En La Habana se juntaron tres hitos
identificatorios de lo que es para mí la “nuestramericanidad” real sin ambages,
sin dudas, sin aclaraciones que obscurecen.
Mariano
Ciafardini* / Especial para Con Nuestra América
Desde Buenos Aires, Argentina
Acaba de realizarse el 17 y 18 de Julio la
XXIV reunión del Foro de San Pablo (inmensa mayoría de partidos populares y de
izquierda de América Latina y el Caribe). El Foro que nación en 1990 por
inspiración de Fidel Castro y Luis Ignacio Lula Da Silva apareció en la negra
noche del neoliberalismo y e cuando campeaba el delirio del fin de las
ideologías, no sólo se mantuvo en esas adversidades (y en contra de la propia
tendencia autodestructiva de las izquierdas a dividirse y separarse por causas
no esenciales y muchas veces egoístas o especulativas o simplemente por la
falta de visión política) sino que fue creciendo más y más, en cantidad de
partidos, en prestigio, en organización y ha llegado hasta darse a sí mismo un
documento político que es un virtual programa de una “proto-organización
política regional” denominado “Consenso de Nuestra América” en que se
establecen principios políticos, sociales, económicos y hasta referidos a las
formas mínimas de democracia interna que deben practicar los partidos que
pretendan estar en el Foro.
Muchas han sido las ocasiones en que el
Foro desde aquella primera reunión en la ciudad de San Pablo, se ha ido
reuniendo en distintas ciudades de la región ( esta es la segunda vez que lo
hace en la Habana)) en circunstancias especiales. ¿Acaso estos últimos 25 años
no hemos vivido prácticamente en forma permanente en tales circunstancias en el
continente? ¿ Llenos de luchas, epopeyas, triunfos, derrotas y nuevas luchas?
Pero esta vez en La Habana se juntaron tres
hitos identificatorios de lo que es para mí la “nuestramericanidad” real sin
ambages, sin dudas, sin aclaraciones que obscurecen: 1) Se homenajeó al
comandante eterno de los latinoamericanos y caribeños, Fidel Castro Ruz y, con
ello a la Cuba revolucionaria, socialista, digna e inclaudicante frente al
imperialismo, a pesar del brutal bloqueo y de la catarata mediática de
calumnias y mentiras en su contra. Desde enero de 1959 muchos se confundieron
al opinar, juzgar y predicar sobre Cuba y especialmente después de la implosión
de la URSS, incluidos muchos “izquierdistas”. 2) Se reafirmó la solidaridad sin
condiciones , sin señalamientos con pretensiones didácticas de “maestros
ciruela de la política”, sin críticas con pretensiones de “aportes” desubicados
espacial y temporalmente, de las revoluciones venezolana y nicaraguense y de
sus líderes Nicolás Maduro y Daniel Ortega. También demasiados compañeros de la
izquierda han trastabillado últimamente en este sentido, aunque la inmensa
mayoría ha comprendido cabalmente la importancia de esta postura y así quedo
reflejado en el Foro y 3) El Foro se expresó contudentemente contra las
persecuciones políticas disfrazadas de judiciales (ahora que la derecha tiene
que simular formas republicanas e institucionales recurre a la corrupción de la
judicatura) de todos aquellos líderes políticos y sus compañeros de ruta que,
al ser desplazados momentáneamente por distintas circunstancias del poder
presidencial, están siendo víctimas de tales persecuciones. Especialmente Lula,
quien además está encarcelado, siendo el único candidato presidenciable de
Brasil con auténtica respaldo de mayoría popular. La traición de “Lenin”
Moreno, que llegó a ser presidente de Ecuador gracias al movimiento correista
Alianza país, y ahora silenciosamente respalda la detención del ex
vicepresidente Glas e instiga la persecución judicial de, nada más ni nada
menos que su propio mentor Rafael Correa, es, sencillamente, repugnante.
Pero no quiero terminar esta nota sin hacer
mención a una de la resoluciones del Foro que frente a tantos momentos
cruciales y urgentes que se abordaron con contundente firmeza y entusiasmo
militante, pasó un tanto desapercibida pero que según mi entender contiene en
su seno el nivel de fortaleza y grado de organización que ha alcanzado la
unidad de los partidos y movimientos de izquierda y populares de América Latina
y el Caribe con el Foro de una manera que siempre se soñó pero siempre apareció
como tan difícil de alcanzar.
Una de las resoluciones de este XXIV foro
realizado al calor (en todo sentido) de la Habana caribeña fue la que expresa
que el Foro de San Pablo de empezar a tomar contacto institucional con la CELAC
a fin de intercambiar, en forma permanente y especial, información sobre los
avances o contingencias que se produzcan en el seno de esa organización
plurinacional y aportar ideas, especialmente aunque no únicamente las
contenidas en el documento del “Consenso de Nuestra América”, a fin de ayudar
en el cometido integrador en clave de justicia social y defensa de la soberanía
regional con sentido de “Patria Grande”, que es el fundamente expreso con el
que se creó la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, como así
también una importantísima organización colateral, que de ella se desprende,
que fue denominada CELAC+China. En esta , particularmente, reside la fuerza
material del sueño integrador que tiene múltiples aspectos pero,
particularmente en uno, que, como sugería un gran pensador y militante
revolucionario del siglo XIX, a quien sería superfluo aludir personalmente, es
el aspecto fundamental a tener en cuenta en última instancia , es decir, el
aspecto económico . La potencialidad de la región de realizarse las grandes
obras de infraestructura relacionadas con comunicaciones, energía, agua
potable, puertos y vías navegables y parques industriales y nodos científicos,
que están proyectados ya en palanes como el Cosiplan-IRSA o en otros que los
superen o complementen es inmensa y serviría realmente para eliminar la pobreza
del continente más injusto del planeta. La importancia de esta resolución está
precisamente, entonces, en que, por primera vez, el Foro se asume como sujeto
político regional e interpela a la institución supragubernamental que crearon
nuestros líderes para llevar adelante en forma concreta la gran transformación
latinoamericana y caribeña. Será un comienzo pero no es poca cosa. Ahora
depende de cómo sigamos este camino que así, casi desapercibidamente , acabamos
de abrir.
*Abogado y Doctor en Ciencias Políticas
(UBA)
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