Con un discurso
efectivo, y pleno de emotividad oral y audiovisual, que tiene a la Patria
Grande como una de sus categorías centrales, el programa "De zurda", de la cadena TeleSur, es un punto alto como
cobertura alternativa de la otra cara detrás del gran espectáculo comercial que organiza
la FIFA cada cuatro años.
“Cuando el mundo
está al revés / es mejor pegarle de zurda…”
Gustavo Santaolalla
Andrés Mora Ramírez / AUNA-Costa Rica
El campeonato mundial
de fútbol que se celebra en Brasil, como es propio de este megaevento global,
acapara -bien que mal- la atención de millones
de aficionados de todo el planeta, de gobiernos que capitalizan políticamente
el desempeño de los equipos nacionales, y de los medios de comunicación y las
empresas que, del más pequeño negocio de barrio a las más poderosa
transnacional –en particular, la FIFA-, hacen de todo aquello que se relacione
con este deporte y sus protagonistas una mercancía de la que se extrae,
literalmente, hasta el último centavo y hasta la última gota de sangre.
El mundo de los
explotadores y lo explotados, forjado bajo esa perversa lógica de la división
internacional del trabajo, tiene en el fútbol global su propio modelo a escala.
Bien lo escribió el periodista y
novelista argentino Martín Caparrós: “en el fútbol hay países centrales y
países periféricos. Países compradores de talento, países vendedores de materia
prima: Europa, por un lado, Latinoamérica y África por otro. El sistema lleva
dos o tres décadas a full, pero estos últimos años la globalización de la tevé
hizo que se extremara: el viejo truco de la desigualdad”.
Explotado hasta la
médula por el capital, y expropiado de todo placer por el imperio de la
obligación de ganar, pareciera que en el fútbol ya no queda lugar para aquello
que Eduardo Galeano describió como “esa locura que hace que el hombre sea niño
por un rato, jugando como juega el niño con el globo y como juega el gato con el
ovillo de lana”. Y, sin embargo, de vez en cuando salta la liebre de la
sorpresa: el pequeño vence al gigante, los pronósticos se derrumban y la
solidaridad brilla en el escenario de la competencia y el éxito a cualquier
precio.
Algo de eso ha estado
ocurriendo en los campos de juego Brasil, donde la geopolítica eurocéntrica y
el orden comercial del fútbol son desafiados simbólicamente, jornada tras
jornada, por las selecciones latinoamericanas. En el escenario del Mundial,
donde junto a lo deportivo y mercantil se deslizan, además, posiciones y
mensajes políticos y culturales, la cadena multiestatal TeleSur está realizando un valioso
esfuerzo de producción audiovisual con su programa De zurda.
Envuelto en la pasión,
la polémica y las contradicciones que, inevitablemente, provocan sus dos
conductores, el periodista Víctor Hugo Morales, y el exjugador argentino Diego
Armando Maradona, De zurda muestra
algo más que análisis sobre los encuentros de fútbol. Y esto no ha pasado desapercibido: se calcula
que más de 49 millones de usuarios de la red social Twitter, en su mayoría
provenientes de Venezuela, Argentina, España, Perú, Brasil y Cuba, se han
enlazado a los mensajes generados desde el programa.
La cadena británica BBC habla de “un mundial
visto por la izquierda latinoamericana”, refiriéndose a este espacio
televisivo. Patricia Mantilla, productora de TeleSur, explica que, en efecto, De zurda ve más allá de lo deportivo y
se propone presentar “la realidad social, política y cultural de los países
participantes”, y al mismo tiempo, “promover la integración latinoamericana”.
En este mismo sentido, el músico argentino Gustavo Santaolalla, compositor del tema musical del programa,
sostiene que “el concepto de 'De zurda'
tiene que ver con una alternativa, con algo distinto a lo establecido. Creo que
una mejor distribución de la riqueza es pegarle de zurda”.
De ahí que no sorprenda
escuchar, entre los comentarios que realizan Maradona, Morales o el invitado de
turno (músicos latinoamericanos, futbolistas y hasta el presidente ecuatoriano
Rafael Correa han pasado por los estudios de De zurda), constantes referencias al acontecer político de la
región, acompañado esto de hermosos cortos audiovisuales que muestran a trabajadores,
artistas, niños, jóvenes y adultos de las ciudades brasileñas; las historias de
turistas y viajantes de todo el continente; los imponentes paisajes naturales
del Brasil.
Incluso, en uno de sus
programas, las cámaras de TeleSur cubrieron un acontecimiento singular que fue
totalmente invisibilizado por las poderosas televisoras comerciales: un equipo
del barrio Zavaleta, de Buenos Aires, y otro de la favela Ciudad de Dios, de
Río de Janeiro, se reunieron para disputar un encuentro amistoso bajo el lema: Ningún niño nace delincuente, que sirvió
para manifestarse en contra de los prejuicios, la violencia y la
estigmatización social de los jóvenes, y
a favor de la unión latinoamericana.
Con un discurso
efectivo, y pleno de emotividad oral y audiovisual, que tiene a la Patria Grande como una de sus categorías centrales, De zurda es un punto alto como cobertura
alternativa de la otra cara detrás del gran espectáculo comercial que organiza la FIFA
cada cuatro años. No en vano, en días pasados el líder cubano Fidel Castro dirigió una carta, leída durante la
transmisión en directo del programa, en la que se confesaba seguidor diario del
programa y felicitaba a Morales, Maradona y a “los excelentes y prestigiosos
futbolistas de Nuestra América”.
Nada mal para un deporte acostumbrado ya a sobrellevar las miradas de sospecha y desprecio que recibe tanto de la derecha y como de la izquierda.
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