En las últimas
reuniones del Foro de San Pablo se ha
conseguido acordar un programa base
mínimo con contenido políticos,
económicos y sociales, para lo que
debería ser una plataforma política de acción
de un gran movimiento político
social Latinoamericano y del Caribe denominado “Consenso
Nuestroamericano”.
Mariano Ciafardini / Especial para Con Nuestra América
Desde Buenos Aires,
Argentina
La característica
estructural de esta última etapa del
capitalismo denominada globalización financiera es precisamente, en términos
generales, la de la existencia de enormes masas de liquidez dispuestas a ser prestadas en busca de una renta de retorno lo
más inmediato posible. El abuso de este recurso determinado por la ley de la
competencia intercapitalista llevó a extender el préstamo en todas sus
formas y derivados en condiciones de alto riesgo y escasas garantías reales de devolución, con
lo que la irracionalidad del
procedimiento dejó a grandes instituciones financieras y a las arcas de varios
estados poderosos en situaciones
contables netamente negativas,
que apenas se sostienen sobre la base de una emisión sin respaldo real en una producción de bienes equivalentes
algunos, lo que determina, a su vez, la caída del valor de la moneda que se
imprime , básicamente el dólar y en segundo lugar el euro y la libra esterlina correspondientes a los
estados u organizaciones supraestatales
que más han echado mano al “quantitative easing”.
Este es el escenario
económico financiero mundial en que estamos hoy, y todos estos desajustes son aprovechados por
algunos grupos transnacionales para acumular y centralizar más riquezas
y eliminar competidores , con lo que el equilibrio económico mundial se
desbalancea más aun, generando una extendida recesión que lleva ya más de ocho
años, sosteniendo y agravando el injusto
e irracional reparto de riquezas que es el cáncer crónico del sistema, y
generador de todos los problemas políticos
y sociales que se agudizan cada
vez más. El peor de todos ellos las guerras y su consecuencia inmediata: las
migraciones masivas.
Entre tanto el mundo se
ha configurado de forma que los centros
industriales incluso de la producción
con alta tecnología se han radicado en determinados países que están en
condiciones de producir más y a menor costo y, como los precios de los fletes,
por el avance del transporte inciden
casi insignificantemente en precio final del producto, el resto del mundo queda cada vez más obligado a consumir esos bienes, exportados desde esos países o
regiones. Por otro lado existen, en ciertos países que alcanzaron el grado
máximo de desarrollo capitalista en el
siglo XX, nichos de investigación y producción tecnológica que han avanzado de
manera tan significativa que la brecha entre
el nivel desarrollado en ellos es
prácticamente insalvable para el resto del mundo, especialmente por los países
menos desarrollados, que se han mantenido en el rango de la producción primaria
o con escaso valor agregado. Con la
excepción de China y en parte Rusia que por motivos de la nueva arquitectura
productiva mundial o sobre la base de
adelantos que habían logrado en el pasado sobre todo en el plano militar y
espacial están en condiciones reales de
competir con la tecnología de punta.
Para los países como
los latinoamericanos y del Caribe , fuertemente primario exportadores, en particular de granos, productos alimenticios, petróleo y minerales , y con una clase
trabajadora mal paga en amplios
sectores de los servicios y la
industria, pero que mantiene, en los
sectores ocupados formalmente, niveles
salariales mayores a los de extensas
regiones asiáticas o africanas se
plantea un dilema de difícil solución.
Ninguno de los países
del área, ni siquiera los más extensos
como Brasil, México o Argentina, están en condiciones de competir por si
mismos con los desarrollos industriales
o tecnológicos mencionados ni de insertarse por sí solos en alguna cadena virtuosa de valor a nivel mundial. Este ha sido el talón de
Aquiles de los gobiernos populares surgidos en la región a partir del
2000, algunos de los cuales han caído por golpes institucionales o directamente en las urnas, a manos de grupos de derecha neoliberales, dado que su deseo de distribuir
equitativamente a la par de generar un desarrollo efectivo de sus
economías, ha chocado contra esta dura
realidad global en forma sistemática,
dejándolos cada vez mas sólo con el deseo y sin oportunidades reales de dar
continuidad a los impulsos redistributivos
iniciales. Se habla de errores en la gestión o en las estrategias electorales pero el peor
error sería no ver esta realidad económica estructural de fondo. Y lo grave es
que todavía muchos de sus protagonistas aun no la ven.
