Los movimientos masivos
del pueblo colombiano, acompañados de bloqueos, son una presión más al gobierno
para que acepte los reclamos populares. Las dos vertientes terminarán
convergiendo sin duda: las conversaciones con la guerrilla y el pueblo civil
desafiando al poder y pidiendo se atienda sus demandas históricas.
Juan Félix Montero / Especial para Con Nuestra América
Los estudiantes protestaron en Bogotá en apoyo a los campesinos colombiano. |
Quienes vanguardizan la
lucha por la Paz en Colombia lo habían anticipado, la paz con justicia social
será el resultado de un proceso que tendrá como su protagonista principal al
pueblo colombiano. Mientras se desarrollan las conversaciones en la Habana,
Cuba, que ya llevan varios meses, en Colombia crece la efervescencia. No han
sido fáciles estos meses, el proceso de Paz cuenta a lo interno y externo con
poderosos enemigos, pero también cada
día aumenta el número de personas, organizaciones y gobiernos que se suman, unos como simpatizantes y otros con decidido
compromiso.
Combinar todas las formas de lucha. La estrategia política
que ha conducido a la actual situación viene desgranándose con altibajos desde
hace ya muchos años desde el campesinado y los bananales, los centros
educativos, instituciones públicas, la minga indígena, las fábricas, participando en los procesos electorales como
una opción para acceder al gobierno. A ello vino a sumarse la lucha guerrillera
cerrando el círculo.
El movimiento popular
ha adoptado la estrategia de aplicar todas las formas de lucha, ante un enemigo
interno y externo que también aplica “todas las formas de lucha” que van desde
la represión a las huelgas, fraudes electorales, desaparición de sindicalistas
y dirigentes campesinos, falsos positivos, chuzadas, asesinato selectivo de los
jefes de las guerrillas, planes contrainsurgentes, bases militares extranjeras
etc, etc. Lo único que ha faltado es la invasión de tropas de los Estados
Unidos.
La paradoja. Resulta extraño y difícil de comprender para
algunos que precisamente quienes desde la selva se enfrentan al ejército, a la
policía y a los paramilitares, sean en estos momentos los portadores del
estandarte de la Paz. También llama la atención que sea en el marco de las conversaciones de Paz,
cuando las organizaciones guerrilleras, en especial las FARC y el ELN
enfrentadas entre si durante mucho tiempo y pese a los frustrados intentos de
reconciliación hayan logrado por fin ponerse de acuerdo, lo que hace preveer
que muy pronto se den conversaciones paralelas con el ELN y quizá con el EPL.
La unidad de los
movimientos insurgentes que han logrado
superar la dispersión retardataria, han sido históricamente síntomas de un
desenlace favorable a su lucha. La entrega del ingeniero canadiense retenido,
como un gesto de Paz por parte del ELN, que ha sido bien recibido por el
presidente Santos y como consecuencia abrirá una mesa de conversaciones
paralela con esta guerrilla, es una demostración de que todo el movimiento
insurgente en estos momentos apunta, salvando diferencias no estratégicas, en
una misma dirección.
Como está creciendo la lucha insurreccional. Cafetaleros, campesinos
en el Catatumbo, estudiantes que reclaman una educación gratuita y de calidad,
mineros artesanales , trabajadores de la salud, educadores, en Colombia se ha venido consolidando una
plataforma concensuada de lucha que está en el terreno haciendo lo que el
presidente Santos no quería en las conversaciones en la Habana: que se discuta
el modelo económico.
Están de esta manera
dejando en evidencia como los TLC que
los gobiernos han venido pactando a diestra y siniestra son la columna
vertebral de la problemática social que
hoy vive el país. Todo esto agregado a la escandalosa concentración en la
tenencia de la tierra y un sinfín de temas más. El paro indefinido está conduciendo
a la militarización del país, no ya contra los grupos guerrilleros, sino contra
la población civil insurrecta.
La Paz en Colombia es la Paz del continente. Pese a un panorama
estigmatizado que presentaba por un lado
a bandoleros narcotraficantes y violadores indeseables y por otro lado
el Estado y gobierno democrático colombiano apoyado por EEUU luchando contra el
terrorismo y el narcotráfico, hoy día se va abriendo campo, pese al aparataje
mediático, un mejor conocimiento de lo que en realidad sucede en Colombia.
Es aun aventurado anticipar
cómo será el desenlace de los acontecimientos. Nosotros apostamos porque los
diálogos en La Habana sean exitosos y se abra el espacio anhelado para que los
colombianos puedan participar en procesos electorales legítimos y sin el riesgo
de perecer asesinado por hacer política.
Los movimientos masivos
del pueblo colombiano, acompañados de bloqueos, son una presión más al gobierno
para que acepte los reclamos populares. Las dos vertientes terminarán
convergiendo sin duda: las conversaciones con la guerrilla y el pueblo civil
desafiando al poder y pidiendo se atienda sus demandas históricas.
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