El Foro Social Mundial
(FSM) se relanzó en Túnez. Los movimientos sociales de la región se
“apropiaron” de la convocatoria. El futuro del Foro parece depender,
fundamentalmente, de la vitalidad de los actores sociales que lo sustentan.
Altermundialismo y capacidad de transformación social, son las variables
esenciales de la ecuación de un FSM que recuperó su brío gracias a la primavera
árabe.
Sergio Ferrari* / Especial para Con Nuestra América
Participantes en el Foro Social Mundial de Túnez. |
Inmerso en un proceso
de interrogantes de fondo sobre su propia existencia, el FSM llegó a Túnez con
preguntas de fondo. La primera, sobre la capacidad organizativa de los
convocantes locales y del Foro Social del Magreb para asegurar la realización
del FSM en una realidad regional en ebullición, atravesada por múltiples
contradicciones políticas, sociales, culturales y religiosas.
La segunda y tal vez la
más importante, relacionada a la real capacidad de participación de los
movimientos sociales de la región para asegurar que el FSM no se limite a una
gran kermese internacional y aporte nuevas energías en el combate contra el
actual modelo globalizador hegemónico.
Y la tercera, ligada a
la propia dinámica, vigencia, estructuración e identidad de este espacio que
desde su primera edición en el 2001 en Porto Alegre hasta ahora se ha
convertido en la más amplia, horizontal e importante convocatoria de la
sociedad civil planetaria. Pero que, víctima de su propio éxito, confronta
riesgos de inercia, inoperancia y falta de brújula futura.
El FSM en una realidad pos-insurreccional
Marcada por las
jornadas insurreccionales de enero del 2011 que tumbaron el 14 de ese mes al
*dictador socialdemócrata* Ben Alí, la coyuntura tunecina sigue viviendo hoy
una dinámica post-insurreccional. Los principales actores de aquella
movilización sienten que su revolución les ha sido robada por la actual
coalición gubernamental, la Troika, liderada por una fuerza islamista
conservadora y dos aliados de centro derecha.
El nacimiento reciente
de un Frente Popular opositor fue
duramente jaqueado el pasado 6 de febrero cuando un grupo islamista radical
asesinó a Chokri Belaïd, uno de sus principales referentes. Ese hecho brutal,
desconocido aun en las peores épocas del régimen de Ben Alí, provocó una crisis
institucional gubernamental y motivó respuestas callejeras de repudio en las
que participaron cientos de miles de personas.
Seis semanas antes de
comenzar, una gran incertidumbre pesaba sobre el FSM. Los principales
promotores de esa respuesta en las calles, especialmente el Frente Popular, la Unión General de
Trabajadores de Túnez (UGTT), la Asociación de Mujeres Democráticas, y los
Diplomados Desempleados, eran parte de los
principales convocantes a la 9na edición del Foro.
Sumergidos en una dinámica
intensa de crisis-movilización social, la gran pregunta era si tendrían la
capacidad al mismo tiempo de mantener su presencia en las calles y continuar con la organización de la cita
altermundialista.
El transcurso de la
segunda quincena de febrero y los primeros días de marzo sirvieron para
encontrar respuestas. No solo esos movimientos aseguraron la continuidad de las
tareas organizativas de este primer gran encuentro en tierras árabes, sino que
lo hicieron casi a la perfección.
Diez días antes de comenzar
la cita de Túnez, es decir a mitad de marzo, las organizaciones que proponían
actividades recibieron ya la confirmación del día, hora y lugar de la
realización de las mismas. Una semana antes de iniciar el FSM, -hecho sin
precedentes en la historia de estos últimos doce años-, el programa completo
del evento ya estaba en Internet. Y a partir del 21 de marzo, es decir cinco
días antes de la apertura, se encontraba a disposición el programa impreso. La
acreditación en línea para la prensa fue la más sencilla de todos los foros.
