Es necesario proceder con cautela con la ‘huella ecológica’. A nivel
planetario, esconde toda suerte de inequidades de consumo de energía, que deben
servir para atacar el comercio internacional y a la Organización Mundial del
Comercio (OMC) como factores cruciales de insostenibilidad planetaria.
Fander Falconí / El Telégrafo
(Ecuador)
Nunca antes habíamos gozado de tanto desarrollo, afirman los
apologetas del capitalismo, defendiendo implícitamente la pertinencia del
Producto Interno Bruto (PIB) y sus valoraciones monetarias para medir el
bienestar.
Sin embargo, con mediciones físicas, es decir no monetarias, la ONG
Global Footprint Network nos alerta que en los ocho primeros meses de 2014 el
planeta Tierra ya agotó su ‘presupuesto ecológico’ para todo el año y en los
cuatro meses restantes solo nos queda sobregirarnos. Dicho de otra manera, a
nivel global, en dos tercios de año las demandas de las poblaciones superan la
capacidad de todo el año de los ecosistemas del mundo para regenerar los
recursos extraídos y procesar los residuos causados por la producción, el
consumo y la acumulación.
A diferencia de un sobregiro monetario que se lo puede solucionar con
un préstamo al banco, el sobregiro ambiental pone en riesgo la supervivencia de
la humanidad.
La huella ecológica mide el consumo y los desperdicios de una
determinada población en áreas de tierra o agua ecológicamente productivos (bosques,
manglares, cultivos, etc.). Es un indicador de impacto ambiental.
Hay personas, ciudades, países o regiones que viven de forma
insostenible, pues para subsistir precisan de un espacio mucho más grande que
el que ocupan en la realidad. Es la ocupación del espacio ajeno, de una forma
gratuita, como lo hacen los países ricos del mundo con sus emisiones excesivas
de gases efecto invernadero.
Ahora bien, es necesario proceder con cautela con la ‘huella
ecológica’. A nivel planetario, esconde toda suerte de inequidades de consumo
de energía, que deben servir para atacar el comercio internacional y a la
Organización Mundial del Comercio (OMC) como factores cruciales de
insostenibilidad planetaria. También oculta la injusta división internacional
del trabajo: países empobrecidos que, debido a los altos consumos de los países
ricos y a sus necesidades internas de financiamiento, se ven obligados a
extraer en forma creciente sus recursos naturales.
En el ámbito nacional, esconde el tráfico implícito de energía,
materiales y recursos que encubre el comercio internacional, con lo que se
logra que países importadores de materias primas tengan una huella limpia,
mientras que la huella de los que los exportan tiene la talla de
basquetbolista.
Esto plantea la necesidad de contabilizar en forma adecuada la
extracción, transporte y consumo de los recursos naturales.
Como ya lo señalaron los premios Nobel de Economía Joseph Stiglitz,
Amartya Sen y Jean-Paul Fitoussy en el Informe de la Comisión sobre la Medición
del Desarrollo Económico y del Progreso Social (a la comisión se le encargó en
2008 la tarea de determinar los límites del PIB como indicador de los
resultados económicos y del progreso social y proponer nuevos instrumentos de
medición), irse al otro extremo de la métrica, es decir de los aspectos
monetarios a los físicos, también provoca severos malentendidos.
En todo caso, una distinta economía, articulada con la sociedad y el
medio ambiente, requiere una métrica diferente a la del reduccionismo
monetario. Esto es clave para diseñar una ecología política desde el Sur.
No hay comentarios:
Publicar un comentario