Entramos en un mundo inimaginable
descrito por los pioneros de la ciencia ficción, Orwell y Clark, fundamentado
en las máquinas y el poder de pocos. Hace sólo diez años en China era
impensable el ascenso al poder total como el de de Xi, de Erdogan en Turquía o
de Putin en Rusia. Eran impensables el Brexit y Trump. Era impensable que los
paraísos fiscales acumularan la cifra colosal de 80 billones de dólares.
Roberto
Savio / Other News
Ahora ya nos queda claro que estamos en
un período de transición, aunque no sepamos a donde vamos. Lo que resulta
evidente es que el sistema político, económico y social que nos ha acompañado
desde el final de la segunda Guerra Mundial no se puede sostener más. Las
desigualdades que crecen de manera exponencial, nos han retrotraído a los
niveles de la época de la reina Victoria, según Amnesty International; pero
ahora en el nivel global.
Hace diez años, 652 personas poseían la
misma riqueza que el conjunto de dos mil trecientos millones de personas. Hoy
sólo son ocho. Según las proyecciones de la Organización Internacional del
Trabajo, los jóvenes que ahora tienen 18 años se jubilarán con una pensión
mensual promedio de 632 euros. A pesar de los discursos oficiales, nos estamos
sumando a la indiferencia general sobre el límite de dos grados centígrados de
aumento en la atmósfera desde 1854, considerado como el límite para que en
nuestro planeta ocurran cambios irreversibles.
Las finanzas ya salieron de la economía
y han creado su propio mundo en el que, actuando sin organismos internacionales
de control, las transacciones financieras de sólo un día son cuarenta veces
superiores a la producción mundial de bienes y servicios. Los bancos más
importantes han pagado de 2009 al día de hoy, algo así como 800 mil millones de
dolares en multas por operaciones ilegales. La participación política descendió
un promedio de 86 por ciento en 1960 al 63.7% de hoy.
Un análisis a profundidad es muy
complejo dado que incluye todos los aspectos de nuestra vida. Empero, lo que sí
es posible es individualizar los puntos importantes de reflexión y debate para
concentrarnos juntos en ello, con la esperanza de que nos conduzcan a otras
reflexiones y otros puntos de vista dado que el tema de la crisis es global y
tiene que ver con todos los aspectos de nuestra vida. Las reflexiones son
siempre sugerentes. Las que se presentan a continuación, se plantean a partir
de hechos en los que yo he participado. Pero sólo son hechos…
Reflexión
No. 1
Las raíces de la crisis vienen de tiempo
atrás. En 1973 la Asamblea General de las Naciones Unidas adopta por unanimidad
un plan de gobernabilidad global que tiende a la reducción de las desigualdades
entre sus miembros y lo llama Nuevo Orden Económico Mundial. El plan nace con
el apoyo de los Estados Unidos (aunque
fue un proyecto de México y Argelia). El sistema internacional posguerra, así
como las Naciones Unidas nacen por iniciativa de los Estados Unidos, vencedor
principal de la segunda Guerra Mundial que tiene interés en la preservación de
la paz y el desarrollo, luego de una guerra en la que perdieron cerca de medio
millón de soldados sobre una población de 140 millones de personas (Alemania
perdió a su vez 15 sobre una población de 78 millones de habitantes, además de
dos millones de civiles frente ninguno de Estados Unidos y los veinte millones
de muertos de la URSS). Las Naciones unidas nacen con el compromiso de
Washington de contribuir con el 25 por ciento de su presupuesto, dato que
compara la diferencia con el día de hoy cuando Trump amenaza con su retiro.
Hasta la Cumbre de Cancún en 1981 que reunió a los 22 jefes de Estado más
importantes del mundo (con excepción de los del campo comunista) se vivía con
la ilusión del final de las desigualdades sobre la base de una democracia
mundial en la que la mayoría de los países decidiría el curso a seguir en aras
del el bien común.