Las informaciones recibidas por los periodistas, las más abundantes. Respondiendo a críticas de ediciones
anteriores, todos los comunicadores, sea de la gran prensa o de redes sociales
y medios asociativos pudieron recibir su acreditación sin obstáculo alguno.
Durante el FSM mismo la
gran mayoría de las actividades programadas correspondieron con las salas
asignadas según el programa; centenas de jóvenes voluntarios –en su mayoría
estudiantes de la misma universidad anfitriona- se esmeraron en facilitar la
tarea a los participantes en un campus gigante que reúne cinco facultades. La inscripción para los
participantes locales fue ágil y sin contratiempos. Los precios en los diversos
comedores populares distribuidos en toda la superficie eran adecuados a los
salarios locales.
No sorprendió entonces
que según la opinión de muchos de los participantes asiduos a los foros, la de
Túnez fuera la edición mejor organizada, incorporando superadoramente las
críticas políticas y funcionales de las ediciones anteriores, especialmente la
de Dakar en 2011, donde los serios problemas logísticos y de organización de
las dos primeras jornadas conspiraron contra los resultados del evento.
Altermundialismo y movilización social
Para Fathi Chamkhi, miembro
del Comité de Organización local del FSM, los resultados del mismo son
“significativos y están a la vista”.
Chamkhi, militante de
Raid/ ATTAC, del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo (CADTM)
y del Frente Popular, la realización del “Foro en Túnez fue una gran
oportunidad para establecer la relación entre las luchas revolucionarias árabes
y los desafíos de justicia social a nivel global”.
Y la oportunidad de dar
el ejemplo de una reivindicación clave para Túnez que vale también para muchos
otros países: “la necesidad de una moratoria del pago de la deuda”. Sin olvidar
“todo el entretejido de relaciones internacionales con el condimento
fundamental de la solidaridad” que se pudo construir en torno al FSM. Una forma
muy concreta de reforzar a las fuerzas democráticas en su lucha cotidiana en
este país magrebí.
En el balance acordado
a este corresponsal de ALAI afirmó que
“la presencia activa de miles de tunecinos en el Foro, especialmente de
jóvenes, ha sido la mejor prueba de esta confluencia entre altermundialismo y
sociedad civil local”.
Reflexión coincidente
con la de Belgacem Ben Abdallah, que casi al inicio del cónclave expresaba su
entusiasmo “por poder acercar la lucha de los Diplomados Desempleados de Túnez
con los de otros países de la región”.
Abdallach, joven dirigente de ese movimiento social – uno de los más
activos, dinámicos y movilizadores del país- hizo parte también del Comité de
organización del evento.
Para Besma
Khalfaoui, militante feminista de
primera fila y viuda de Chokri Belaïd, la realización del FSM “fortalece los
esfuerzos para frenar todos los intentos violentos” de los sectores que se
oponen en Túnez a una transición realmente democrática.
Para las fuerzas
democráticas, insistía la dirigente feminista convertida en un símbolo
opositor, “es una forma de expresar que no queremos la violencia, que apostamos
a confrontar con la participación y movilización social todas las agresiones
que sufrimos”. Es esencial compartir esta concepción con los miles de representantes
de las fuerzas progresistas y democráticas del mundo entero que llegan a
nuestro país para el Foro”, sentenciaba. Al tiempo que anticipaba su decisión
de crear una fundación que llevará el nombre de su marido con el objetivo de
fortalecer el trabajo en particular con las y los jóvenes marginados de su
país.
La participación de los
movimientos sociales como columna vertebral del FSM, constituía “el principal
desafío de la convocatoria de fines de marzo”, declaraba a ALAI Mimoun Rahmani,
militante social marroquí, uno de los coordinadores de la Asamblea de
Movimientos Sociales del jueves 29 de marzo y del Consejo Internacional del
FSM.
Y en su balance Rahmani ratifica su satisfacción por los
resultados de esta novena edición. Aunque hay cosas todavía a mejorar, “se dio
un paso adelante”. Lamentando solamente la intromisión de representantes de la
monarquía marroquí para impedir que la declaración de la Asamblea sea adoptada.
