Morena ha ocupado ya el espacio de la
izquierda desbancando al Partido de la Revolución Democrática (PRD), Movimiento
Ciudadano (MC) y Partido del Trabajo (PT), quienes desesperan por la sobrevivencia. También
Morena ha despertado el entusiasmo de las bases de los movimientos sociales,
aun cuando en sus dirigencias algunos desprecian indiscriminadamente a los partidos políticos en su totalidad.
Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México
El único partido opositor en México, Morena,
asciende impresionantemente. La crisis
profunda del proyecto neoliberal en el
país estimula este ascenso. Con una
justicia casi colapsada; un irresuelto problema del narcotráfico, por tanto una
guerra inútil contra el mismo que ha costado en los últimos años 182 mil vidas
y 28 mil desaparecidos; una crisis
económica expresada en un endeudamiento público de 9 billones de pesos
mexicanos (18.80 por 1 dólar) y alzas continuas a las gasolinas y una corrupción generalizada en las
alturas gubernamentales, el régimen
neoliberal se encuentra nuevamente en una crisis hegemónica notable. Andrés
Manuel López Obrador y el partido que encabeza están capitalizando esta
deplorable situación.
Las encuestas lo favorecen hasta hoy. Es
posible ver en las redes sociales las impresionantes concentraciones de
multitudes que ha provocado la firma del Acuerdo Político de Unidad
para la Prosperidad y Renacimiento de México en la ciudad de México, en
Xalapa y el Puerto de Veracruz (Veracruz), en Morelia (Michoacán), Nayarit,
Estado de México, ciudad de Puebla, Saltillo (Coahuila) y Villa Hermosa
(Tabasco). Morena ha ocupado ya el espacio de la izquierda desbancando al
Partido de la Revolución Democrática (PRD), Movimiento Ciudadano (MC) y Partido
del Trabajo (PT), quienes desesperan por
la sobrevivencia. También Morena ha despertado el entusiasmo de las bases de
los movimientos sociales, aun cuando en sus dirigencias algunos desprecian
indiscriminadamente a los partidos
políticos en su totalidad.
Hoy observamos un giro estratégico decidido por la cúpula dirigente del partido tendiente a
buscar una alianza con el centro derecha para atraer el voto de las clases
medias urbanas. Se busca con ello lograr
los 25-30 millones de votos que se necesitan para que cualquier
tentativa de fraude se vea frustrada por la gran diferencia de votos con la
cual se espera ganar en julio de 2018. Empresarios importantes como el
acaudalado empresario de Monterrey, Alfonso Romo, o el personero de TV-Azteca y
ex secretario de estado de gobiernos príístas,
Esteban Moctezuma Barragán, se han unido al proyecto de Morena. En cada
uno de los estados, es posible ver como ya comenzó un éxodo notorio de
políticos importantes del PRI que súbitamente han descubierto que López Obrador
ya no es un peligro para México sino todo lo contrario.
Todo ello ha encendido los focos rojos del establishment neoliberal
y ha sonado la campana de arranque de la guerra sucia que ya hemos visto en
2006 y 2012. Acusaciones totalmente infundadas de un corrupto gobernador de
Veracruz acusan a Morena de recibir
dinero del hoy prófugo ex gobernador de Veracruz y se convierten en motivo de
investigación para la fiscalía de delitos electorales. Ya surgió la primera
candidatura independiente que levanta banderas de izquierda y que de tener
éxito restaría votos a Morena. Televisa proyecta una fracasada telenovela (“La
candidata”) que proyectaría anticipadamente la figura de Margarita Zavala,
esposa del expresidente Felipe Calderón. No tardaran en surgir encuestas
amañadas que hablen del descenso de López Obrador y ha empezado su
satanización.
Ya comenzó pues la guerra sucia en México.
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