Ustedes nos han
convocado, y nos han testimoniado que cuando llegamos estaba el mundo y éramos
ya un pueblo con hambre y con siglos de opresión, por eso, ¡queridos
estudiantes de #YoSoy132, manténganse unidos y abiertos a los otros movimientos
sociales, y organícense, la patria se los encomienda!
Enrique Dussel / LA JORNADA
“Convocados por una
vergüenza que nos afrenta”, comienza el texto que ha conmovido a muchas
conciencias en la impresionante declaración
del movimiento #YoSoy132 del 27 de julio de 2012 ante las puertas de
Televisa (medio monopólico antidemocrático de comunicación denunciado en esa
convocaria y mostrada en toda su indigna inmoralidad). Es un texto que pasará a
la historia de México, no sólo literariamente espléndido (como siguiendo los
pasos del Sub, que sabe que la retórica política puede ser bellamente
expresada), sino también por su precisión política. El movimiento merece todo
el respeto de los maestros que, como dice un texto semita, debemos despertar
cada mañana con el oído de discípulos. Sí, discípulos de nuestros discípulos,
maestros generosos de una senda de la que tantos políticos viejos sería bueno
que aprendieran a caminar.
Con el oído de
discípulo me permito opinar para agregar un leño al fuego chispeante de la
discusión en torno a ¿cómo se organiza el movimiento?
Hace años intervine
igualmente sobre este asunto. Ahí explicaba que casi hace un siglo, en 1918,
hubo en la Universidad de Córdoba un movimiento famoso que luchó por la
autonomía universitaria y por la representación estudiantil en los órganos
directivos de las universidades, y se denominó la Reforma Universitaria.
Quizá
el mejor fruto de ese movimiento fue la organización que surgió de ese evento
central en la vida política del Cono Sur latinoamericano. Víctor Haya de la
Torre fundó el APRA en Perú siguiendo sus lineamientos. ¿En qué consistió dicha
organización?
En primer lugar, la
organización de un movimiento estudiantil político no partidista debe ser flexible,
evitando el error de toda fetichización de la institucionalidad: la
burocratización, la falta de creatividad, la inmovilidad. Por tanto, debe ser
muy fluida, con capacidad de redefinirse sobre la marcha.
Pero, en segundo lugar,
debe ser una organización que evite el caos, la no gobernabilidad, y al final
la ineficacia estratégica que desmoviliza a la larga a los mejores militantes,
que son aquellos que deben llevar de frente una doble responsabilidad: ser
buenos estudiantes y buenos militantes políticos apartidistas.
De la Reforma
Universitaria del 1918 salió un tipo de organización que deseo explicar, y que
es muy simple, y que tuvo y sigue teniendo casi un siglo después gran eficacia
y presencia en sus países de origen, porque además es escuela de ciudadanía y
de líderes políticos honestos. En cada facultad o departamento (según el tipo
de institucionalidad universitaria) se organiza un Centro de Estudiantes de…
(p.e. CED: Centro de Estudiantes de Derecho; Cefyl: Centro de Estudiantes de
Filosofía y Letras; Cecip: Centro de Estudiantes de Ciencias Políticas;
etcétera). El Centro es el órgano de base. Tiene estatutos muy flexibles: una
asamblea con plenos poderes según se la reglamente, una comisión directiva y
participativa (con presidencia rotativa) de al menos 10 miembros para permitir
la presencia proporcional de diferentes corrientes. Comisiones de los más
diversos tipos, desde la formación política hasta las fiestas universitarias.
Estos centros eligen
participantes a la Federación Universitaria correspondiente (p. e. la FUNAM:
Federación Universitaria de la UNAM; FUAM: Federación Universitaria de la UAM;
Fuibe: Federación Universitaria de la Universidad Iberoamericana; etcétera), la
cual tiene igualmente una asamblea universitaria, y una comisión directiva y
participativa (con una presidencia rotativa) que representa a toda la
universidad.
De la misma manera se
puede organizar la federación universitaria de todo un estado (p. e. del
Distrito Federal; Federación Universitaria del DF [Fudef], o del estado de
Chihuahua [FUCH]), con su comisión directiva y participativa (con una presidencia
rotativa), etcétera.
Estos Centros y
Federaciones deben considerarse hacia dentro de las universidades como
organización estudiantil, pero al mismo tiempo deben considerarse hacia fuera
como movimiento articulado con otros movimientos, y de esta manera cumplir con
la responsabilidad de permanecer en una función de coordinación con otros
movimientos sociales apartidistas pero políticos, en cuanto responsables, con
tantos otros, del destino de México en la grave situación actual.
Cuando hace poco visitó
México la dirigente universitaria chilena no lo hizo sólo de manera personal ni
como líder de movimientos sociales, sino como presidenta de la Federación
Universitaria de Chile, con plena legitimidad representativa y participativa,
pero igualmente como militante de un organismo que puede ser catalizador de
otros movimientos sociales y lo está siendo ahí como aquí #YoSoy132. Los
estudiantes tienen la capacidad intelectual, teórica y ética, de poder
enfrentar al Estado representativo, y tienen la generosidad reconocida por los
adultos que les consagra en el liderazgo, pero, además, los mismos adultos ven
en ellos a sus hijas e hijos y por ello los respetan y hasta le dan la autoridad
que se han ganado en las calles, con la complicidad amable de sus progenitores
que sufren quizá más que los propios jóvenes las injusticias del sistema. Por
eso tienen un protagonismo incuestionable que deben saber usar.
Ustedes nos han
convocado, y nos han testimoniado que cuando llegamos estaba el mundo y éramos
ya un pueblo con hambre y con siglos de opresión, por eso, ¡queridos
estudiantes de #YoSoy132, manténganse unidos y abiertos a los otros movimientos
sociales, y organícense, la patria se los encomienda!
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