Todo augura la
conformación del añorado frente opositor que pueda volcarse a las calles y
detenga los excesos de un gobierno que quedará en la historia como el que
arrasó en democracia con derechos adquiridos, barrió a trabajadores y
jubilados, benefició a las grandes empresas, generó la mayor inflación de los
últimos 20 años…
Especial para Con Nuestra América
Desde Mendoza,
Argentina
Mientras llegaron todos
los aumentos de tarifas de servicios y combustibles y el gobierno tiene
estranguladas las paritarias en un 15% y los aumentos a los jubilados 5,71% a
partir de marzo, la inflación ya se desbocó en un enero inusual, los paros
anunciados por los sindicatos han sufrido defecciones previsibles. La
fragmentación de la CGT es un hecho, el apoyo al oficialismo en un primer
momento y los acuerdos particulares sotto voce y a espaldas de las bases debían
en algún momento salir a la luz, han sido la piedra del escándalo.
A esta altura de los
acontecimientos nadie ignora la dirección insalvable que van tomando los
acontecimientos. El abismo se anuncia en muchos frentes, ninguno desde luego
que encienda la sensibilidad de las autoridades que siguen haciendo de las
suyas y no dejen de amenazar con el largo garrote ante la insurrección y
continúen prometiendo la felicidad al final de la escalera. Ante la fecha
prevista del 21F, nadie quiso quedar pegado a Hugo Moyano que se enfrentó al
gobierno de Cambiemos luego de haber sido su aliado. Moyano es de los tantos
“gordos” que viene desde hace décadas, favorecido en los noventa cuando dejaron
de circular los trenes de pasajeros de larga distancia.
Sin embargo,
profundizar la crítica es hacerle el juego al oficialismo y desnaturalizar la
convocatoria multisectorial que arrojó este miércoles, 21 de febrero, con una
manifestación multisectorial – tal vez la más numerosa hasta el momento – como
también, un ejemplo de civilidad y buen comportamiento en la desconcentración,
cuando se esperaban disturbios y había todo un clima policíaco aguardando el
momento para caer a los sablazos. Nada de eso se produjo, ni en la avenida 9 de
julio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ni en las capitales de provincia
donde se hicieron otras tantas manifestaciones simultáneas.
Lo que sí quedó claro
es un antes y un después, como freno a las desenfrenadas políticas
neoliberales, donde todos reconocieron la elogiable capacidad de Macri para
nuclear a una oposición tan heterogénea ideológica como social. Todos y cada
uno de los manifestantes, como los que por razones laborales o de salud no
pudieron hacerse presente, como el caso de cientos de jubilados mayores, saben
a quién decirle No, como el canto generalizado en las tribunas de los estadios
de fútbol en los últimos partidos. Moyano también lo puso de manifiesto, por si
alguien le salía al cruce a recriminarle sus idas y venidas que, luego de
exponer sus viriles atributos para defenderse jurídicamente, ir otra vez a la
cárcel o dar la vida por los obreros, evocó una significativa frase de Octavio
Paz: “toda victoria es relativa y toda derrota transitoria”, augurándole una
fecha de vencimiento al gobierno de la oligarquía.
Sin decirlo y tal vez
desconociéndolo, Moyano hizo alusión al ninguneo gubernamental por su origen de
“negro y camionero”, situación que sufren los nadie, los ninguno, los hijos de
la nada, compartida por los mexicanos descrita maravillosamente en El laberinto
de la Soledad del pensador fallecido, donde parece confluir sempiternamente la
sufrida condición de los sometidos.
Hugo Yasky, Secretario
General de la CTA, que le precedió en la palabra, defendió – en su carácter de
docente – a la escuela pública frente a la privada, evocando la cultura de sus
alumnos pobres por sobre los alumnos de las escuelas privadas, como son algunos
de los funcionarios de este gobierno salidos de establecimientos como el
Cardenal Newman.
Difícil no tentarse a
elogiar dado el mezquino discurso oficial que es correlato de un estrecho
jardín de ideas y pensamientos, como si
el consejero Durán Barba actuará de Winston Smith, el podador de palabras, el
forjador de la neolengua de “1984” de George Orwell. De allí la aversión a la
memoria y la historia, y la destrucción progresiva de la educación, la ciencia
y la cultura. Cabe destacar entre los manifestantes había miles de docentes,
científicos del Conicet y del Instituto Nacional de Tecnología Industrial,
INTI, recientemente despedidos.