Los pueblos que siempre
son más inteligentes que sus dirigentes,
aun incluso que los grandes líderes, no están dispuestos a acompañar proyectos
que intuyen, con razón, que aunque han dado algunos frutos en su momento no
tienen futuro claro y que, tarde o temprano, conducirán a “más de lo
mismo”, en medio de excusas, disculpas y explicaciones basadas finalmente
en la injusticia estructural del sistema,
cosa que los pueblos no necesitan que se les explique ya que la han sufrido históricamente y es por lo tanto la hipótesis de la que se parte y que se
supone que la vanguardia política debería proporcionar la estrategia para
superarla.
El keynesianismo, el
desarrollismo, la sustitución de importaciones, el “vivir con lo nuestro” y todas las recetas
cepalianas de los 50 y 60 o los enfoques
de la teoría de la dependencia tuvieron su momento de verdad cuando el
capitalismo estaba estructurado como imperialismo e imperaba en todo el mundo la impronta
industrializadora y la tendencia al estado de bienestar. Pero eso ya fue. El
salto del imperialismo a la globalización es un salto cualitativo dentro del
sistema capitalista tan grande como lo fue el del liberalismo comercial que reinó hasta el siglo XIX al imperialismo
monopolista de estado que se impuso en el siglo XX y las posibilidades
concretas de los países del tercer mundo de salir de su crónica situación de
dominados y dependientes tienen frente a si un desafío distinto y mucho más
complejo. Ya ha pasado el tiempo y la oportunidad de la “liberación nacional” y
la posibilidad de desarrollar industrialmente en forma autónoma un país en contra del sistema amundial. Los únicos
países que lograron eso en el siglo XX fueron la URSS y relativamente China
apoyada por la URSS y finalmente Cuba y Vietnam
pero también bajo el paraguas soviético
y con grandes restricciones en su capacidad de desarrollo industrial (
el boom industrial de Vietnam corresponde a otro proceso que se genera ya en la
globalización).
Sin embargo esta nueva época de la interconexión económica mundial a una
escala jamás vista antes por la humanidad
tiene, como no podía ser de otra manera, a la par de sus trampas y complejidades,
sus oportunidades.
Semejante
desarrollo demográfico y la creciente e y la expectativa de elevar la calidad de vida
de enormes masas que se han incorporado
al trabajo industrial y a los servicios en el mundo desarrollado y en las
llamadas economías emergentes, necesitan de los alimentos que provee nuestra
región y semejante desarrollo de la
producción industrial y de servicios
necesita imperiosamente de nuestros minerales.
Hasta ahora, en el desorden y la irracionalidad del
desarrollo capitalista mundial, los
necesitados de estos recursos los han tomado
en relaciones bilaterales con cada uno de nuestros países, las más de la veces de forma abusiva, aprovechando la venalidad de los gobiernos o
las situaciones de extrema necesidad de ingreso
de divisas para atender urgencias
nacionales y, otras, en un comercio “normal” pero favorecido por el precio de
unas materias primas que aun en sus
mejores momentos no alcanzó a
compensar los gastos de los
imprescindibles insumos tecnológicos e industriales que se deben importar para
mantener un nivel mínimo de standard vital medio de la población. Todo ello a
la par del aprovechamiento que han hecho las oligarquías económicas locales de
estas situaciones extorsivas en que se encuentran nuestros países, para
acaparar la mayor parte de la riqueza que ingresara en divisas.
Sin embargo esta necesidad que tiene el desarrollo de la
economía mundial de nuestros recursos nos pone por primera vez en la historia
del sistema, en la posición de poder aprovechar el actual escenario recesivo mundial del que se intentara salir, posicionándonos como bloque que haga de esta situación primarista exportadora no un
defecto sino una virtud.
Esto puede sonar
revulsivo luego de tantos años de
pensamiento cepalino, desarrollista y de
las teorías de la dependencias que fulguraron en los años 50/70 y que
impregnaron el pensamiento de izquierda y popular, como ya lo adelantáramos.
Pero insistimos en que esos eran otros tiempos y lo acertado de aquellas
posiciones puede convertirse en una
traba hoy si no entendemos la necesidad
de adecuar la estrategia al cambio mundial.
Claro que este
primarismo exportador de mantenerse así como así no haría más que mantenernos
en la situación actual o llevarnos a
situaciones peores, si se sigue planteando en forma aislada, país por país.
