La
llama de esperanza que hoy alienta a millones de mexicanos, sólo podrá
mantenerse encendida con la extensión de la conciencia social y la organización
del pueblo para defender sus derechos, conquistas y anhelos.
Cristóbal León Campos / Especial
para Con Nuestra América
Desde
Mérida, Yucatán. México
La
esperanza instaurada en el proyecto de reformas que encabeza Andrés Manuel
López Obrador, dio muestra de fuerza con un triunfo histórico en números y
forma, la mayoría del electorado salió el pasado primero de julio para hacer
realidad sus deseos de poner fin a un régimen basado en la corrupción, el
cinismo y la impunidad. La caída del PRI en todos los sentidos, es muestra del
cansancio de un pueblo que retoma la ilusión de mejores condiciones de vida, La
coyuntura es de suma relevancia, el voto mayoritario a favor de AMLO y de
Morena fue respetado como no había sucedido en las elecciones anteriores, la
voluntad popular en este sentido ha vencido, eso significa un avance, no hubo
caída del sistema a nivel federal, pero el camino hacia una verdadera
democracia aún es muy largo. La esperanza es motor de un nuevo periodo en la
historia de México.
II
La
profundidad de los cambios que se anuncian por AMLO y que se esperan por el
pueblo, tendrán su base en el mismo pueblo; la movilización popular, el
ejercicio de la crítica y el permanente interés en los actos de gobierno
deberán acompañar el proceso iniciado, esperar que desde arriba suceda la
transformación del país es un grave error, y la mejor muestra, es justamente la
histórica elección pasada, pues fue hasta que el pueblo unido decidió votar por
una nueva perspectiva que se logró la derrota del viejo régimen.
La
toma de conciencia del pueblo sobre su papel en la historia es fundamental para
conseguir llevar a cabo las necesarias reformas, los trabajadores, el
campesinado, todos los sectores oprimidos tienen en sus manos su organización,
pugnando por una perspectiva de clase, vigilando sus intereses y dejando de ser
carne de cañón para el servicio de los intereses privados. El pueblo debe tomar
conciencia de sí mismo, para consumar la transformación de nuestro país. Los
límites de la democracia representativa han sido siempre el hecho de que
después de la elección, el pueblo elector delega toda responsabilidad en los
políticos, siendo el pueblo, el agente motor de la historia.
III
El
triunfo de AMLO ha reabierto un debate que según muchos intelectuales
acomodados al régimen había finalizado, el debate entre la izquierda y la
derecha, con sus respectivas definiciones y propuestas ideológicas y políticas,
irónicamente, son justamente los sectores de la ultraderecha los que han puesto
de nueva cuenta el tema en la mesa, pues sus ataques a MORENA para
desprestigiar se basan en una serie de reiterados enunciados que vinculan las
peores condiciones de vida con proyectos de izquierda. Pero la realidad es que
las peores condiciones de vida las han generado a lo largo de la histórica los
gobiernos de ultraderecha, como lo fueran las dictaduras latinoamericanas, o,
en el caso mexicano, la agudización de la pobreza y la explotación con la
llegada del la fase neoliberal a nuestro capitalismo desde 1982 con los
gobiernos del PRI y del PAN.
El
retorno del debate entre izquierda y derecha abre una plataforma para la toma
de posición de los intelectuales, obliga, en muchos sentidos, a dejar la
acostumbrada simulación usada por un importante sector, en la que se presentan
como críticos y terminan siendo los más feroces defensores del status quo. Las críticas durante la
campaña a las propuestas de AMLO por parte de los orgánicos intelectuales del
régimen se mostraron como vulgares quejidos de una vieja forma de actuar,
ahora, con el triunfo de MORENA, unos buscan acomodarse y otros se hacen pasar
por los más fieles amigos del pueblo. La realidad es que la polarización
intelectual deja a cada uno en su verdadero lugar, mientras los acostumbrados a
servir se mueven para ocupar un hueso. La batalla de ideas se ha abierto,
quienes queremos un mejor México debemos hacer uso de la crítica para proponer
y a su vez, dar lugar al anhelo esperanzado de nuestro pueblo que sueña con una
sociedad justa, igualitaria y equitativa, como primer paso para OTRO MÉXICO.
IV
La
resistencia del pueblo entra también a una nueva coyuntura, poner fin al
neoliberalismo como propone el proyecto de ALMO, no significa poner fin al
capitalismo, significa reformular a este sistema regresando en cierta forma a
estado de bienestar, reorientando algunas de sus expresiones, parando de manera
inmediata las principales afectaciones, como los aumentos a la gasolina, la
venta descarada de la riqueza natural del país y su privatización, así como, un
llamado saneamiento moral contra la corrupción, pero todo ello, si bien es en
un sentido posible, encuentra sus límites en la misma lógica del capitalismo,
que puede ser reformado, pero sus principios básicos de explotación,
discriminación y exclusión seguirán latentes buscando las formas de resurgir
constantemente.
La
llama de esperanza que hoy alienta a millones de mexicanos, sólo podrá
mantenerse encendida con la extensión de la conciencia social y la organización
del pueblo para defender sus derechos, conquistas y anhelos. La voz del pueblo
ha hablado, toca ahora, al pueblo hacer que esa voz sea escuchada de manera
profunda y permanente.
Integrante
del Colectivo Disyuntivas
No hay comentarios:
Publicar un comentario