Los últimos años marcan un cambio radical respecto de la presencia
de Venezuela en el mundo, con los efectos positivos que esto ha tenido en el
funcionamiento de la economía y en el mejoramiento de las condiciones de vida
de los ciudadanos. Todo eso se perdería si volviéramos al pasado de sumisión
colonial e imperial que ofrece el candidato de la derecha Capriles Radonsky.
Sergio Rodríguez
Gelfenstein / Especial para Con Nuestra América
Desde Caracas, Venezuela
En 1998 Venezuela era un país que poseía un marco muy estrecho en
sus relaciones internacionales. Visto de otra forma, sus vínculos con el mundo
–más allá de con cuántos Estados tuviera relaciones- se orientaban casi
exclusivamente a ser un apéndice de la hegemonía estadunidense, lo cual se
manifestaba en el aspecto político y también en el económico. Nuestro papel en los organismos
multilaterales siempre fue opaco, restringido y poco protagónico.
Eso comenzó a cambiar con la llegada del presidente Chávez al
poder, se reorientaron las prioridades,
se diversificaron los mercados para nuestros productos de exportación, en
primer lugar -por razones obvias- para el petróleo, se privilegiaron las
relaciones sur-sur, se puso de relieve
la necesidad vital de la integración latinoamericana y caribeña, se reavivó la
OPEP, se jugó un protagonismo trascendente en la creación de nuevos mecanismos
de integración como Alba, Petrocaribe, Unasur, Celac y el Banco del Sur y hemos
hecho los mayores esfuerzos por entrar a Mercosur con el objetivo de ser
partícipes y pugnar por relaciones económicas de otro tipo entre los países de
la región. Por otro lado hemos abierto vínculos con innumerables países de
África, Asia, los que en el pasado -salvo en muy escasas excepciones-
prácticamente no existían en el quehacer cotidiano de nuestra diplomacia. Hemos establecido relaciones de equidad con
centros de poder mundial como China, Rusia y Europa, dejando atrás la
dependencia unilateral hacia Estados Unidos.
Hay que ser ciego o idiota para no querer ver estas y otras
evidencias que marcan un cambio radical respecto de la presencia de Venezuela
en el mundo, con los efectos positivos que esto ha tenido en el funcionamiento
de la economía y en el mejoramiento de las condiciones de vida de los
ciudadanos. Todo eso se perdería si volviéramos al pasado de sumisión colonial
e imperial que ofrece el candidato de la derecha Capriles Radonsky. Basta
estudiar las acciones y declaraciones que en materia de política internacional
maneja su comando de campaña.
Beatriz de Majo, la asesora
internacional de Capriles afirmó que Colombia es el país con la mejor
democracia de la región, incluyendo el gobierno de Álvaro Uribe. Esta señora no
debe saber que el Tribunal Internacional de Opinión del Parlamento Europeo
reunido en Bruselas del 15 al 17 de septiembre de 2008 dictaminó que “…más de 4
millones de colombianos han sido desplazados dentro del país; otra cantidad
superior ha huido al exterior. El desplazamiento se lleva a cabo por medio de
fumigaciones de cultivos, aún en regiones sin coca, bombardeos indiscriminados,
asesinatos, hostigamientos por paramilitares, capturas masivas. Además, entre
2002 y 2007, se registraron al menos 955 casos de ejecuciones extrajudiciales
cometidas por las fuerzas militares, casi en el mismo período 11.292 personas
fueron asesinadas o desaparecidas. En los últimos 30 años solamente los
desaparecidos llegan a 30.000 personas. ¿Será esa la democracia que quiere
Capriles para Venezuela? ¿No les bastan los más de 300 dirigentes sociales,
campesinos e indígenas asesinados desde hace 12 años por las bandas armadas al
servicio de los latifundistas que apoyan su campaña?
La señora de Majo, no se quedó ahí. Con el mayor desparpajo afirmó
en una entrevista con el periodista Ronald Muñoz que “Nos estamos quejando en
toda Latinoamérica, y se queja tanto el chavismo como la oposición, del olvido
tan absoluto que hay de parte de Estados Unidos en los últimos 20 años de lo
que es su patio trasero, de lo que debería ser su área de influencia…”. El
asombro del comunicador fue mayúsculo. Para estar seguro de lo que escuchaba le
preguntó “¿Latinoamérica es el patio trasero de Estados Unidos?”. A fin de que
no quedaran dudas del pensamiento de la derecha venezolana, la consejera de
Capriles reafirmó que “Sí, pues claro que América Latina es el patio trasero de
Estados Unidos…”, y agregó: “…Nosotros somos su área de influencia natural,
históricamente lo hemos sido”.
En una cosa concuerdo con la señora de Majo, América Latina ha
sido históricamente zona de influencia de Estados Unidos, y no sólo de
influencia, también de hegemonía, de
intervenciones militares , de apoyo a dictaduras, de violación de los derechos
humanos y de injerencia en los asuntos internos de las naciones de la región,
pero eso era posible porque había gobiernos lacayos que se lo permitían y
porque creó una tríada formada por la Organización de Estados Americanos (OEA),
el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para legalizar y legitimar todas esas
acciones.
Esto es lo que ha comenzado a cambiar, no sólo en Venezuela, sino en cada vez mayores países de nuestra región
y a eso es a lo que nos devolvería un eventual triunfo de Capriles Radonsky.
En otro ámbito de la actuación internacional del Comando de
Campaña de Capriles, no se puede dejar pasar por alto la visita que realizó a
España una delegación de la derecha venezolana. La misma estaba conformada por
Ramón Guillermo Aveledo, Secretario Ejecutivo la MUD, Omar Barboza, Presidente
de Un Nuevo Tiempo (UNT), Julio Borges, Coordinador Nacional de Primero
Justicia (PJ) y Henry Ramos Allup, Secretario General de Acción Democrática
(AD). En un encuentro informal que ni siquiera fue recogido en las previsiones
informativas de la página web del senado español, fueron recibidos por miembros
de la Comisión de Asuntos Iberoamericanos del Senado. En una nota informativa
que ellos mismos tuvieron que elaborar ante el desplante que le hicieron sus
propios colegas del fascista Partido Popular, mienten cuando afirman que la
reunión se produjo con el "Comité Iberoamericano del Senado de
España". No existe tal Comité, se llama Comisión. La orfandad de estos
personajes es tan patética que la
“reunión” fue una invitación informal de 4 miembros de esa Comisión (de los 30
que la componen), realizada en una sala
de reuniones del Senado español. Nadie se enteró.
En el documento que presentaron al que denominaron "Palabras
ante el Comité Iberoamericano del Senado de España", y que
fue publicado por la MUD con un talante colonialista y sumiso, realzan una idea
expuesta en la constitución de España de 1812 que expone que: “La nación española
es la reunión de los españoles de ambos hemisferios”. Se olvidaron que por
suerte ya en 1811 habíamos dejado de ser españoles y no queremos volver a
serlo.
Después de una perorata que pretende demostrar lo maravilloso que
es la democracia española, la misma que tiene sumida al país en la peor crisis
de su historia, la que ha llevado a más del 20% de los ciudadanos y a más del
50% de los jóvenes al desempleo, la que reprime a los mineros que luchan por
sus justas demandas, la que elimina conquistas sociales logradas por los
trabajadores en años de lucha, la que promueve diputadas que le dicen a los
españoles “que se jodan”, se dedican a realzar la figura de Antonio Cánovas del
Castillo, un político español de mediados del siglo XIX que fue conocido por su
profundo conservadurismo, por defender a la monarquía, promover la intervención
de las universidades y patrocinar la esclavitud. A ese señor fueron a alabar a
España los socios de Capriles como
modelo a seguir. Por supuesto trataron de ocultar que Cánovas era un político
ultra conservador y lo presentaron como “moderado”. ¿Querrán establecer un
paralelo con su candidato suponiendo que, -de esa manera- engañarán al pueblo?
El colmo de Capriles fue querer identificarse con Lula. Fueron los
propios brasileños quienes le respondieron. Mientras que el presidente del PT,
Rui Falcao, ratificó el “total apoyo” a la reelección de Chávez, Valter Pomar,
secretario de Relaciones Internacionales de ese partido, señaló que “la derecha
tiene mucha dificultad de presentarse con sus consignas y busca
metamorfosearse, mimetizarse y presentarse con un discurso distinto. Si no hace
esto no tiene la menor posibilidad electoral y política. En muchos países
empezó a pasar esta cosa curiosa de que un candidato de derecha diga que él
quiere hacer aquí (en su país) lo que la izquierda está haciendo en otro país
(...) Si me preguntas si el PT tiene opinión sobre lo que es mejor para América
Latina y el Caribe, yo no tengo dudas: que venza Chávez”.
La respuesta demencial de los voceros de Capriles no se hizo
esperar. Acusaron a Pomar de “hacer gala de un chavismo primitivo”, de tener
“una posición desmedida” y de “reacción agresiva”. Si estas son las barbaridades que hacen en
campaña, habrá que imaginarse a dónde pretenderán llegar si logran manejar el
gobierno del país. Es fácil saberlo: construir una democracia como la de
Colombia y España, a que volvamos a ser patio trasero de Estados Unidos y a
atacar a nuestros vecinos porque no se quieren parecer a ellos. Yo me pregunto,
¿quién quiere eso?
No hay comentarios:
Publicar un comentario