Desde 2007 hay una nueva historia en Ecuador, que comparte
época con procesos similares marcados por otros gobiernos identificados con la nueva
izquierda de América Latina.
Juan J. Paz y Miño Cepeda /
El Telégrafo
Entre 1979-2006 Ecuador vivió un ciclo de su historia
política, caracterizado por cuatro procesos: 1. la progresiva consolidación de
un “modelo empresarial” de desarrollo, inspirado en la ideología neoliberal,
que colocó los intereses privados y del mercado por encima de los intereses
públicos; 2. la edificación de un “Estado de Partidos”, es decir, manejado por
una clase política tradicional, que actuó en su beneficio y en el de los
intereses del gran capital; 3. la desinstitucionalización del Estado Nacional;
y 4. La acelerada pérdida de las condiciones de vida y trabajo para amplias
capas sociales del país.
En varios trabajos que publiqué antes de 2007 (el primero en
1996), ya adelanté este análisis, que el paso del tiempo ha comprobado
correcto.
Como la pasión política impide ver con objetividad la
realidad histórica del Ecuador, todavía hay resistencias a considerar que desde
2007 se inició un nuevo ciclo en la vida política del país. Pero lo cierto es
que así ha ocurrido.
Porque, con respecto a los cuatro macroprocesos que
caracterizaron al país del ciclo anterior, en este nuevo ciclo: 1. se acabó con
el “modelo empresarial” de desarrollo; 2. concluyó la hegemonía estatal de la clase
política tradicional; 3. se reedificó una nueva institucionalidad estatal; y 4.
las condiciones de vida y trabajo de la mayoría poblacional del país mejoraron
sustancialmente.
En un plano de historia de larga duración, desde la
Revolución Juliana (1925), pionera en sentar las bases para la superación del
Estado oligárquico-liberal, por definir una institucionalidad estatal de
sentido nacional, y por inscribir a la “cuestión social” como política estatal
permanente, no existe gobierno alguno que haya impulsado una transformación de
la magnitud que se ha logrado desde 2007, en los límites fijados por el régimen
capitalista y la democracia electoral representativa.
Esto no significa que en 87 años no existieran gobiernos
progresistas y demócratas, prácticamente contables con los dedos de una mano,
porque al ciclo juliano (1925-1931) siguió otro de crisis política (en 17 años
hubo 20 gobiernos); luego un ciclo de democracia electoral (1948-1960), al que
siguió la inestabilidad de los 60 con 7 gobiernos; y entre 1972-1979 dos dictaduras militares.
Desde 2007 hay una nueva historia en Ecuador, que comparte
época con procesos similares marcados por otros gobiernos identificados con la
nueva izquierda de América Latina.
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