En esta nueva etapa del proyecto
neoliberal, el objetivo es de la derecha europea es desmantelar el Estado de
bienestar y han comenzado por los eslabones más débiles de la cadena, pero que
no se fíen los demás, que ya les llegará su turno sin importar lo aparentemente
fuerte que sean sus economías.
Rafael
Cuevas Molina/Presidente AUNA-Costa Rica
Rajoy olvidó sus promesas de campaña y emprendió el mayor recorte presupuestario de la historia de la democracia española. |
Con Mariano Rajoy comandando las huestes
cínicas, mentirosas y mediocres del Partido Popular en el gobierno, España se
mete cada vez más en un camino sin salida en el que el sufrimiento y la
desesperación serán la tónica de aquí en adelante. Por la vía que transitan, como furgón de
cola del proyecto neoliberal europeo liderado por los demócrata cristianos
alemanes, lo único que le espera al pueblo español es un horizonte de privaciones
condimentadas con las constantes mentiras de su clase política.
Hoy les prometen dos o tres años de
sacrificio para luego salir de la crisis, pero hace solo quince días Rajoy
dijo, claro y alto, que la ayuda a los bancos privados españoles por parte del
Banco Central Europeo no implicaría ninguna condición adicional de ajuste y hoy
salen con 33 medidas que, de no cumplirse estrictamente, dejaran sin efecto el
acuerdo. Eso quiere decir que dentro de tres años les cantarán un nuevo verso y
si te he visto no me acuerdo.
España está intervenida: su banco
central será supervisado periódicamente y no se le perderá de vista en la
implementación de las draconianas políticas de ajuste. La presidenta argentina,
Cristina Fernández, comentó que se le atragantó la tostada en la garganta
durante su desayuno del miércoles 11 de junio cuando vio la forma como la Unión
Europea está tratando a España, que le recuerda la forma como fue tratada
América Latina en los peores años del ajuste.
Los populares, sin embargo, no se dan
por enterados. Algunos de sus principales personeros, en distintos órganos del
Estado, asumen poses cínicas y prepotentes. Esperanza Aguirre, Presidenta de la
Comunidad de Madrid, ironizó sobre la cantidad de manifestantes que acompañaron
la llegada de obreros del carbón a la capital del reino, y la diputada Andrea
Fabra exclamó: “¡Qué se jodan!”, cuando Mariano Rajoy enumeró en el parlamento
las nuevas medidas que reducirían los beneficios de que gozan los desempleados.
Es decir, se les está saliendo la casta.
Cuando las circunstancias se lo permiten, sacan a relucir su rancia estirpe
reaccionaria que, hoy por hoy, se siente acuerpada por las corrientes de
derecha que están comandando el proyecto europeo, y que no cejarán hasta ver un
continente a la medida de las necesidades del gran capital. En esta nueva etapa
del proyecto neoliberal, el objetivo es desmantelar el Estado de bienestar y
han comenzado por los eslabones más débiles de la cadena, pero que no se fíen
los demás, que ya les llegará su turno sin importar lo aparentemente fuerte que
sean sus economías.
En este contexto, España no tiene
salida, como no la tienen los otros países que, como ella, se encuentran en
este momento en situación similar. La huida hacia adelante por la que han
optado es dar un paso al frente estando al borde del precipicio. Las opciones
alternativas que tienen tampoco son halagüeñas, pues han ido muy lejos en la
implementación de un modelo comandado por pillos que se han llenado los
bolsillos. Una de ellas es salirse del sistema euro, pero esta tampoco es
simple ni exenta de sufrimiento. Otra es volver los ojos a Islandia, que en una
esquina lejana de Europa ha ido sorteando su crisis de forma inédita y con una
receta totalmente distinta a la impuesta en la eurozona. O, como propone
Melechon en Francia, volver los ojos hacia lo que se hace en América Latina,
pero en las actuales circunstancias, con las fuerzas políticas que se
encuentran en la conducción de los estados, eso es impensable.
Tiene, entonces, la palabra el pueblo
europeo. Solo ellos podrán enrumbar la realidad de su región hacia nuevos
derroteros, pero para ello deberán perder el miedo y arriesgarse a construir
alternativas.
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