sábado, 27 de abril de 2013

El altermundialismo tiró anclas en un Magreb incierto y explosivo

El Foro Social Mundial (FSM) se relanzó en Túnez. Los movimientos sociales de la región se “apropiaron” de la convocatoria. El futuro del Foro parece depender, fundamentalmente, de la vitalidad de los actores sociales que lo sustentan. Altermundialismo y capacidad de transformación social, son las variables esenciales de la ecuación de un FSM que recuperó su brío gracias a la primavera árabe.

Sergio Ferrari* / Especial para Con Nuestra América

Participantes en el Foro Social Mundial de Túnez.
Inmerso en un proceso de interrogantes de fondo sobre su propia existencia, el FSM llegó a Túnez con preguntas de fondo. La primera, sobre la capacidad organizativa de los convocantes locales y del Foro Social del Magreb para asegurar la realización del FSM en una realidad regional en ebullición, atravesada por múltiples contradicciones políticas, sociales, culturales y religiosas.

La segunda y tal vez la más importante, relacionada a la real capacidad de participación de los movimientos sociales de la región para asegurar que el FSM no se limite a una gran kermese internacional y aporte nuevas energías en el combate contra el actual modelo globalizador hegemónico.

Y la tercera, ligada a la propia dinámica, vigencia, estructuración e identidad de este espacio que desde su primera edición en el 2001 en Porto Alegre hasta ahora se ha convertido en la más amplia, horizontal e importante convocatoria de la sociedad civil planetaria. Pero que, víctima de su propio éxito, confronta riesgos de inercia, inoperancia y falta de brújula futura.

El FSM en una realidad pos-insurreccional

Marcada por las jornadas insurreccionales de enero del 2011 que tumbaron el 14 de ese mes al *dictador socialdemócrata* Ben Alí, la coyuntura tunecina sigue viviendo hoy una dinámica post-insurreccional. Los principales actores de aquella movilización sienten que su revolución les ha sido robada por la actual coalición gubernamental, la Troika, liderada por una fuerza islamista conservadora y dos aliados de centro derecha.

El nacimiento reciente de un Frente Popular opositor  fue duramente jaqueado el pasado 6 de febrero cuando un grupo islamista radical asesinó a Chokri Belaïd, uno de sus principales referentes. Ese hecho brutal, desconocido aun en las peores épocas del régimen de Ben Alí, provocó una crisis institucional gubernamental y motivó respuestas callejeras de repudio en las que participaron cientos de miles de personas.

Seis semanas antes de comenzar, una gran incertidumbre pesaba sobre el FSM. Los principales promotores de esa respuesta en las calles, especialmente  el Frente Popular, la Unión General de Trabajadores de Túnez (UGTT), la Asociación de Mujeres Democráticas, y los Diplomados Desempleados, eran parte de  los principales convocantes a la 9na edición del Foro.

Sumergidos en una dinámica intensa de crisis-movilización social, la gran pregunta era si tendrían la capacidad al mismo tiempo de mantener su presencia en las calles y  continuar con la organización de la cita altermundialista.

El transcurso de la segunda quincena de febrero y los primeros días de marzo sirvieron para encontrar respuestas. No solo esos movimientos aseguraron la continuidad de las tareas organizativas de este primer gran encuentro en tierras árabes, sino que lo hicieron casi a la perfección.

Diez días antes de comenzar la cita de Túnez, es decir a mitad de marzo, las organizaciones que proponían actividades recibieron ya la confirmación del día, hora y lugar de la realización de las mismas. Una semana antes de iniciar el FSM, -hecho sin precedentes en la historia de estos últimos doce años-, el programa completo del evento ya estaba en Internet. Y a partir del 21 de marzo, es decir cinco días antes de la apertura, se encontraba a disposición el programa impreso. La acreditación en línea para la prensa fue la más sencilla de todos los foros. Las informaciones recibidas por los periodistas, las más abundantes.  Respondiendo a críticas de ediciones anteriores, todos los comunicadores, sea de la gran prensa o de redes sociales y medios asociativos pudieron recibir su acreditación sin obstáculo alguno.

Durante el FSM mismo la gran mayoría de las actividades programadas correspondieron con las salas asignadas según el programa; centenas de jóvenes voluntarios –en su mayoría estudiantes de la misma universidad anfitriona- se esmeraron en facilitar la tarea a los participantes en un campus gigante que reúne  cinco facultades. La inscripción para los participantes locales fue ágil y sin contratiempos. Los precios en los diversos comedores populares distribuidos en toda la superficie eran adecuados a los salarios locales.

No sorprendió entonces que según la opinión de muchos de los participantes asiduos a los foros, la de Túnez fuera la edición mejor organizada, incorporando superadoramente las críticas políticas y funcionales de las ediciones anteriores, especialmente la de Dakar en 2011, donde los serios problemas logísticos y de organización de las dos primeras jornadas conspiraron contra los resultados del evento.

Altermundialismo y movilización social

Para Fathi Chamkhi, miembro del Comité de Organización local del FSM, los resultados del mismo son “significativos y están a la vista”.