En Cancún participó el recién electo
presidente Reagan quien anuncia que los Estados Unidos no aceptarán más
sujetarse a las reglas de una abstracta democracia mundial. Los Estados Unidos
no son un país como los demás y regresarán a decidir sus políticas
internacional y comercial. A la misma reunión asistió Margaret Thatcher que se
convierte en el lado europeo de Reagan. Nace entonces una nueva visión del
mundo. La sociedad no existe, existen los individuos (Thatcher). Las fábricas no
contaminan, son los árboles (Reagan). La pobreza produce pobreza y la riqueza
produce riqueza. De ahí que hay que reducir al mínimo los impuestos a los ricos
a efecto de que ellos distribuyan la riqueza.
Reflexión
No. 2
Algunos años después de Cancún, en 1989,
cae el muro de Berlín, lo que significa el fin de las ideologías, las camisas
de fuerza que nos llevaron al nazismo y al comunismo. La idea es que hay que
ser pragmáticos. La política debe resolver problemas concretos, no andar
buscando utopías. Sin embargo, la solución de un determinado problema sin que
esté inserta en la visión final de la sociedad (de derecha o izquierda, poco
importa), en realidad se llama utilitarismo y la política destinada a la
administración y no a las ideas, nos aleja de la participación política y
aumenta la corrupción. Sin programas con ideales se incrementa la importancia
personal del político, posiblemente fotogénica y por analogía telegénica, que
se mide en la tv y no en las plazas públicas. Es el marketing y no las ideas o
los programas el instrumento principal de las campañas electorales.
Reflexión
No.3
Al mismo tiempo, aparece un solo
pensamiento sin alternativa TINA (por sus siglas en inglés, There Is No
Alternative) acuñado por la Thatcher, la globalización neoliberal. Resulta
curioso que antes de la caída del muro de Berlín, el término globalización no
aparece en los medios de comunicación. Se fundamenta en el modelo
socioeconómico y político del llamado Consenso de Washington, el paradigma de
desarrollo impuesto por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el
Departamento del Tesoro de los Estados Unidos que establece la adopción de las
siguientes reformas: estabilización macroeconómica, liberalización (comercial,
financiera y de inversión) privatización y desregulación. Elimina por todos
lados las barreras de protección nacionales, reduce los gastos no productivos
(educación, salud, asistencia social) y promueve la libre competencia entre los
Estados. Famosa es la definición que de ello hace Kissinger “el nuevo paradigma
de la supremacía americana”. Los países en desarrollo la viven con sumisión a
las reglas económicas dictadas por el Norte. Kissinger no vio que una vez
abierta la vía de la libre competencia, China y otras naciones podrían emerger.
Reflexión
No. 4
Las reacciones de la izquierda frente al
pensamiento único que llega y puede llamarse Tercera vía, propuesta con buen
éxito por Tony Blair, son abandonar las viejas ideas de la izquierda, cabalgar
con la globalización y aceptar la falta de alternativas. La socialdemocracia,
desde Blair a Renzi busca transformarse en un partido transversal que incluya
aún al centro con una política proactiva basada en hechos concretos, sin jaulas
ideológicas ya superadas. De hecho, la izquierda pierde a sus adherentes y la
crisis de 2008 que se debió a la ausencia de controles sobre los bancos
americanos desembarca luego en Europa (con gobiernos de izquierda casi en todas
partes) y elimina su capacidad de distribuir los excedentes. Crisis para los
obreros, la clase media, víctimas de la globalización quienes buscan nuevos
defensores y comienzan a votar por la extrema derecha, por los Le Pen, los
Farage, los Wilder y ahí se van para llegar a votar ahora por Salvini y las 5
Estrellas.
