Razón y emoción se encuentran en este desborde de cariño por el líder
que superó la enfermedad, que conmovió a su pueblo feliz de verlo hablar
durante 2 horas bajo el sol, sin ninguna manifestación de debilidad. Verlo
afirmar que el camino socialista para Venezuela solamente es posible si el
pueblo es capaz de garantizarlo.
Theotonio Dos Santos / ALAI
El presidente Chávez visitó el estado Zulia el pasado 21 de julio, como parte de su campaña. |
Nuestras oligarquías están acostumbradas a desvalorizar el rol de la
emoción en la actividad política. Les gusta descalificar a los líderes
con apoyo popular. Fidel habla demasiado. Hugo Chávez apela a la jocosidad, al
baile, etc. Correa es más moderado pero también es muy emocional. Lula juega
con su pasado popular y se vuelve burlesco. Evo Morales usa trajes
indígenas que desentonan en las recepciones formales. Mujica, además de
usar zapatos empolvados, se hace pasar por hacendado pobre. Cristina Kirchner
trata de imitar los vestidos “exagerados” de Evita Perón.
Cuanto más liderazgo muestren se les descubrirá este aire
popular y romántico que, según ellos, pertenece al mundo de la demagogia y no
al de los “jefes de Estado”. Los jefes de Estado usan trajes sobrios, hablan
moderadamente y no cumplen sus compromisos electorales, pues no son demagogos
que hacen lo que el pueblo exige. A las oligarquías les duele así el mundo
democrático, las victorias electorales de los “demagogos” y sus diálogos con
las fuerzas populares organizadas, aún después de electos. No lo confiesan,
pero les duele incluso el juego democrático norteamericano, pero frente a esto
se quedan tranquilos, porque sus líderes no pretenden cumplir sus promesas
electorales.
Por esto me siento obligado a establecer un marco romántico y emocional
para describir mi último viaje a Venezuela. No puedo dejar de consignar el
sentimiento de victoria popular y el placer de contar con su líder otra vez.
¿Por qué no apelar entonces a la música de Roberto Carlos?: ¿“Son tantas
las emociones”?
Me emociono al ver, desde mi cuarto del Hotel Alba, el antiguo
Hilton, en una de las zonas más residénciales de Caracas, la construcción
casi terminada de un edificio de varios pisos, con departamentos de 70 a 90
metros cuadrados destinados a las víctimas de las últimas lluvias que
destruyeron barrios populares de Caracas. Me informan de que el gobierno
venezolano alojó a los damnificados en algunos de los mejores hoteles de
Caracas, en los ministerios y hasta en el Palacio de Miraflores. ¿Y qué veo
frente al edificio, ocultado en parte por la piscina del hotel? Una gran y bien
plantada huerta, que refleja otro programa del gobierno. Me dan a conocer
también que en los principales barrios de Caracas se construyen programas
masivos de viviendas populares que alojarán en los próximos años a toda la población de Venezuela.
Y lo creo, porque quien se encarga de este programa es mi amigo Farruco
Sesto que lanzó y viabilizó un programa cultural de vanguardia cuando era
ministro de la cultura.
Me acuerdo entonces de los barrios populares que visité, en los
cuales la organización comunitaria actúa con fervor definiendo nuevas
líneas de acción, escuchando las conferencias de los congresos anuales de
filosofía que se realizan desde hace varios años en estas comunidades,
visitando sus bibliotecas donde también están mis libros, cuidando
de las clínicas médicas en las que los médicos cubanos no solo atienden a la
gente con cariño y esmero sino que forman a personal médico y
paramédico “especializado” en clínica general, capaz de cumplir las
funciones asignadas a las más de 5.000 clínicas que se crearon en el país en
los últimos 10 años. Confieso que me emociono con el entusiasmo de estos
comuneros urbanos que me explican cada una de sus actividades, cada una
de las victorias de la revolución.
Ellos me hacen recordar a mis acompañantes al museo de la alfabetización
en Cuba, que iban a los archivos del mismo a buscar sus fichas de
alfabetizadores de cuando eran aún niños o adolescentes. Recuerdo que
Fidel Castro dispuso, en los albores de la revolución, que cada
cubano debía alfabetizar a dos cubanos para que todos participen de la
alfabetización de sus conciudadanos. Y hoy estos millares de
alfabetizadores liquidan esta plaga de nuestros pueblos en todos los rincones:
en Venezuela, declarada por la UNESCO “territorio libre del analfabetismo”, en
Bolivia que recién también alcanzó esta meta, en Ecuador, en
Nicaragua, en El Salvador, o en todos los países miembros del ALBA, que
entiende por integración la solución de este tipo de problemas.