“El llamado a sostener la soberanía del pueblo saharaui inscrito en ese documento
provocó la ira de representantes oficiales de Marruecos disfrazados de
pertenecer a organizaciones sociales…Y trataron de intimidarnos, incluso
agredirnos”.
Sin embargo, la Declaración de la Asamblea de los
Movimientos sociales no escatimó su apoyo a la autodeterminación de los
pueblos, en particular en Palestina, el Sahara Occidental y Kurdistán.
El documento final, que
anticipa una jornada de movilización mundial en una fecha todavía a definir,
integra además otros temas centrales, expresión del consenso logrado entre
decenas de organizaciones sociales que se dieron cita en Túnez.
Dichas organizaciones
se pronuncian contra las trasnacionales y el sistema financiero dominante – con
sus principales organizaciones el FMI, el Banco Mundial y la Organización
Mundial del Comercio. Contra la
violencia hacia las mujeres y favor de la diversidad sexual. Por la justicia
climática y la soberanía alimentaria denunciando la nueva propuesta de
“economía verde” y las falsas soluciones a la crisis climática como los transgénicos,
la geo-ingeniería, y los mecanismos de mercado del carbono.
También se pronunciaron
a favor de la paz, contra la guerra, el colonialismo, las ocupaciones y la
militarización de territorios, condenando las ocupaciones militares por
“potencias imperialistas en Haití, Libia, Malí y Siria”.
El documento subraya
“el apoyo a la democratización de los medios de comunicación masivos y por la
construcción de medios alternativos”.
Túnez, hito de referencia
La edición tunecina
aportó una bocanada de aire fresco al proceso altermundialista encarnado en el
FSM, que en su breve historia de apenas doce años de existencia integra
experiencias significativas como las ediciones de Mumbai en 2004 o Belén de
Pará en 2009 y otras no tan logradas como Nairobi en 2007.
“Los tunecinos lograron
la apuesta. Este primer encuentro en tierra árabe ha sido una inyección de energía”, enfatizó
Francisco Chico Whitaker, uno de los co-fundadores del FSM y miembro de su
Consejo Internacional. Lograron hacer aceptar la diversidad de opiniones y el
rechazo a la violencia -insistía al momento del balance-, celebrando la calidad organizativa y de
contenidos de esta novena edición centralizada.
Resultado positivo que
sin embargo no esconde ciertas críticas-autocríticas sobre la necesidad de
repensar las estructuras de coordinación hasta ahora existentes. “El Consejo
Internacional es como un elefante blanco que debe ser revisado”, subrayaba
Chico Whitaker. Indicando la necesidad de encontrar nuevas modalidades para
asegurar la facilitación del proceso forístico, sin por eso negar la
importancia del FSM como “el espacio más significativo en la actualidad de la
sociedad civil planetaria”.
El FSM “en contacto con
una realidad en ebullición ha producido una química muy positiva”, señaló
Eric Toussaint, coordinador del Comité por la Anulación de la Deuda del
Tercer Mundo e integrante del Consejo Internacional.
Se ha dado una
interacción muy interesante entre los movimientos sociales locales y del Magreb
con los participantes internacionales, enfatizaba.
Y si bien Toussaint
coincide con ciertos límites a los
cuales ha llegado el Consejo Internacional, no deja de reconocer que el Foro
sigue siendo un lugar especialmente importante para los movimientos sociales.
“Independientemente de
los problemas de funcionamiento interno
esta dinámica positiva que se constató en Túnez debe servir de referencia y
repetirse”, insiste Toussaint, quien propone imaginar una futura edición en
otro país del Magreb como por ejemplo en Egipto.
“Sería muy importante,
ya que las organizaciones de trabajadores son más fuertes que en Túnez y existe
un campesinado muy afectado por las políticas neoliberales del Banco Mundial y
su corolario de privatizaciones de tierras”, enfatiza.