Chamkhi, militante de Raid/ ATTAC, del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo (CADTM) y del Frente Popular, la realización del “Foro en Túnez fue una gran oportunidad para establecer la relación entre las luchas revolucionarias árabes y los desafíos de justicia social a nivel global”.

Y la oportunidad de dar el ejemplo de una reivindicación clave para Túnez que vale también para muchos otros países: “la necesidad de una moratoria del pago de la deuda”. Sin olvidar “todo el entretejido de relaciones internacionales con el condimento fundamental de la solidaridad” que se pudo construir en torno al FSM. Una forma muy concreta de reforzar a las fuerzas democráticas en su lucha cotidiana en este país magrebí.

En el balance acordado a este corresponsal de ALAI afirmó que  “la presencia activa de miles de tunecinos en el Foro, especialmente de jóvenes, ha sido la mejor prueba de esta confluencia entre altermundialismo y sociedad civil local”.

Reflexión coincidente con la de Belgacem Ben Abdallah, que casi al inicio del cónclave expresaba su entusiasmo “por poder acercar la lucha de los Diplomados Desempleados de Túnez con los de otros países de la región”.  Abdallach, joven dirigente de ese movimiento social – uno de los más activos, dinámicos y movilizadores del país- hizo parte también del Comité de organización del evento.

Para Besma Khalfaoui,  militante feminista de primera fila y viuda de Chokri Belaïd, la realización del FSM “fortalece los esfuerzos para frenar todos los intentos violentos” de los sectores que se oponen en Túnez a una transición realmente democrática.

Para las fuerzas democráticas, insistía la dirigente feminista convertida en un símbolo opositor, “es una forma de expresar que no queremos la violencia, que apostamos a confrontar con la participación y movilización social todas las agresiones que sufrimos”. Es esencial compartir esta concepción con los miles de representantes de las fuerzas progresistas y democráticas del mundo entero que llegan a nuestro país para el Foro”, sentenciaba. Al tiempo que anticipaba su decisión de crear una fundación que llevará el nombre de su marido con el objetivo de fortalecer el trabajo en particular con las y los jóvenes marginados de su país.

La participación de los movimientos sociales como columna vertebral del FSM, constituía “el principal desafío de la convocatoria de fines de marzo”, declaraba a ALAI Mimoun Rahmani, militante social marroquí, uno de los coordinadores de la Asamblea de Movimientos Sociales del jueves 29 de marzo y del Consejo Internacional del FSM.

Y en su balance  Rahmani ratifica su satisfacción por los resultados de esta novena edición. Aunque hay cosas todavía a mejorar, “se dio un paso adelante”. Lamentando solamente la intromisión de representantes de la monarquía marroquí para impedir que la declaración de la Asamblea sea adoptada. “El llamado a sostener la soberanía del pueblo saharaui inscrito en ese documento provocó la ira de representantes oficiales de Marruecos disfrazados de pertenecer a organizaciones sociales…Y trataron de intimidarnos, incluso agredirnos”.

Sin embargo,  la Declaración de la Asamblea de los Movimientos sociales no escatimó su apoyo a la autodeterminación de los pueblos, en particular en Palestina, el Sahara Occidental y Kurdistán.
El documento final, que anticipa una jornada de movilización mundial en una fecha todavía a definir, integra además otros temas centrales, expresión del consenso logrado entre decenas de organizaciones sociales que se dieron cita en Túnez.

Dichas organizaciones se pronuncian contra las trasnacionales y el sistema financiero dominante – con sus principales organizaciones el FMI, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio.  Contra la violencia hacia las mujeres y favor de la diversidad sexual. Por la justicia climática y la soberanía alimentaria denunciando la nueva propuesta de “economía verde” y las falsas soluciones a la crisis climática como los transgénicos, la geo-ingeniería, y los mecanismos de mercado del carbono.

También se pronunciaron a favor de la paz, contra la guerra, el colonialismo, las ocupaciones y la militarización de territorios, condenando las ocupaciones militares por “potencias imperialistas en Haití, Libia, Malí y Siria”.

El documento subraya “el apoyo a la democratización de los medios de comunicación masivos y por la construcción de medios alternativos”.

Túnez, hito de referencia

La edición tunecina aportó una bocanada de aire fresco al proceso altermundialista encarnado en el FSM, que en su breve historia de apenas doce años de existencia integra experiencias significativas como las ediciones de Mumbai en 2004 o Belén de Pará en 2009 y otras no tan logradas como Nairobi en 2007.

“Los tunecinos lograron la apuesta. Este primer encuentro en tierra árabe  ha sido una inyección de energía”, enfatizó Francisco Chico Whitaker, uno de los co-fundadores del FSM y miembro de su Consejo Internacional. Lograron hacer aceptar la diversidad de opiniones y el rechazo a la violencia -insistía al momento del balance-,  celebrando la calidad organizativa y de contenidos de esta novena edición centralizada.

