No queda duda que el
gran perdedor en las recientes elecciones en Colombia ha sido Álvaro Uribe, y
con él la política guerrerista de Estados Unidos, que pretendía utilizar a
Zuluaga, candidato de Álvaro Uribe, para seguir agrediendo el proceso
bolivariano venezolano.
Ángel Bravo / Especial para Con Nuestra América
Ni los triunfos de
Colombia en el mundial de fútbol de Brasil 2014 han podido mitigar el
desconcierto y zozobra que todavía sufre Uribe y sus seguidores, por la derrota
de Óscar Iván Zuluaga candidato del partido derechista Movimiento Centro
Democrático, el pasado domingo 15 de junio. En realidad, Zuluaga no era el
candidato del Movimiento Centro Democrático, sino del ex presidente Álvaro
Uribe.
Uribe es el personaje
que encarna y encabeza una corriente política -desde hace varios lustros- que
apuesta a la violencia y el terror (léase paramilitarismo, violación de
derechos humanos, desapariciones, torturas, transacciones con el narcotráfico, etc.),
como vía para defender el sistema capitalista depredador, los intereses
económicos y políticos de Estados Unidos en la región y los buenos negocios de
las oligarquías nativas en Colombia. Para el uribismo todo esto significa
construir patria.
Es sabido que Zuluaga
no sólo era el candidato del uribismo, sino también el candidato de Washington,
cuyo objetivo sigue siendo utilizar el territorio colombiano para las agresiones
y desestabilizaciones al proceso bolivariano de Venezuela. Recientemente el
gobierno venezolano ha mostrado algunas pruebas de esas acciones.
Al igual que en otros
procesos electorales realizado en la región, otra vez la tiranía mediática
comercial, como aparato ideológico de la dominación cultural, sin ocultar su
falta de profesionalismo y ética periodística, apostó con total parcialidad por
el empresario Zuluaga, construyéndole la imagen de ser el hombre del cambio que
Colombia necesita. En la acera de enfrente presentaron a Juan Manuel Santos del
Movimiento de Unidad Nacional, como el candidato del continuismo. (Y pensar que
en las elecciones de 2010 esos mismos medios tenía a Santos –candidato del
uribismo- como la alternativa para Colombia).
Luego de los resultados
de la primera vuelta electoral (mayo 2014) en la que Zuluaga obtuvo mayor
votación que Santos (3.759.971 contra 3.301.815), los medios se apresuraron a
vaticinar que Zuluaga sería el próximo presidente de Colombia en la segunda
vuelta. El uribismo empezó a soltar las
campanas al viento, ignorando que el pueblo colombiano es el más interesado en
la paz. Los hechos inhumanos de los dos gobiernos de Álvaro Uribe (desde el
2002 al 2010) han dejado secuelas de miedo y terror en la población que no se
pueden borrar con frases bonitas. Álvaro Uribe quiso –y quiere- construir la
paz en Colombia con balas, bombas, desapariciones y narcotráfico.
El pasado 15 de mayo,
día de las votaciones para la segunda vuelta, Álvaro Uribe, declarado
públicamente enemigo de Juan Manuel Santos, afirmó que, Colombia se convertiría
en "un país seguro y en paz" con Zuluaga y acusó a los guerrilleros
de "obligar con fusiles a las personas a votar por el candidato-presidente
Santos". Quien así habla no parece ser un ex presidente, sino un pistolero
del viejo Oeste. Se trata de declaraciones calumniosas.
Ahora bien, no es que el
reelecto presidente Juan Manuel Santos fuera un político progresista
identificado con las necesidades y esperanzas de las grandes mayorías en
Colombia, sino sencillamente se trata de un presidente que a pesar de sus muchos
desaciertos, no comparte la vía uribista para lograr mejores condiciones que
respalden las negociaciones de paz (camino largo y difícil). Por otro lado hay
que señalar que la alianza de Santos con la izquierda colombiana (que Uribe
creía haber liquidado) fue decisiva y determinante para el triunfo.
Los resultados
obtenidos por Juan Manuel Santos superaron los pronósticos de las encuestas que
apuntaban a un empate técnico. Con un 99,85% de los escrutinios, Santos logró 7.809.544
votos contra 6.902.666 de Zuluaga; una diferencia cercana al millón de votos.
Mientras que el
empresario Zuluaga reconoció la derrota: "Debo hacerlo, por convicción
democrática en primer lugar, felicitar al presidente Santos por su
triunfo", por su parte el “patriota” Álvaro Uribe afirmó: “Debemos
levantarnos y oponernos a la pedagogía del miedo, convertida en política que
pretende que la compra de votos sea institución nacional. Seremos fieles a
nuestras convicciones de patria no a la trampa vencedora. Adelante
compatriotas”. Insatisfecho todavía, Uribe, el de las manos limpias -en sus
diez años en la Casa de Nariño- aseveró: "El Gobierno Santos impulsó la
mayor corrupción de la historia caracterizada por abuso de poder, compra de
votos, oferta de dineros del Gobierno a alcaldes y gobernadores para forzarlos
a intervenir ilegalmente en la campaña".
No queda duda que el
gran perdedor en las recientes elecciones en Colombia ha sido Álvaro Uribe, y
con él la política guerrerista de Estados Unidos, que pretendía utilizar a
Zuluaga, candidato de Álvaro Uribe, para seguir agrediendo el proceso
bolivariano venezolano.
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