Podemos afirmar que en el momento actual, en la segunda década del siglo XXI, el ideario de Martí continúan vigente. Sobre todo dentro de las perspectivas revolucionarias que hoy en los inicios de la nueva centuria, emergen con gran fuerza en nuestra América.
Adalberto Santana / Especial para
Con Nuestra América
Desde Ciudad de México
A
la distancia de ciento sesenta y cinco años del nacimiento de José Martí (28 de
enero de 1853), su ideario de la integración de nuestra América, sigue
presente, vivo y andando por los más diversos rincones de nuestro continente.
Por coincidencias de la historia,
Martí vio sus primeras luces en la calle de Paula núm. 41. Este lugar correspondía al antiguo
barrio de Campeche. En aquel rincón de La Habana Vieja, fue “un establecimiento de mayas fundado
antes de 1564”. Después de vivir hasta los diecisite años, el jovén José Martí, radicó forzadamente en España (Madrid
y Salamanca), allá en el exilio peninsular realizó sus estudios universitarios.
Para así más tarde emigrar como exiliado político a México donde ya había
también arribado en ese periodo su familia. Son los años de la guerra de los
diez años en Cuba (1868-1878), coyuntura que generó un gran destierro y un éxodo de cubanos a diversos países
latinoamericanos y a los Estados Unidos, que ofrecían condiciones para el
refugio político y la sobrevivencia familiar. Sus pasos por el paisaje político
y cultural mexicano, dejaron una
profunda huella en la vida y obra del
Apóstol cubano.
Martí radicó en tierras
mexicanas desde el 8 de febrero de 1875 hasta el mes de marzo de 1877. Durante todo ese tiempo apuntó el gran intelectual cubano Ángel Augier, fueron
momentos de su exilio político en los que se dedicó a “intensificar su apostolado cubano y
americano iniciado en España. Junto a las grandes figuras de la Reforma,
desarrolló laboriosa actividad literaria y periodística, (...) El comienzo de la era porfirista le
hizo abandonar el país y escoger Guatemala”.
Así, Martí en aquellos
años que vivió buena parte de su vida en
el exilio fecundo, ya fuera en México, Guatemala Venezuela y los EU, asimiló la
importancia histórica de las luchas de pueblos independientes para retomar la
gesta del gran libertador Simón Bolívar, pero también de otros próceres latinoamericanos.
Por ello uno de los
enormes aportes de José Martí, fue el
retomar el ideario de esos próceres que logró
insertarlo en su obra escrita, poniendo en ella los elementos centrales
del significado de aquellos héroes. Podemos reconocer que el ideario martiano siguen estando
presentes con su ideario en el curso de la historia contemporánea
latinoamericana. En especial para los pueblos latinoamericanos que en México,
Centroamérica, el Caribe y Sudamérica padecen desde el norte de nuestra América
los bloqueos, presiones e intimidaciones de Washington. Ese gran poder que representa a la potencia hegemónica
del siglo XXI. Intensificado agresivamente con la llegada de Donald Trump a la
Casa Blanca.
Una tarea urgente de
nuestros tiempos en el siglo XXI, es fortalecer los organismos regionales
realmente con aspiraciones latinoamericanas y caribeñas. Por ejemplo, esto se
orienta con la propuesta de la Alianza
Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América - Tratado de Comercio de los
Pueblos (ALBA-TCP). Pero
que cada día también vemos nuevos ejemplos al encontrar la resistencia y
alternativas que en defensa de la soberanía y
autodeterminación nacional, van ofreciendo los pueblos y gobiernos como
el de Bolivia, Cuba, Ecuador, El Salvador, Nicaragua, República Dominicana,
Uruguay y Venezuela entre otros de la región. Así, en esta nueva coyuntura
latinoamericana se ha ido esgrimiendo lo que señalaba Martí con su visión heredada por Simón
Bolívar: “ahí está él, calzadas aún las
botas de campaña, porque lo que él no dejó hecho, sin hacer está hasta hoy: porque Bolívar tiene que hacer en
América todavía”.[1]
Podemos afirmar que en el momento actual, en la segunda
década del siglo XXI, el ideario de Martí continúan vigente. Sobre todo dentro
de las perspectivas revolucionarias que
hoy en los inicios de la nueva centuria, emergen con gran fuerza en nuestra
América. Al ejemplo del Apóstol cubano podemos sumarle los de Simón Bolívar,
Manuela Saenz, José Artigas, José de San Martín, Benito Juaréz, Eloy Alfaro,
Augusto C. Sandino, Farabundo Martí, Juan Bosch y Oscar Arnulfo Romero. Los ejemplos de todos
ellos y de la resistencia de sus pueblos donde hoy encontramos gobiernos que
retoman su ideario como en Venezuela, Bolivia, El Salvador, Uruguay y Nicaragua
entre otros, nos han demostrado que la
resistencia frente al intervensionismo de
Donald Trump finalmente vencerá. En nuestros días, podemos escuchar en
voz de distintos gobernantes latinoamericanos palabras que nos dan cuenta del
nuevo horizonte que vivimos, mucho más
próspero para el futuro político y social
de nuestros pueblos de la región. Pese a los intentos desestabilizadores
de las derecha latinoamericana e imperial, como ocurrió en Honduras (2009 y
ahora en 2018); Paraguay (2012); Brasil (2016) con los golpes de Estado. Tal
parece que en los próximos días veremos nuevos y mejores horizontes si las
fuerzas progresistas logran frenar a la oligarquía hondureña tras el fraude electoral, si en
Venezuela sigue avanzando el poder popular orientado por el PSUV y las fuerzas
revolucionarias venezolanas y si en México las fuerzas progresistas en las
elecciones de juilio de 2018, logran derrotar a las derechas conservadoras y
neoliberales. Con ello se revertirán los intentos de esos segmentos
reaccionarios que no quieren y no anhelan la verdadera integración
latinoamericana que proponía para nuestra América, José Martí.
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