Pero, como intelectual, no puedo ocultar mi emoción cuando
voy a realizar mi primera conferencia de este viaje en la Universidad
Bolivariana que ya cuenta con más de 150.000 estudiantes que, mezclados con sus
profesores, abordan cuestiones ultra pertinentes sobre la particularidad
del proceso de transición socialista en Venezuela. Me emociona también saber
que Venezuela cuenta hoy en día con una población universitaria de más de un
millón y medio de estudiantes. Me conmueve saber que ya existen instituciones
universitarias en todas las ciudades del país. Me entusiasma también discutir
los problemas graves que tiene esta aventura intelectual de la cual participa
todo un pueblo. Qué placer discutir en la televisión en un programa
nocturno, con una periodista tan bien informada y tan inteligente como Vanesa
Davies, que dirige el programa “Contragolpe”. Que bueno ver que en vez de
impedir que me exprese, como lo hacen en las tierras donde hay “prensa
libre”, me pidan más análisis, más información, más polémica y discusión.
Y todo esto en vivo… Qué bueno que ya puedo hacer esto en una decena de
televisoras en América Latina…
Pero el día siguiente me reservaba aún más emociones. Debía hablar sobre
mi libro “Imperialismo y Dependencia” recientemente editado por la prestigiosa
editorial Ayacucho, en el Auditorio del Banco Central en Maracaibo. Y encuentro
en el auditorio, además de profesores universitarios, economistas y
profesionales, una basta población de dirigentes comunales y de extracción
popular. Que gusto estar en un Banco Central abierto a las comunidades,
realmente “independiente” de los banqueros y otros especuladores con dinero
ajeno que mandan y desmandan en nuestros bancos centrales, disfrazados de
una burla llamada “mercado”, cuya opinión aún determina las políticas
financieras y monetarias de nuestros países.
Es con mucho gusto que participo en la inauguración de la Feria
del Libro de Maracaibo cuando puedo mirar la investigación que muestra a
Venezuela en el tercer lugar de América Latina en frecuencia de lectura, con un
porcentaje mayor al 50% de la población de lectores contumaces de
libros. Me da gusto saber también que todos mis libros editados en Venezuela ya
están agotados y que nuevas ediciones están en marcha.
Chávez y el apoyo masivo del pueblo |
Que fantástico participar en la tarde del mitin de lanzamiento, en el
estado de Zulia, de la candidatura de Hugo Chávez a la presidencia de la
República Bolivariana de Venezuela. Con 40 grados centígrados de calor veo una
masa de unos 300 mil ciudadanos que estaban a la espera del candidato desde las
10 horas y que aguantaron hasta el fin de la tarde, apretujados en un espacio
mínimo, con sus hijos y parientes, algunos desmayándose para desesperación de
los responsables de la seguridad, que tenían que llevarlos a las
clínicas dispuestas cerca de la concentración.
Pero lo más emocionante era sentir la alegría y el calor humano que
emanaba de esta gente y que llegaba al delirio en la medida en que Chávez
llegaba en un camión que recorrió el gigantesco espacio ocupado por esta
masa. En el camión de Chávez venía, junto con él, un joven grupo de
rock que había compuesto una nueva canción para su campaña. No satisfecho de
abrazar a los millares de ciudadanos que lograron agarrarlo y besarlo en el
camino entre el carro y el palco, Chávez tuvo fuerza para tocar la guitarra y
acompañar el grupo de rock.
No puedo dejar de recordar los artículos de periodistas brasileños
que (uno de ellos es inclusive miembro de la Academia de Letras de Brasil, para
escándalo de los verdaderos escritores del país) afirmaban que Hugo
Chávez estaba próximo a morir y no podría enfrentar una elección. Podían hacer
estas “revelaciones” porque ellos tenían informaciones de médicos brasileños
“democráticos” que no ocultan informaciones como los pobres y censurados periodistas
venezolanos, impedidos (¿por quien?) de informar correctamente a su población.