Pero distinta pareciera ser la cuestión
si se lograra articular una monopolización
de estos recursos por el conjunto de los estados latinoamericanos, como recursos estratégicos a nivel regional.
La masa de insumos alimentarios minerales y energéticos es tan
grande que nos pondría evidentemente en
una posición negociadora privilegiada.
Además una articulación
económico productiva bien planteada podría lograr las tan mentadas inversiones
de capitales pero no para la especulación financiera o el pago de servicios de
deuda sino para un mega desarrollo infraestructural en función de esa estrategia única
exportadora y comercial.
Imagínese lo atractivo
que resultaría para capitales Chinos Rusos o de cualquieras otras partes del
mundo, un mega proyecto de conectividad, comunicación y transporte terrestre y
fluvial con desarrollo de puertos
estratégicos en distintos puntos del continente
desde México hasta Chile y Argentina para desplegar la producción y
exportación de productos que son indispensables para el desarrollo mundial. Y
lo importante que sería la realización
de dicho proyecto para el desarrollo de
todos los países de la región la generación de empleo abaratamiento de costos, desarrollo
tecnológico, florecimiento de ciudades y mejoramiento acelerado del nivel de
vida.
Además habría un
acercamiento y una integración real de nuestros pueblos y nuestras culturas lo
que potenciaría el espíritu de la Patria Grande
Nuestroamericana. La potencia de esa comunidad humana no tendría límites
más que los que nosotros nos demos a nosotros mismos. Esa sería la verdadera
liberación nacional de de la nación americana entera.
La cuestión política
Hay quienes ven esta
opción como una utopía deseable pero concluyen en que si no podemos lograr
acceder al poder en cada uno de nuestros países mal podemos
pensar en una integración de ese tipo. Eso es cierto pero solo en parte. Este
modo de pensar está dejando de lado la
visión dialéctica de que para acceder al
poder real en cada uno de nuestros países ( desde una iniciativa popular que no termine
traicionando los intereses generales) lo
primero que tenemos que tener es un programa económico creíble que muestre una
verdadera perspectiva de desarrollo, y no parches o dadivas bien intencionadas pero que se convierten en
limosnas para aliviar apenas los
sufrimientos de quienes tienen que seguir esperando eternamente que las viejas
recetas sesentitstas den resultado cuando el mundo nos lo permita.
Con eso no se puede
construir ningún movimiento popular revolucionario sólido y sustentable que
permita alcanzar , y mantener, verdaderamente el poder en los países de la región y obviamente por
ese camino la gran transformación
regional es imposible. Se avanza algo como hasta ahora pero el proyecto se empantana con las
primeras derrotas populares.
El gran desafío de los
partidos y movimientos populares y de izquierda hoy es saber articular en la
militancia y el diálogo con las masas
esta posibilidad real de Patria
Grande Nuestroamericana con las luchas,
imprescindibles e inevitables de la urgencia cotidiana, reivindicativas o
electorales.
Solo si amplios
sectores de los trabajadores y de los pueblos van haciendo carne esta relación
imprescindible entre la lucha nacional y la lucha por el proyecto regional y lo
transforman en una exigencia ante los gobiernos incluso ante sus mismos
gobiernos populares y de izquierda la utopía latinoamericanista puede dar el
salto hacia la concreción.
En este sentido hay ya
un comienzo impulsado por el Foro de San Pablo
esa organización de partidos populares y de izquierda que se constituyó
en los trágicos 90 y se mantiene firme y creciente dando muestras de una
incipiente evolución hacia la conversión en algo más en un foro es decir una
organización política popular y de izquierda supranacional regional
nuestroamericana, lo que sería un hito histórico en nuestro continente.
En ella revisten
partidos de gobierno de las íltimas
décadas como el PT de Brasil, el Mas de
Bolivia, Alianza País de Ecuadro el
Frente Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua, el Farabundo Martí Para
la Liberación Nacional de El Salvador,
el PSUV de Venezuela y el Frente Amplio de Uruguay, además todos los partidos comunistas de la región
latinoamericana y el Caribe incluido
obviamente el PC Cubano, el Partido
Socialista Chileno y su desprendimiento el Socialismo
Allendistas partidos del ex presidente y mártir chileno Salvador Allende,
partidos de larga trayectoria de lucha revolucionaria
incluso guerrillera como UNRG de
Guatemala y sus desprendimientos, los partidos por la liberación de Puerto Rico
y de Santo Domingo y partidos miembros del Frente para la
Victoria de Cristina Kirchner, de la Argentina etc.
