La crisis política en Paraguay y sus repercusiones en la
región, desplazaron la visita del primer ministro chino, Wen Jiabao y la
renuncia del principal cargo del Mercosur, a un segundo plano de la agenda
informativa. China mostró que está dispuesta a jugar fuerte incluso en la
principal zona de influencia de Estados Unidos.
Raúl Zibechi / ALAI
El primer ministro Chino, Wen Jiabao, se reunión con las presidentas de Argentina y Brasil, y el mandatario de Uruguay. |
Las polémicas a raíz del golpe en Paraguay, la suspensión del país del
Mercosur y el ingreso de Venezuela no consiguen disimular las dificultades del
bloque, aquejado por las consecuencias de la crisis mundial y el ascenso de
China como potencia global. La alianza está paralizada porque lo que conviene a
unos perjudica a los otros.
Expresión de las dificultades fue la renuncia del embajador Samuel
Pinheiro Guimarães, Alto Representante General del Mercosur, en la reciente
cumbre en Mendoza. En su carta-relatorio de despedida traza un lúcido análisis
sobre la realidad actual del bloque.
Señala que la crisis económica en Europa y Estados Unidos y el ascenso de
China generan un enorme flujo de capitales hacia el sur que “erosiona los
vínculos comerciales intra-Mercosur que son el principal cimiento del proceso
de integración”. La desindustrialización, señala, es una de las peores
consecuencias y debe ser enfrentada utilizando los recursos de la exportación
de commodities.
Expansión gradual
En uno de los párrafos más polémicos, Pinheiro asegura que la Unasur “no
puede ser la piedra fundamental para la construcción del bloque económico de
América del Sur” porque Chile, Colombia y Perú firmaron tratados de libre
comercio con Estados Unidos lo que imposibilita la construcción de políticas
regionales de promoción del desarrollo.
Por eso cree que el bloque regional debe ser formado “a partir de la
expansión gradual del Mercosur”, incluyendo a Venezuela, Ecuador, Bolivia,
Surinam y Guyana. Los últimos deberán contar con condiciones de ingreso
especiales por su bajo nivel de desarrollo y el interés político que tienen
para la región.
Para avanzar, dice el embajador, el bloque debe aumentar de forma
significativa la coordinación política y la cooperación económica. “La
característica central del Mercosur son las asimetrías”, que provocan tensiones
políticas. Apuesta por una fuerte expansión de los recursos del Fondo para la
Convergencia Estructural para favorecer a los más pequeños, que hoy cuenta con
apenas 100 millones de dólares anuales.
Quizá el momento más luminoso de su carta sea el párrafo 34: “En un mundo
multipolar, en crisis, con grandes cambios de poder, no es del interés de
ningún bloque o de ninguna gran potencia la constitución o el fortalecimiento
de un nuevo bloque de Estados, en especial si son periféricos. Cualquier gran
potencia considera más conveniente negociar acuerdos con Estados aislados, en
especial si son países subdesarrollados, más débiles económica y
políticamente”.
Sólo a los miembros del Mercosur les interesa su bloque. Sin embargo,
cuando fue creado en 1991 no fue concebido como organismo para apoyar el
desarrollo sino como unión aduanera para promover el libre comercio. La
propuesta de Pinheiro consiste en que llegue a ser capaz de impulsar un
desarrollo regional armonioso y equilibrado, eliminando las asimetrías y
construyendo una legislación común de modo gradual.
Este viraje es necesario porque las respuestas de los países
industrializados a la crisis son “una verdadera suspensión, en al práctica, de
los acuerdos de la OMC negociados en la época de hegemonía del pensamiento
neoliberal”. Si el Mercosur no da estos pasos, “podrá sobrevivir pero siempre
de modo claudicante y no se transformará en un bloque de países capaz de
defender y promover sus intereses en este nuevo mundo que surgirá de las crisis
que vivimos”. El diagnóstico hecho por uno de los más destacados intelectuales
de Brasil apunta que el mundo está ingresando en un período de creciente
proteccionismo, de ahí la necesidad de formar bloques con fuerte comercio
interior.
China se anima
Wen Jiabao, primer ministro chino, visitaba la región cuando se producía
el golpe en Paraguay. El momento álgido de su visita a Brasil, Uruguay y
Argentina, fue la videoconferencia que mantuvo desde Buenos Aires el lunes 25
con Dilma Rousseff, Cristina Fernández y José Mujica.
Según la agencia china Xinhua el primer ministro hizo tres propuestas:
fortalecer la confianza mutua y la comunicación estratégica con el Mercosur,
duplicar el comercio para 2016 llevándolo a 200.000 millones de dólares, además
de las inversiones y la cooperación financiera y tecnológica, y fomentar las
relaciones bilaterales en el campo de la educación y la cultura (Xinghua, 25 de
junio de 2012).
La propuesta de Wen Jiabao fue interpretada por sus interlocutores como
lo que realmente es: una vasta alianza estratégica que incluye también un
tratado de libre comercio China-Mercosur. A destacar que se aprovechó que
Paraguay estaba por ser suspendido del Mercosur, ya que no tiene relaciones con
China. Dos días después ofreció una importante disertación en la CEPAL, en
Santiago de Chile.
Su propuesta dirigida a América Latina y el Caribe consiste en “combatir
el proteccionismo”, “profundizar la cooperación estratégica” y abrir nuevos
mercados con el objetivo de que el intercambio comercial bilateral “supere los
400.000 millones de dólares en el próximo lustro” (Xinghua, 26 de junio de
2012). Propuso la creación de un fondo de cooperación al que China hará un
aporte inicial de 5.000 millones de dólares y una línea de crédito de 10.000
millones del Banco de Desarrollo de China para la construcción de
infraestructuras.
Además propuso una amplia cooperación agrícola y establecer un mecanismo
de reserva alimentaria de emergencia de 500 mil toneladas destinado a
contingencias naturales y ayuda alimentaria, incluyendo la instalación de
centros de investigación y desarrollo en ciencia y tecnología agrícolas.
La oferta china luce tentadora en momentos en que el Mercosur atraviesa
enormes dificultades. La CEPAL elaboró un documento titulado “Diálogo y cooperación
ante los nuevos desafíos globales” donde analiza las posibilidades que se abren
a la región ante el ascenso chino. Alicia Bárcenas, secretaria ejecutiva de
CEPAL, señaló en el prólogo que la región está ante una oportunidad histórica
para dar un salto en infraestructura, innovación y recursos humanos, o sea
“traducir la renta de los recursos naturales en formas variadas de capital
humano, físico e institucional”.
Para dar se salto debe atraer inversión directa de China que le permita
diversificar las exportaciones. De los más de 40 apartados que incluye el
documento, uno debería ser especialmente atendido por los países de América del
Sur: hacia 2030 dos tercios de la población de clase media vivirán en la región
Asia-Pacífico frente a sólo el 21 por ciento que lo harán en Europa y América
del Norte.
En consecuencia, la clase media asiática se transformará en “mercado
clave para los alimentos, confecciones de mayor calidad, turismo, fármacos,
servicios médicos, retail y artículos de lujo”, lo que permitirá que América
Latina diversifique sus exportaciones y les sume valor agregado. Agrega que la
internacionalización del renminbi puede beneficiar a la región ya que China se
convirtió en su segundo socio comercial.
Por una agenda regional
Entre las conclusiones se destaca que el ascenso de China permite a la
región sudamericana prolongar el ciclo favorable de términos de intercambio que
vive desde 2003. “Si no se aprovecha bien el momento, podría acentuarse el
proceso de reprimarización exportadora, estableciendo modalidades renovadas del
vínculo centro-periferia”.
La CEPAL apunta la necesidad de establecer una “agenda regional
concertada de prioridades”, que supere las iniciativas unilaterales. O sea, lo
decisivo es lo que denomina como el “desafío interno”. En este punto decisivo,
el análisis de Samuel Pinheiro y de la CEPAL coinciden plenamente. Sin embargo,
la guerra comercial entre los miembros del Mercosur sigue siendo un factor de
desestabilización.
Las divisiones a menudo escalan de la economía a la política. El ingreso
de Venezuela decidido en la cumbre de Mendoza provoca reacciones encontradas.
Es el tipo de problemas al que alude Pinheiro: falta de confianza mutua, falta
de visión estratégica, predominio de las cuestiones locales por sobre las generales
y del corto plazo sobre el largo, incapacidad de comprender los cambios
globales. En otras palabras, es el predominio de la “pequeña política”. Lo que
está en juego es demasiado importante y no todos parecen comprenderlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario