En una maniobra que
pareciera tener un fuerte elemento de chantaje, EEUU logró que Panamá tomara
medidas contra Venezuela. El contenido de las sanciones económicas encubren un
objetivo político.
Marco A. Gandásegui, h. / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad de Panamá
Las
sanciones del gobierno panameño contra los dirigentes y algunas empresas
venezolanas arrojaron como resultado dos grandes perdedores y un gran ganador.
Entre los perdedores están Panamá y Venezuela. El ganador es EEUU. A la lista
de perdedores se pueden agregar a todos los países latinoamericanos y del
Caribe. Desde la Revolución cubana, EEUU no había logrado romper la unidad de
los países de la región.
En el caso
de Panamá el gobierno actual se deja torcer el brazo por EEUU para atacar
políticamente a un país hermano cuyos jóvenes combatieron juntos en las
batallas por la independencia hace dos cientos años bajo el mando del
libertador Simón Bolívar. Además, Venezuela encabezó a los países de la región
que se solidarizaron con las luchas por la soberanía de Panamá en el siglo XX.
El gobierno
panameño debió haber asumido el liderazgo en la búsqueda de una solución en los
diferendos entre EEUU y la patria bolivariana. Washington teme que va a perder
acceso – en algún momento en el futuro – de los ricos yacimientos de petróleo
en el arco del Orinoco. Intentó darle un golpe de Estado al presidente Hugo
Chávez en 2002 y desde que llegó el mandatario Nicolás Maduro al poder ha
tratado por todos los medios de desplazarlo sin éxito.
En una
maniobra que pareciera tener un fuerte elemento de chantaje, EEUU logró que
Panamá tomara medidas contra Venezuela. El contenido de las sanciones
económicas encubren un objetivo político. Según la agencia de noticias del
gobierno español, EFE, “EEUU instó a otros países en el hemisferio a imitar las
medidas de Panamá” contra Venezuela.
Panamá
publicó una lista de 55 venezolanos - entre ellos al presidente Maduro - y 16
empresas, que considera riesgos para la seguridad. Ya lo había hecho
Washington. Según el gobierno panameño, se supone que Maduro y los otros en la
lista son un "alto riesgo en materia de blanqueo de capitales,
financiamiento del terrorismo y financiamiento de la proliferación de armas de
destrucción masiva". La resolución suscrita por el gobierno del presidente
Varela se cae de su peso cuando plantea que Maduro y sus colaboradores financian
el terrorismo y armas de destrucción masiva. Debieron ser más originales e
imaginativos.
El
Departamento de Estado en Washington reaccionó inmediatamente apoyando las
medidas: "Aplaudimos el anuncio de Panamá... y respaldará otros esfuerzos
en la región para combatir” al gobierno bolivariano de Venezuela. Washington no
se quedó corto en dar a conocer sus intenciones al “instar a otros países en el
hemisferio a imitar las medidas de Panamá”.
El gobierno
venezolano anunció, por su parte, medidas de reciprocidad que afectan al
gobierno panameño y a importantes empresas que tienen negocios con Venezuela.
“Suspendió por 90 días prorrogables las actividades económicas en Venezuela de
varios funcionarios panameños, incluyendo al presidente Varela, a la vicepresidente
y canciller, Isabel de Saint Malo, así como 46 empresas del país”. Entre éstas
a la línea aérea COPA y varios concesionarios de la Zona Libre de Colón (la
segunda zona franca del mundo).
La maniobra
de EEUU no sorprendió a los panameños ya que hace poco hizo que el gobierno le
declarara la guerra al Estado Islámico, entidad autoproclamada de los sunitas
en Irak. También Panamá ha votado contra Palestina y a favor de Israel en las
Naciones Unidas. Desde principios del siglo XXI, Panamá ha vuelto a servir de
trampolín del Comando Sur de EEUU para sus operaciones militares en la región.
Mañana se
inaugura la Cumbre de las Américas, en Lima, donde se reunirán los presidentes
que pretenden lograr una mayoría para condenar al gobierno bolivariano de
Venezuela. El conflicto creado por el gobierno panameño forma parte de la
estrategia de EEUU para aislar aún más a Caracas.
La agenda
de Lima debería comenzar por plantear cómo reforzar la unidad latinoamericana.
Igualmente, temas como la autodeterminación, los derechos humanos y la
democracia. La unidad asegura – según lo planteara Justo Arosemena - la no
intervención de potencias extranjeras en los asuntos internos de la región y de
cada país latinoamericano. El enfrentamiento creado artificialmente entre dos
gobiernos latinoamericanos - como es el caso de Panamá y Venezuela - debe
evitarse. En este caso fue cuidadosamente planeado y promovido por un gobierno
extra-regional. La Cumbre de Lima es el lugar ideal para examinar y condenar la
intervención de EEUU en los asuntos internos de dos países hermanos.
12 de abril de 2018.
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