El conflicto sirio que llega casi a su tercer año ha obligado a 2 millones
de personas a partir al exilio, según lo establece un informe presentado en las
últimas horas por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Refugiados (ACNUR) en Ginebra, Suiza.
Sergio Ferrari / Especial
para Con Nuestra América
Desde Ginebra, Suiza.
Un
millón ochocientos mil de entre ellas han abandonado el país en los últimos
doce meses, con una media diaria de casi 5000. La gran mayoría, busca asilo en
los países vecinos. A finales de agosto, según la misma fuente, 110.000
personas se habían refugiado en Egipto, 168.000 en Irak, 515.000 en Jordania,
716.000 en el Líbano y 460.000 en Turquía.
Aproximadamente el 52 por ciento de esta
población son niños menores de 18 años. ACNUR anunció el pasado 23 de agosto,
que el número de niños sirios refugiados había superado ya el millón.
“Siria se ha convertido en la gran
tragedia de este siglo, una desgraciada calamidad humanitaria que conlleva un
sufrimiento y un desplazamiento sin precedentes en la historia reciente”,
enfatizó António Guterres, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados. “El
único consuelo es la humanidad que están demostrando los países vecinos
acogiendo y salvando las vidas de tantos refugiados”, subrayó.
Adicionalmente,
más de cuatro millones de personas
se encuentran desplazadas dentro de las fronteras de Siria,
según las estadísticas publicadas a fines de agosto por la Oficina de las
Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios.
En su
conjunto, estas cifras indican que en la
actualidad el número de ciudadanos sirios que se han convertido en refugiados o
desplazados forzosos supera al de cualquier otra nacionalidad a nivel mundial.
La necesidad de incrementar de manera
significativa la asistencia humanitaria y la ayuda al desarrollo en favor de
las comunidades de acogida se impone. Ante la presión que este éxodo está
ejerciendo sobre los países vecinos -incluyendo el agravamiento del impacto
económico-, ACNUR anticipó que ministros
de Irak, Jordania, Líbano y Turquía se reúnen este miércoles 4 de septiembre en
Ginebra en un esfuerzo por acelerar el apoyo de la comunidad internacional.
A pesar
de esta compleja situación, las agencias humanitarias no esconden su
preocupación al confrontarse a una gran carencia de fondos, dado que sólo han
recibido hasta ahora el 47 % de las promesas anticipadas por la comunidad
internacional.
El
conflicto en Siria desnuda así, colateralmente, un relativo fracaso de parte de
la comunidad internacional para hacer frente, a través de la asistencia
humanitaria coherente, a situaciones de particular complejidad.
Además,
algunos de los países europeos, como Francia, empeñados en las últimas semanas
a implementar una respuesta militar contra el Gobierno sirio, no han dado hasta
ahora señales significativas de acoger un número significativo de refugiados de
ese país. La mayoría de las naciones europeas hasta el momento se limitan a
discursos retóricos. Los contingentes de asilados previstos no corresponden
para nada con la dimensión de la problemática.
Esta
compleja situación humanitaria se desarrolla en paralelo a las amenazas
crecientes de una posible intervención militar en Siria. La que sin embargo,
está muy lejos de lograr el consenso internacional.
En las
últimas horas, el Secretario General de las Naciones Unidas expresó desde
Washington sus temores crecientes con respecto a lo que podría significar una
intervención militar en ese país del Medio Oriente. Ban Ki-Moon recordó que una intervención "es legal sólo ante la
autodefensa o bien cuando el Consejo de Seguridad aprueba tal tipo de
medida", cosa que en este caso no ha ocurrido. Teme que una acción militar
– a la que se oponen enérgicamente China y Rusia- recrudezca la dimensión del
conflicto provocando un aumento exponencial de víctimas de todo tipo.
“Nunca más la guerra” expresó recientemente el Papa Francisco en nueve
idiomas inundando las redes sociales al tiempo que convocaba para el próximo 7
de septiembre a una jornada de ayuno y oración por la paz en Siria, en el Medio
Oriente y en el mundo entero.
Importantes organizaciones internacionales han enfatizado una oposición
clara contra cualquier intervención militar en Siria. La Oficina Internacional
de la Paz, con sede en Ginebra, denunció recientemente “las oscuras amenazas de
potencias occidentales por sancionar al régimen sirio por el uso no probado hasta
ahora de armas químicas”. La organización galardonada en 1910 con el Premio
Nobel de la Paz considera que una intervención occidental “agravaría
indudablemente un conflicto ya trágico,
(y) violaría el derecho internacional si no se basa en un mandato del
Consejo de Seguridad de la ONU…” con
consecuencias incalculables para la seguridad mundial.
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