Esa coincidencia
unánime del movimiento obrero, salvo excepciones sectoriales ligadas a
cooptaciones oficiales, sumadas a políticos de los diferentes partidos de
izquierda y sobretodo del justicialismo se propone limar dificultades y rescindir
caprichos y pequeños liderazgos.
Todos entienden avanzar
en la tarea de militancia docente para promover un cambio cultural en sectores
apáticos o que aún mantienen esperanzas y creen en el anodino discurso
presidencial que repite incesantemente la invitación al diálogo que se sabe
monólogo, ese complejo vario pinto de pequeños empresarios, profesionales
liberales, comerciantes y rentistas que conforman la clase media, definida
maravillosamente hace décadas por Mario Benedetti, el “medio pelo” del
recordado Arturo Jauretche.
Hacia ellas debe
dirigirse una prédica que deberá tener como eje central la solidaridad dentro
del pluralismo, pluralismo natural que conforma toda sociedad, enfatizando en
los errores del consumismo individualista en el que se encuentra envuelta y
cautiva. Incluida desde luego la seducción de las innovaciones tecnológicas,
las redes y la influencia nefasta de los medios comunicacionales y que lejos de
orientar, confunden.
Hasta deben revisarse
los recursos espirituales y estrategias de desarrollo personal que,
paradójicamente confluyen en el emprendedurismo auspiciado desde arriba como
parte de la fomentada meritocracia, con muchos tintes de new age y recetas
orientales que vienen desde fines de los setenta, estimulando un sálvese quien
pueda puertas adentro, mientras se desconoce el vecino de al lado y que esconde
un mensaje subliminal de desconfianza al otro que puede ser un potencial
enemigo.
Prédica nihilista que
por un lado lleva a un narcisismo enfermizo, y por otro, agua al molino de las
tan exitosas iglesias evangélicas que vienen tomando un auge impresionante en
América Latina e impone candidatos políticos, como sucede desde Costa Rica a
Brasil.
Todo un complejo bagaje
opuesto a las costumbres y pautas de comportamiento de las viejas generaciones
que siempre estaban acompañados desde el club de barrio a la parroquia, desde
el vecindario al café de la esquina, donde todos recalaban noche a noche y
alternaban intimidades, novedades, con otras que satisfacían necesidades de
información más amplia, cuando la radio era dueña y señora de todos los
hogares.
Parece ambicioso y
difícil de lograr, sin embargo el creciente hartazgo ha desatado la reacción y
salido a las calles, en la consciencia que la velocidad de pérdida de poder
adquisitivo es inaguantable, como inaguantable será la presión del
endeudamiento externo que enfrentará el gobierno en los próximos meses.
También ya empieza a
erosionarse su gestión en torno de la transparencia, el primer chivo expiatorio
dejó su cargo, Valentín Díaz Gilligan, subsecretario de la Presidencia se vio
obligado a renunciar una vez conocido un artículo de El País de España que mencionaba un depósito de un millón,
doscientos mil dólares no declarados en Andorra. Ese sacrificio parece enmendar
las cuentas offshore de otros funcionarios más elevados y a la vez, más
complicados.
La nueva convocatoria
masiva es para el 8 de marzo, donde saldrán a manifestarse las mujeres. Pero
seguramente serán acompañadas nuevamente por otros sectores a fin de mostrar su
desencanto.
Seguramente también,
las divergencias internas de la CGT ya se habrán solucionado y se alinearán
para un gran paro nacional que continúe marcando la oposición al gobierno.
Todo augura la
conformación del añorado frente opositor que pueda volcarse a las calles y
detenga los excesos de un gobierno que quedará en la historia como el que
arrasó en democracia con derechos adquiridos, barrió a trabajadores y
jubilados, benefició a las grandes empresas, generó la mayor inflación de los
últimos 20 años, persiguió y puso preso a ciudadanos vulnerando el principio
constitucional de presunción de inocencia, destruyó del aparato productivo
local privilegiando las importaciones y generó el mayor endeudamiento externo.
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