Resultado positivo que sin embargo no esconde ciertas críticas-autocríticas sobre la necesidad de repensar las estructuras de coordinación hasta ahora existentes. “El Consejo Internacional es como un elefante blanco que debe ser revisado”, subrayaba Chico Whitaker. Indicando la necesidad de encontrar nuevas modalidades para asegurar la facilitación del proceso forístico, sin por eso negar la importancia del FSM como “el espacio más significativo en la actualidad de la sociedad civil planetaria”.

El FSM “en contacto con una realidad en ebullición ha producido una química muy positiva”,  señaló  Eric Toussaint, coordinador del Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo e integrante del Consejo Internacional.

Se ha dado una interacción muy interesante entre los movimientos sociales locales y del Magreb con los participantes internacionales, enfatizaba.

Y si bien Toussaint coincide  con ciertos límites a los cuales ha llegado el Consejo Internacional, no deja de reconocer que el Foro sigue siendo un lugar especialmente importante para los movimientos sociales.

“Independientemente de los problemas de funcionamiento  interno esta dinámica positiva que se constató en Túnez debe servir de referencia y repetirse”, insiste Toussaint, quien propone imaginar una futura edición en otro país del Magreb como por ejemplo en Egipto.

“Sería muy importante, ya que las organizaciones de trabajadores son más fuertes que en Túnez y existe un campesinado muy afectado por las políticas neoliberales del Banco Mundial y su corolario de privatizaciones de tierras”, enfatiza.

Para Toussaint, en síntesis, el binomio “FSM-explosión social”,  es un aporte al crecimiento /fortalecimiento de los actores sociales. Y el hecho de haber elegido para su realización un lugar animado por la movilización ciudadana, “ha sido sumamente acertado”.

Cerrado el telón de Túnez 2013 comenzará de inmediato la reflexión sobre la continuidad del proceso en marcha. No sólo para definir el lugar del futuro encuentro sino también para profundizar, avanzar y mejorar la metodología que le de continuidad.

Mientras tanto el movimiento altermundialista ratifica posiciones –tal como lo expresa el documento de los movimientos sociales- y sigue fortaleciendo  la búsqueda de propuestas alternativas.

Entre ellos: el Frente Mediterráneo contra la Deuda, conformado como antesala del FSM en Túnez mismo. Las nuevas definiciones sobre el tipo de cooperación Norte-Sur-Norte más apropiado (solidaria y reforzando a los actores sociales del Sur). La exigencia de encontrar alternativas a los acuerdos bilaterales entre naciones que siguen condenando a los países del Sur a supeditarse a los dictados de las trasnacionales. La importancia de ampliar y reforzar redes existentes que ya tienen poder de convocatoria propio como, por ejemplo, la Marcha Mundial de Mujeres y Vía Campesina. La necesidad de estructurar el combate frontal contra la energía atómica –eje hasta ahora secundario en el proceso del FSM- etc.

Abanico de ideas, propuestas y señales que revitalizaron la convocatoria ciudadana de fines de marzo. Que además de todo, ganó las calles. Empezando y terminando con multitudinarias manifestaciones públicas al grito de "Aalam akher moumken".  La mejor forma de arabizar la consigna de *Otro Mundo Posible* en una región que supo apropiarse, con determinación, de un proceso global en marcha en el cual Túnez ya se inscribe como nuevo hito de referencia.

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Espacio privilegiado para pensar en el planeta

Concluida la maratón tunecina de la sociedad civil internacional  las miradas se dirigen ahora hacia los protagonistas y los resultados de la carrera.

En ese entorno: ¿cuál fue el aporte del Foro Social Mundial? Difícil evaluar un evento auto-gestionado de esta amplitud. Imposible seguir cada una de los centenares de espacios de reflexión propositiva.

Sin embargo, las “asambleas de convergencia”  finales pueden servir de termómetro. Las mismas intentaron canalizar en proposiciones y ejes de acción el debate de los días anteriores.

De las 32 asambleas de esta naturaleza – incluyendo la de los Movimientos Sociales-, al menos nueve trabajaron temas de gran actualidad en el terreno medio ambiente, economía solidaria, modelos sistémicos alternativos etc.

Por primera vez La lucha antinuclear irrumpió en el Foro Social. Pero también hubo asambleas de confluencia sobre ¿Espacio Climático: qué estrategia?; la de los Habitantes a nivel mundial; Aquí y Ahora, un mundo alternativo en marcha  la que profundizó la reflexión sobre las alternativas de economía solidaria para organizar la transición hacia la justicia social, la democracia, el respeto del planeta y la fraternidad entre los pueblos. Así como otras tres sobre la Deuda; la Tasa Fiscal  Justa;  y la Extracción Minera.

Dos asambleas trataron sobre La lucha contra las grandes infraestructuras impuestas a las poblaciones que las consideran inútiles- sea una gran represa brasilera o la extensión de la estación de trenes de Stuttgart- y Soberanía Alimentaria vs soberanía energética, problemática sensible que confronta el impacto de los agro-carburantes al derecho de la alimentación para todos.

*Sergio Ferrari, en colaboración con ALAI y E-CHANGER

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