Para Toussaint, en
síntesis, el binomio “FSM-explosión social”,
es un aporte al crecimiento /fortalecimiento de los actores sociales. Y
el hecho de haber elegido para su realización un lugar animado por la
movilización ciudadana, “ha sido sumamente acertado”.
Cerrado el telón de
Túnez 2013 comenzará de inmediato la reflexión sobre la continuidad del proceso
en marcha. No sólo para definir el lugar del futuro encuentro sino también para
profundizar, avanzar y mejorar la metodología que le de continuidad.
Mientras tanto el
movimiento altermundialista ratifica posiciones –tal como lo expresa el
documento de los movimientos sociales- y sigue fortaleciendo la búsqueda de propuestas alternativas.
Entre ellos: el Frente
Mediterráneo contra la Deuda, conformado como antesala del FSM en Túnez mismo.
Las nuevas definiciones sobre el tipo de cooperación Norte-Sur-Norte más
apropiado (solidaria y reforzando a los actores sociales del Sur). La exigencia
de encontrar alternativas a los acuerdos bilaterales entre naciones que siguen
condenando a los países del Sur a supeditarse a los dictados de las
trasnacionales. La importancia de ampliar y reforzar redes existentes que ya
tienen poder de convocatoria propio como, por ejemplo, la Marcha Mundial de
Mujeres y Vía Campesina. La necesidad de estructurar el combate frontal contra
la energía atómica –eje hasta ahora secundario en el proceso del FSM- etc.
Abanico de ideas,
propuestas y señales que revitalizaron la convocatoria ciudadana de fines de
marzo. Que además de todo, ganó las calles. Empezando y terminando con multitudinarias
manifestaciones públicas al grito de "Aalam akher moumken". La mejor forma de arabizar la consigna de
*Otro Mundo Posible* en una región que supo apropiarse, con determinación, de
un proceso global en marcha en el cual Túnez ya se inscribe como nuevo hito de
referencia.
_________________________________________________________
Espacio privilegiado para pensar en el planeta
Concluida la maratón tunecina de la sociedad civil
internacional las miradas se dirigen
ahora hacia los protagonistas y los resultados de la carrera.
En ese entorno: ¿cuál
fue el aporte del Foro Social Mundial? Difícil evaluar un evento
auto-gestionado de esta amplitud. Imposible seguir cada una de los centenares
de espacios de reflexión propositiva.
Sin embargo, las
“asambleas de convergencia” finales
pueden servir de termómetro. Las mismas intentaron canalizar en proposiciones y
ejes de acción el debate de los días anteriores.
De las 32 asambleas de
esta naturaleza – incluyendo la de los Movimientos Sociales-, al menos nueve
trabajaron temas de gran actualidad en el terreno medio ambiente, economía
solidaria, modelos sistémicos alternativos etc.
Por primera vez La lucha
antinuclear irrumpió en el Foro Social. Pero también hubo asambleas de
confluencia sobre ¿Espacio Climático: qué
estrategia?; la de los Habitantes a
nivel mundial; Aquí y Ahora, un mundo
alternativo en marcha la que
profundizó la reflexión sobre las alternativas de economía solidaria para
organizar la transición hacia la justicia social, la democracia, el respeto del
planeta y la fraternidad entre los pueblos. Así como otras tres sobre la Deuda; la Tasa Fiscal Justa; y la Extracción
Minera.
Dos asambleas trataron
sobre La lucha contra las grandes infraestructuras
impuestas a las poblaciones que las consideran inútiles- sea una gran
represa brasilera o la extensión de la estación de trenes de Stuttgart- y Soberanía Alimentaria vs soberanía
energética, problemática sensible que confronta el impacto de los agro-carburantes
al derecho de la alimentación para todos.
*Sergio Ferrari, en
colaboración con ALAI y E-CHANGER
No hay comentarios:
Publicar un comentario