Reflexión
No. 5
Muchos historiadores sostienen que la
codicia y el miedo han sido unos de los principales motores del cambio en la
historia. Ricardo Petrella en su último libro “En nombre de la humanidad”
piensa que estos motores fueron utilizados mediante tres trampas: en nombre de
Dios, en nombre de la Nación y en nombre del lucro. No cabe duda de que, desde
la caída del Muro, los valores de la globalización (competencia, lucro,
individualismo, exaltación de la riqueza), al igual que la desaparición del
debate político sobre la justicia social (solidaridad, transparencia, equidad,
etc.) han creado una ética fundamentada en la codicia. Veinte años después, en
2009, la crisis económica y financiera en los Estados Unidos, primero con la
especulación inmobiliaria y luego en Europa con los bonos soberanos, abre un
segundo ciclo, el del miedo.
Reflexión
No. 6
El ciclo del miedo, en el que nos
encontramos plenamente (sin haber abandonado la codicia mientras vuelven las
trampas en nombre de Dios, de las Naciones y del lucro), crea una nueva derecha
sin ideas y está sustentada en emociones. El Brexit y Trump son fenómenos que
fácilmente lo demuestran. Pero el fenómeno es mucho más profundo. Vivimos en
una sociedad líquida, sin estructura de ideologías o de clases. En esta
sociedad resulta fácil para los dirigentes montarse en el miedo y la codicia
para brincar al escenario público…
La crisis del 2009 se suma a la
inmigración masiva proveniente de los países invadidos por occidente para
deponer a los dictadores e instaurar automáticamente la democracia. (la
segmentación de la antigua Yugoslavia, un país moderno y europeo, luego de la
muerte de Tito debió haber sido una advertencia). No llega la democracia, pero
sí el caos, la guerra civil, la sangre y la destrucción. En 2003 George Bush
inicia la invasión de Iraq. En 2011 estalla la guerra civil en Siria que se
convierte en un desencuentro que opone a las potencias árabes, europeas, la
americana y la rusa (con seis millones de desplazados y medio millón de
muertos),
En 2011 Sarkozy propicia la invasión de
Libia. De las ruinas de Iraq nace el ISIS, el terrorismo en el nombre de Dios
que propugna un retorno al islam original (el wahabismo financiado en el mundo
por Arabia Saudita con 80 mil millones de dólares en los últimos veinte años).
Todo esto después de que quince años antes se unieron en Al Qaeda las fuerzas
veteranas de la guerra financiada por Estados Unidos contra la ocupación rusa
de Afganistán, bajo el mando de Bin Laden quien perpetró el primer ataque de la
historia en suelo americano. Como dice el famoso caricaturista el Roto del
País: “nosotros mandamos bombas y ellos nos mandan refugiados”. Los refugiados
que llegan disparan dos trampas: el nombre de Dios y el de la Patria. En la
Europa de hoy los partidos de extrema derecha y los soberanistas representan la
segunda fuerza política frente a los socialistas. Si hoy se llevaran al cabo
elecciones europeas, la derecha radical obtendría 40 millones de votos, en
adición a los gobiernos de Hungría, Polonia, las RR. Checa, Eslovaca y Austria,
pero también afecta a los gobiernos nórdicos, Holanda y la misma Alemania desde
que el AFD obtuvo 92 curules.
Orbán de Hungría lanza la llamada
“democracia illiberal”, Polonia denuncia el laicismo de la Unión Europea y
convoca a una gran marcha con los populistas soberanistas de toda Europa al
grito de “en el nombre de Dios”. El Grupo de Visegrad (Hungría, RR. Checa,
Eslovaca, Polonia y ahora Austria) denuncia la entrega de Europa al Islam lo
que crea una fractura entre el Este y Oeste de Europa, misma que se suma a la
del Norte-Sur bajo la perspectiva de la economía: austeridad o solidaridad.
Empero, aparece una novedad.