En las últimas
reuniones de este Foro se ha conseguido
acordar un programa base mínimo con contenido políticos, económicos y
sociales, para lo que debería ser una
plataforma política de acción de un gran
movimiento político social
Latinoamericano y del Caribe denominado “Consenso Nuestroamericano”. No se
exagera si se considera que este es un primer paso para la formación de una gran organización
política y social regional que consigue un grado de concreción por primera vez en la
historia Latinoamericana desde los intentos bolivarianos y sanmartinianos del
siglo XIX.
Este programa que está
destinado a ser un documento en permanente debate y transformación sobre la base de sus inamovibles principios
antiimperialista y de soberanía de la
región puede convertirse en el
instrumento que movilice a nuestros pueblos detrás de la conciencia de que la
única salida es la regional y que los
gobiernos de nuestros estados tienen
desde ahora en más como obligación primera hacer el esfuerzo máximo por
articularse en una acción programática común
que considere a la región como una unidad económica política y
social, que se debe parar
monolíticamente, como tal, ante el mundo,
si se quiere salir del crónico
circulo vicioso de la pobreza y el atraso congénito . Debemos insistir en
que no existe ya, definitivamente,
posibilidad alguno de liberación
nacional y social de ningún país de la región por separado, e, incluso los que
la han logrado en otros contextos
históricos, como el ncaso de Cuba y
podría decirse Nicaragua, y la mantienen
a altos costos y sacrificios, no tienen garantía alguna de poder sostenerla eternamente si no
se encara este camino común de una vez y para siempre.
En su parte
programática económica el documento hace hincapié rotundo e la necesidad de la
integración regional y la urgencia de encarar mega proyectos financieros
comerciales y productivos conjuntos que
se constituyan en una estrategia única, solidaria e internamente equitativa,
ante el resto del mundo y de asumir la planificación de un mega desarrollo
infraestructural urgente que los haga viables .
Nuestros países con sus gobiernos populares de las últimas
décadas han avanzado en el armado institucional supranacional a un
ritmo no despreciable. Es obvio que la creación más importante en el plano institucional regional producto de ese avance de los movimientos y
gobiernos populares de las ultimas década es la CELAC una OEA sin Estados Unidos ni Canadá, que en
cierta medida refleja en lo institucional lo que es el FORO en lo político partidario y movimientista.
La CELAC es el ámbito
en el que se debería elaborar política y técnicamente una estrategia
financiera productiva y comercial
conjunta, complementaria y recíprocamente
compensatoria entre todos los países de la región, con expertos en las distintas áreas técnicas
y en la economía y la geopolítica
mundial, al calor de un espíritu autonomista liberador de la región , de
redistribución y equidad, bienestar para los pueblos protección del medio
ambiente y de los recursos estratégicos y profundización de la democracia y la
participación popular en cada instancia que corresponda.
Una de las acciones
recientes más trascendentales del
organismo, reemplazante de la pérfida OEA,
es el inicio de la construcción de una relación directa CELAC- CHINA,
que se correlaciona directamente con la inspiración de este “manifiesto
nuestroamericano” del Foro de San Pablo
en la medida que establece un plano de relación entre bloques y no bilateralidades totalmente
desbalanceadas pero es necesario meter a los gobiernos nacionales de cabeza en
la Celac hacerlos que abandonen esa
posición expectante y reticente que ha ganado a muchos de ellos. Tal vez la salida de EEUU de la alianza transpacífica
y al entrada de China en él , lo que constituye
una puesta de cabeza geopolítica de dicha alianza, permita articular ahora si a los países latinoamericanos que integran dicha alianza
como México, Perú y Chile con los del
Mercosur los del Alba y Petrocaribe y los integrantes de otras alianzas sub regionales y empezar a concretar las acciones imprescindibles para la salida del laberinto
en que sumió a la región el colonialismo
inicial el imperialismo norteamericano
del siglo XX y el consenso de Washington y la globalización financiera .
Pero si esto no lo
impulsan los pueblos difícilmente el avance venga solo de arriba. Para
ello la difusión y el debate del
documento del Foro de San Pablo es una herramienta insustituible. La
responsabilidad ahora es de los partidos
y los movimientos populares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario