Entre denuncias de intentos de magnicidio y sabotajes, debates sobre
las formas de combate a la corrupción, falta de discusión sobre modelos de
desarrollo o planificación económico-financiera, transcurrirán los tres meses
que restan hasta las elecciones municipales de diciembre, en medio de campañas
mediáticas destinadas no a informar u orientar a la ciudadanía, sino a
confundirla.
Aram Aharonian / ALAI
Para la agrupación chavista Marea Socialista, la Revolución
Bolivariana atraviesa su momento más crítico, ya que la muerte de Hugo Chávez
abrió una nueva disputa por la hegemonía política en el país. Las elecciones
del 14 de abril no fueron un momento de continuidad, sino de quiebre, mostraron
en toda su dimensión que se ha abierto una nueva etapa en el Proceso, afirman.
Y señalan que para cambiar el rumbo, es imprescindible defender las conquistas
sociales y políticas de los últimos 14 años.
Pareciera que Venezuela, un país que aún no logra definir su modelo de
desarrollo y subsiste con una economía basada en el monocultivo y la renta del
petróleo, vive de unos comicios a otros. El desfasaje del tipo de cambio hace,
por ejemplo, que un tanque de gasolina de 50 litros cueste 1,5 dólares, lo
mismo que un solo litro en cualquier país de la región.
Y mientras sectores de oposición, con el liderazgo aparente de
Henrique Capriles Radonsky –que sigue buscando apoyo político y financiero en
los sectores ultraderechistas del exterior-, ven cerca el apocalipsis,
dirigentes del chavismo insisten que sea cual fuere el resultado, éste no
incidirá en absoluto en el rumbo de la Revolución Bolivariana.
Los datos muestran que Nicolás Maduro se ha asentado en la sucesión
presidencial. Es más, la encuestadora Hinterlaces indicó que el 90% de los
venezolanos desea que le vaya bien en su gestión, mientras que el 56% considera
que su labor como jefe de Estado ha sido positiva.
Y en esta ocasión –otra vez- un sector opositor le asigna carácter
plebiscitario al acto del 8 de diciembre, planteando que si los resultados
favorecen al antichavismo, debieran realizarse nuevamente los comicios
presidenciales de abril de este año en los que Maduro se impuso ajustadamente a
Capriles Radonsky.
Hay quienes, algo más apocalípticos y apegados a un lenguaje procaz y
escatológico, llegan a plantear que un triunfo municipal justificaría cualquier
intento violento (en abril fueron responsables de 14 muertes y casi una centena
de heridos) e incluso golpista (si encuentran cuadros castrenses dispuestos a
ello).
Se prepara a la opinión pública para la ya manida denuncia de “fraude”
en las elecciones. Este sector de la oposición no acepta una derrota electoral,
repitiendo el mismo guión desde hace casi tres lustros. Y para explicar eso han
desarrollado un bombardeo constante ya no sólo en la prensa comercial (radios,
televisión, diarios), sino que han inundado las llamadas redes sociales. Si
ganan, viene la violencia… y si pierden, también. La opción para ellos es
retomar por la fuerzas las prebendas que perdieron hace 14 años, soñando con un
renacer del neoliberalismo.
En Venezuela, ¿los medios procuran la regulación democrática de los
conflictos o exacerban la confrontación? ¿Existe una presión de la ciudadanía
en contra de la mentira política o prevalece la tolerancia en las audiencias
politizadas? Hay medias verdades que matan… las buenas prácticas periodísticas,
señala la socióloga Maryclén Stelling.
Pero también existe un sector de la oposición que cree en la
democracia, aunque la experiencia venezolana demuestra que estos “moderados”
quedan siempre sepultados por la arremetida de los sectores desestabilizadores
y golpistas, seducidos por el desconocimiento permanente del orden
constitucional, como ocurre desde 2002: golpe, guarimbas, sabotaje petrolero,
intentos de desobediencia civil, llamados al desconocimiento de la realidad
(llámese derrotas sucesivas).
Nuevamente se insiste desde la oposición de la convocatoria a una
Asamblea Constituyente. Algunos lo hacen dentro de la búsqueda de un mecanismo
que permita votaciones antes de las presidenciales de 2018. Otros (sectores
poderosos) quieren cambiar la definición actual de economía mixta por una
visión neoliberal, donde no se consagren los derechos a la salud, la educación
y la vivienda.
Y, en general, a ninguno le gusta el modelo de participación popular,
y hay quienes sostienen que aún si ganan las elecciones presidenciales, el
poder público no estará en sus manos.
Entre denuncias y
sabotajes, el futuro
El sociólogo opositor Leopoldo Puchi señala que la estrategia
opositora de una “primavera árabe” se ha desinflado, luego del 14 de abril y su
estela de fallecidos y heridos. Pero en realidad ese no es el peligro principal
para el gobierno: el desafío son los votos, ante un descontento por la
ineficiencia y el burocratismo, que no es fácil revertir. “Y ya se sabe, sin
votos no hay paraíso”, señala, tras remarcar que las expectativas que se habían
creado en las bases del Psuv sobre la celebración de elecciones primarias han
sido frustradas.
Maduro denunció públicamente nuevas operaciones paramilitares con el
objetivo de atentar contra su vida y la del presidente de la Asamblea Nacional
Diosdado Cabello, parte de un plan organizado desde Colombia, entre sectores
vinculados al ex mandatario Álvaro Uribe, al ex funcionario estadounidense
Roger Noriega y el terrorista de origen cubano Luis Posada Carriles.
Estos sectores, denunció, han reclutado mercenarios y paramilitares
colombianos, planificando una operación encubierta con uniformes del ejército
venezolano, para crear la imagen de una acción militar contra el gobierno
bolivariano. A estas denuncias de proyectos de magnicidio se suman los
sabotajes en refinerías y plantas generadoras de energía.
Reinaldo Iturriza, ministro de las Comunas, indica que "sucede
con frecuencia que unas ciertas lógicas de razonamiento nos gobiernan, y éstas
lógicas inducen prácticas que nos gobiernan igualmente, y un buen día
despertamos siendo gobernados por fuerzas que no son las nuestras".
Toby Valderrama, columnista chavista, señala que la lucha interna es
señal de la salud de la Revolución: “ya sabemos que el silencio, la no
discusión, la unanimidad, es suicida. La labor principalísima de la dirección
es mantener el terreno, el equilibrio, para que la lucha interna de clases no
se desborde, para que se realice en el cuerpo a cuerpo de los argumentos y no
de las bayonetas caladas. Del éxito en la discusión dependerá que la Revolución
encuentre su rumbo”.
Y con el marco de la designación por la cúpula del PSUV de los
candidatos a alcaldes y concejales, señala que la tarea de los revolucionarios
es discutir por sobre cualquier dificultad e incomprensión, es criticar,
prestigiar las ideas que dirigen la práctica, combatir las desviaciones con
valentía. Además, entre los aliados del Gran Polo Patriótico el malestar es por
el “sectarismo”.
En este interregno entre elección y elección siguen las dudas: si hay
que reactivar o transformar la economía. El economista y exministro Víctor
Álvarez señala que la reactivación económica es un proceso que debe estar
sincronizado con la transformación estructural en función de sustituir el orden
viejo, explotador del ser humano y depredador de la naturaleza, por otro orden
capaz de erradicar las causas estructurales del desempleo, la pobreza y la
exclusión social.
Añade que desde que entró en vigencia la reconversión monetaria, la
inflación acumulada es de 311,3%. Eso significa que hoy en día un bolívar
equivale a solo 0,2431 céntimos del bolívar fuerte que comenzó a circular en
enero de 2008. La inflación acumulada al mes de julio llegó a 29% y la
anualizada alcanzó 42,6%.
El nivel de corrupción e ineficiencia es un factor que no solamente
incide en el desgaste del modelo político actual y que conspira contra la
esperanzas de millones que creen en una sociedad socialista justa. La práctica
generalizada de la corrupción por grupos o castas enquistada en el aparato del
Estado, es además uno de los principales obstáculos para construir un modelo
económico socialista, señala el economista Simón Zúñiga.
La tolerancia hacia la corrupción se ha convertido en una cultura que
tiene diversas expresiones en el peculado, el desvío de fondos, la negociación
de recursos naturales (como el oro y el coltán) y la práctica del nepotismo. Y
muchas veces para apagar los incendios se llama a los piromaníacos…
La difícil coyuntura económica y los continuos titubeos en el más alto
gobierno han impedido que hasta el momento se pongan en vigor una serie de
medidas graduales, pero urgentes, para enfrentar los principales problemas
económicos y financieros de corto plazo, señalaba Zúñiga. Las reales urgencias
económicas de la ciudadanía también hacen poner en duda los resultados
decembrinos.
Lo preocupante es que se quiera interpretar esta seguidilla de
elecciones como una expresión de democracia. En un proceso, donde convertir al
ciudadano en sujeto de política (y no en mero objeto de ella) ha sido uno de
sus principales logros, confundir la participación pasiva en unos comicios con
democracia participativa y protagónica popular, pareciera ser un mal chiste.
- Aram Aharonian es periodista y docente uruguayo-venezolano, director
de la revista Question, fundador de Telesur, director del Observatorio Latinoamericano
en Comunicación y Democracia (ULAC).
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