Estados Unidos intervienen en Europa
abiertamente apoyando a partidos nacionalistas de derecha y xenófobos que no
sólo miran hacia Trump, sino también hacia Putin. Como resultado, en una Europa
que envejece rápidamente (por ejemplo, en Italia los jóvenes de entre 18 y 25
años sólo representan el 3 por ciento de los votantes), la inmigración se ha
convertido en una gran bandera de la derecha populista y los xenófoba. Mientras
tanto, el Fondo Monetario Internacional ha lanzado una advertencia: Europa
necesita absorber en el corto plazo 20.5 millones de inmigrantes para sostener
su sistema de pensiones y la productividad. Las estadísticas demuestran que los
inmigrantes contribuyen más al sistema de lo que le cuestan; constituyen la
mayoría de las nuevas pequeñas empresas, cuyo sueño es integrarse rápidamente
al sistema. Mas no existe un debate sobre la migración y qué tipo de
inmigrantes hay que aceptar y recibir. Ahora son vistos todos como invasores
peligrosos con intenciones de destruir la identidad europea, de criminalidad,
de ocupar los puestos de trabajo de los ciudadanos europeos, víctimas de un
intenso desempleo. Aún así Trump, en un país integrado por inmigrantes ha hecho
del control de la inmigración uno de sus caballos de batalla.
Un fenómeno trágico es que los jóvenes,
muchos menos que los jubilados ya no están activos políticamente. En el curso
de la historia, los jóvenes irrumpían en la escena política para cambiar el
mundo que encontraban. Si hubieran votado el Brexit no habría ocurrido. Pero el
sistema político de los viejos los ignora. El gobierno Renzi asignó 30 mil
millones de euros para salvar a cuatro bancos. El presupuesto total anual
dedicado a los jóvenes italianos es de dos mil millones.
Desde la creación de las Naciones Unidas
en 1945 pasamos de 2.5 mil millones de habitantes a 7.5 mil millones hoy día.
El crecimiento de la población sólo se detendrá en el 2050 cuando seamos 9.5
mil millones. Durante el mismo período, África se duplicará. O encontramos un
necesarísimo acuerdo de gobernabilidad y de la inmigración, o habremos de
disparar sobre los migrantes como algunos proponen.
Reflexión
No.7
Los intelectuales y los politólogos
están siempre sorprendidos por la pasividad de los ciudadanos que parecen
completamente anestesiados y ya no reaccionan a nada, aunque la política vaya
en contra de sus intereses. La historia del Brexit ha sido objeto de muchos
análisis. ¿Cómo es posible que las zonas más deprimidas que tanto recibían de
Europa hayan votado la salida? ¿Cómo es posible que Polonia, el mayor
beneficiario de los fondos europeos (tres veces el Plan Marshall) vote en
contra de Europa? ¿Cómo es posible que Trump, quien debiera drenar los pantanos
de los grandes intereses a favor del pueblo ignorado por los grandes poderes,
gobierne aliándose con los grandes capitales y el ejército (además de sus
propios familiares) y sus electores le permanezcan fieles? El 92 por ciento de
sus votantes se declara hoy en amplia disposición para reelegirlo. Existen
muchas interpretaciones de esta situación paradójica. Pero como decía
Thalleyerand “cada Nación tiene el gobierno que se merece”.
Debemos reconocer que desde la crisis
del 2009 la clase política es la que más crédito ha perdido. Habría que
examinar el impacto de las
evasiones televisiva de “Big
Brother” de 1989: la sensación de distanciamiento del poder político, cómo un
refugio hacia un espacio virtual, como Internet, ha contribuido a un
individualismo fruto de la frustración y de la falta de debate sobre las ideas.
El ejemplo macroscópico de esta anestesia general es el cambio climático. Los
ciudadanos comunes lo ven todos los días en su vida cotidiana: fotos
impresionantes de la desaparición de glaciares, nevadas en el Sahara,
huracanes, incendios, tormentas… Todos tienen los datos de la comunidad
científica que comprometió en París a los gobiernos de todo el mundo mediante
la firma de un acuerdo insuficiente y sin controles. No necesitan estudiar para
saber. Pueden ver cómo los gobiernos hablan de ello, mas no hacen nada.
Continúan gastando para financiar tres veces más en la industria fósil que lo
que invierten en la industria renovable. Incluso, Italia ha convocado un referéndum
para continuar con la explotación de campos petroleros en el sur.
Y estos días, el gobierno español
combate a las industrias eléctricas que quieren clausurar sus centrales de
carbón. En España los jubilados han hecho una marcha impresionante para defender
sus pensiones. Empero, ningún país ha convocado una marcha sobre el clima. Se
podría escribir mucho sobre la ausencia de reacciones de los ciudadanos sobre
problemas vitales. Y ello constituye la base del cambio de época en el que nos
encontramos.
Reflexión
No. 8
El impacto de la tecnología. Tomemos el
impacto de la IV Revolución Industrial que llega. Recordemos que la Primera fue
a principios de los 1800 cuando la
mecanización sustituyó al trabajo individual, como los telares mecánicos
frente a los manuales. Entonces fue fácil reciclar a los trabajadores que
pasaron de los telares de casa a los de la fábrica. La Segunda fue hacia el
final de los 1800 gracias a la utilización de máquinas activadas por energías
mecánicas con origen en nuevas fuentes como el vapor. Nacen las redes
ferroviarias, la construcción de embarcaciones de vapor y veloces medios de
comunicación con importantes descubrimientos en los campos químico, médico, la
cadena de ensamble, la electricidad, el teléfono, etc. Aún en ese momento,
gracias al traslado del campo a la fábrica, el hombre sigue siendo vital para
la producción.
Nacen también las batallas políticas por
un reconocimiento equitativo de su trabajo, así como la política moderna. La
Tercera Revolución se ubica al final de la segunda Guerra Mundial cuando el
progreso de la tecnología y después, con el internet a la cabeza cambia la
manera de trabajar. Ahora, como consecuencia, está iniciando la Cuarta que se
fundamenta en la inteligencia artificial y la robotización que producen el 17
por ciento de los bienes y servicios, mas se calcula que en el 2030 generarán
el 30%. Sólo la autonomía del transporte desplazará en Europa a seis millones
de taxistas, camioneros, choferes de medios públicos; cambiará totalmente el
sistema de transporte, la industria automovilística, las aseguradoras, etc.
Empero, esta vez, ¿sabrán reciclarse los
conductores de taxis en una sociedad que privilegia el conocimiento tecnológico
frente al trabajo tradicional? Vamos hacia un problema estructural que la
política ya dirigida hacia tiempos brevísimos ignora todavía. Todo esto, ¿no
corre el riesgo de aumentar el desempleo, el miedo y las tensiones sociales y
políticas? Es sólo un ejemplo de cómo la distancia entre la política y la
tecnología, las finanzas y la globalización se va ampliando dramáticamente.
Reflexión
No.9
La crisis del multilateralismo. De las
ruinas de la segunda Guerra Mundial nació la conciencia de que sólo a través de
la cooperación multilateral se podría buscar una paz duradera, luego de la
tragedia provocada por el nacionalismo y de la idea del dominio sobre los
demás. Nacieron también organizaciones internacionales como las Naciones
Unidas, con todas sus agencias y fondos, del Unicef a la Fao, de la
Organización Mundial de la Salud a la de la Energía Atómica y, en Europa, el
gran proyecto de la Comunidad Europea, todos junto a proyectos regionales de la
Asean a la Organización de Estados Americanos, el Mercosur, etc. Todo bajo el
sistema multilateral hoy en crisis. Las guerras comerciales de Trump están
destruyendo el sistema de intercambios comerciales.
De la democracia mundial de Roosevelt al
libre intercambio y competencia de Reagan, hemos pasado a los intereses
americanos únicamente, America first. Las guerras monetarias despuntan en el
horizonte. He aquí la idea de competir y no cooperar, la codicia como valor que
sustituye al valor de la cooperación que ayuda a los débiles y controla a los
fuertes se está extinguiendo. Así como Kissinger no vio que un día la libre
competencia se rebelaría contra los Estados Unidos , Trump no ve que una
política de enfrentamientos podrá revertirse un día. Rusia, China y los Estados
Unidos regresan a la era de los cañonazos que parecía ya desaparecida. El
presente y futuro inmediato se asemejan a una peligrosa reedición de los años
treinta, borrosos y desenfocados por la segunda Guerra Mundial. ¿Tendrán
conciencia de ello los que votan por el nacionalismo?
Como dice el Papa Francisco, estamos ya
en una fraccionada tercera Guerra Mundial… ya superamos el número de refugiados
de entonces. A las guerras en nombre de la patria en África, se agregan
aquellas en el nombre de Dios, de los Rohyngia en Birmania a los terroristas
islámicos… Habíamos pasado decenios derribando muros y ahora estamos construyendo
más que antes… Pareciera que el futuro va en contra de los intereses de la
humanidad que ahora conoce la amenaza planetaria que no existía en los años
treinta, del clima a lo nuclear, en un proceso de darwinismo social y económico
que ya sabemos a dónde conduce…
Reflexión
No. 10
Resulta evidente que la reflexión final
es la necesidad de encontrar una gobernabilidad de la globalización y de la
Cuarta Revolución Industrial. No es verdad que carezcamos de ideologías. La
globalización neoliberal es una ideología de una fuerza sin precedentes que ha
producido nuevos fenómenos, como las finanzas globales, un sistema
multinacional más fuerte que los gobiernos en el que el ejemplo de uso del
Facebook para usar a los ciudadanos como mercancía, para influir en sus
preferencias políticas y comerciales demuestra que estamos inmersos en una
profunda crisis de democracia.
Entramos en un mundo inimaginable
descrito por los pioneros de la ciencia ficción, Orwell y Clark, fundamentado
en las máquinas y el poder de pocos. Hace sólo diez años en China era
impensable el ascenso al poder total como el de de Xi, de Erdogan en Turquía o
de Putin en Rusia. Eran impensables el Brexit y Trump. Era impensable que los
paraísos fiscales acumularan la cifra colosal de 80 billones de dólares. Era
impensable que ocho personas poseyeran la riqueza de 2.3 mil millones. Era
impensable que Noruega tuviese un invierno con temperaturas cercanas a las de
primavera. Hace diez años la crisis financiera abría un período de profundas y
dramáticas transformaciones. A este ritmo de la aceleración de la historia como
lo llamaba Toynbee ¿dónde estaremos dentro de diez años?
Se impone encontrar rápidamente un
diálogo entre todos que sólo puede fundamentarse en el redescubrimiento de los
valores comunes, en la construcción de la paz y la cooperación, en el derecho
internacional como base de las relaciones entre los Estados y reencontrar el
sentido del reparto, de la paz y de la justicia social como base de la
convivencia, que conduzca al hombre al centro de la sociedad y no al capital, a
las finanzas o a la codicia y que nos libre del miedo. ¿Encontraremos el camino
para hacerlo?
Concluyen aquí las 10 reflexiones para
observar de dónde venimos y a dónde vamos. Sólo es una propuesta para pensar…
Vivimos en una sociedad que se barbariza, en la que se dialoga y se lee cada
vez menos. Se gasta el doble más en publicidad que en educación. El elector no
tiene brújula. Si algún lector se siente animado a otras reflexiones,
bienvenido. ¡Lo que importa ahora es reflexionar!
* El periodista italo-argentino Roberto
Savio es presidente de Other News,
asesor de INPS-IDN y del Consejo Global de Cooperación. También es cofundador y
presidente emérito de IPS.
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