del problema. La novedad que
aporta el TIAR es su componente militar.
LA RAYA
Sin
embargo, de forma simultánea a la activación del TIAR, Donald Trump despide a
su consejero de seguridad, John Bolton, por motivos que incluyen de forma
relevante su disconformidad con las políticas adelantadas en relación a
Venezuela.
"Yo
estaba en desacuerdo con John Bolton en sus actitudes sobre Venezuela. Creo que
se pasó de la raya, y que he demostrado tener razón”, aseguró Trump,
posiblemente haciendo alusión a los episodios de fuerza que se esperaban el 23
de febrero y al intento de golpe del 30 de abril.
En
el marco del razonamiento que condujo al despido de Bolton, no encaja, en lo
inmediato, el recurso a una intervención de tropas de los países del TIAR en
Venezuela, como quizás se imaginaba Bolton.
COLOMBIA
De
manera que la declaración de Antonio Guterres a propósito de las tensiones de
Colombia y Venezuela , en la que llama a los gobiernos de los dos países al
diálogo y a la negociación de las controversias, se aproxima mucho más a lo que
pudiera ser la evolución de los acontecimientos en los próximos meses: el
diálogo, la búsqueda de entendimientos de convivencia.
Se
trata de cuestiones prácticas, si no se va a utilizar la intervención militar
extranjera en Venezuela para zanjar el conflicto, vía TIAR o cualquier otra,
entonces las partes en conflicto tienen que sentarse en una mesa. Es el caso
urgente de las relaciones Caracas-Bogotá, con una frontera caliente que puede
ser encendida con facilidad.
Es
indispensable que los gobiernos de ambos países entre en contacto y negocien.
En este caso los términos de un entendimiento no es de difícil elaboración,
pues se basaría en un acuerdo de no injerencia en los asuntos internos del otro
país, con mecanismos de verificación.
SANCIONES CRÓNICAS
Por
supuesto, continuará el pesando fardo de las sanciones, eje central de
intervención para el cambio de gobierno en Venezuela, que comenzaron como
medidas disuasivas, pero al convertirse en medidas permanentes empeoran las
condiciones de vida de la población de forma exponencial.
Trump no hizo
referencia a ellas, pero seguramente las mantendrá. Tal vez, más adelante tenga
que reconocer de nuevo que cometió un error, y será a otro Bolton al que deba decirle que “se
pasó de la raya”.
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