Estos mismos periodistas “democráticos” habían matado varias veces a Fidel
Castro durante su enfermedad y no dijeron nada cuando se restableció,
hace varios años ya, ni informan de cómo él discutía, durante 9
horas, con intelectuales miembros de la Red en Defensa de la Humanidad en
La Habana, hace ya algunos meses. Cuánta mentira, cuánta “ copucha”
orientada que se distribuye impunemente en esta “prensa libre”…
¿Pero qué decir del discurso de Chávez? Una pieza de profundo
análisis histórico discutido con esta masa acostumbra a ser despreciada por
nuestros políticos, quienes en general no sabrían cómo ni se preocuparían en
explicar tan profundamente las razones de su candidatura en una ciudad que el
Libertador Simón Bolívar escogiera para ser vecina de la capital de la Gran
Colombia, que le habría tocado gobernar si no fuera asesinado, según la tesis
de Chávez, expuesta en detalle a esta población que ya aguantaba más de 10
horas de sol a 40 grados de temperatura y que continuaba firme escuchándolo y
comentando con gritos y aplausos sus planteamientos.
Razón y emoción se encuentran en este desborde de cariño por el líder
que superó la enfermedad, que conmovió a su pueblo feliz de verlo hablar
durante 2 horas bajo el sol, sin ninguna manifestación de debilidad. Verlo
discutir en detalle los planes de cambio del estado de Zulia, que se encuentra
gobernado por la oposición. Verlo afirmar que el camino socialista para Venezuela
solamente es posible si el pueblo es capaz de garantizarlo.
Emociones y más emociones cuando lo escucho y lo veo dirigirse a
mí tantas veces, en homenaje a mi condición de intelectual brasileño (que tanto
discutió con los venezolanos sobre nuestro destino común) y por amor al
Brasil que lo hace referirse a Lula y a Dilma con extremo cariño, para
gozo del pueblo allí presente y en todo el país a través de la televisión.
Líder y pueblo se complementan en sus gustos musicales y en sus estudios
(pues Chávez lleva algún libro a cada una de sus manifestaciones públicas para
compartir con su pueblo sus últimas lecturas, sus preocupaciones, sus críticas
y autocríticas, sus concepciones políticas). Jamás la derecha podrá tener un
líder así. Lo único que les cabe es intentar desmoralizarlo, lo que los aparta
aún más de las grandes mayorías que piensan y sienten exactamente lo contrario.
Cabe referirme a más emociones de este viaje. Al placer de hablar a los
directores de varios Ministerios en el Instituto de Altos Estudios de Defensa
Nacional, a los rectores de las Universidades Bolivarianas, a los colaboradores
del Centro Rómulo Gallegos, y particularmente en la sede nacional del Banco
Central, con la presencia de varios de sus directores y dirigentes pero también
de líderes populares que tienen las puertas del banco abiertas a su
participación. Banco Central que se interesa por “la actualidad de la teoría de
la dependencia”, ignorada por la mayor parte de los bancos centrales.
Casi todo esto lo viví en la compañía de Monica Bruckmann, cuya obra de
investigación sobre “la geopolítica de los recursos naturales” despierta un
interés extremo del Banco Central de Venezuela y de los intelectuales,
profesionales y políticos así como en los liderazgos populares no solo de
Venezuela sino que en toda la región.
“Son tantas las emociones”. Tan poderosas no solo cuando
constatamos el avance de la curiosidad intelectual de este pueblo sino
también cuando sentimos este amor entre el pueblo y sus líderes. Pero tan
tristes cuando pensamos cuán lejos estamos de alcanzar este ambiente de
participación racional y romántica de un pueblo con sus líderes. Lula quebró en
parte estas rigideces impuestas por nuestras clases dominantes. Dilma está
conquistando nuestro pueblo con su dedicación y amor sincero por él. En toda la
región sentimos este clima de participación activa del pueblo en nuestro
ambiente político. Sin embargo, falta un poco más de confianza en este pueblo
que seguramente recompensará con su cariño y dedicación a los que quieran jugar
junto con él la suerte de nuestra gran nación
latinoamericana.
-Theotonio Dos Santos es
Presidente de la Cátedra y Red sobre Economía Mundial y Desarrollo Sostenible
de la UNESCO y la ONU. Profesor emérito de la Universidad Federal Fluminense
(UFF) de Río de Janeiro. http://theotoniodossantos.blogspot.com
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