Observamos en los mass media la entrega de los primeros
visados por 10 años que han sido entregado a ciudadanos chinos y
norteamericanos, y escuchamos al secretario de Estado norteamericano John Kerry
decir: “Ustedes están ayudando, literalmente, a escribir el siguiente gran
capítulo de la historia entre Estados Unidos y China… Esto generará enormes
dividendos para los ciudadanos estadounidenses y chinos y fortalecerá nuestras
dos economías".
El artículo 13, en sus incisos a y b, de la Declaratoria Humana de los Derechos humanos (1947)
señala el derecho a la libre circulación y residencia de cualquier ser humano y
esto es válido para unos y para otros no, como bien es sabido. La realidad nos
lo demuestra. Si bien es cierto usted puede movilizarse al país que desee o
igualmente residir, existe limitaciones que hacen del uso de estos derechos
artículos de privilegios “impunes” para unos y prohibiciones “permitidas” para
otros. El desastre de la política migratoria en los EE.UU en relación a la
Reforma Migratoria es un tema recurrente, más aun, en las últimas semanas en
donde el presidente Barack Obama perdió total representatividad en la cámara de
senadores. Fue en el año 1986 cuando el ex presidente Ronald Reagan decretó
amnistía a cerca de 3 millones de indocumentados en los EE.UU. De allí a la
fecha cualquier tipo de reforma -en favor de 12 millones de indocumentados– ha
sido pura fanfarria. Viéndolo desde el reverso de la medalla, y saltando
asimetrías ideológicas, EEUU y China intercambian visados de negocios o turismo
por diez años, así como visa de cinco años para estudiantes y esto no es
censurable para la conciencia norteamericana aun tratándose de un país de
régimen comunista.
La pérdida estrepitosa
del presidente Barack Obama en últimas elecciones de medio tiempo coloca al
actual mandatario y al partido Demócrata bajo la guillotina de los
republicanos. Los dos últimos años que le quedan al actual mandatario se
podrían convertir en un verdadero infierno en donde el aumento de presupuesto
que Obama pudiera solicitar no le sería autorizado –por la mayoría republicana–
y las solicitudes de la mayoría republicana no serían firmadas por el
mandatario. En ese turbio y desesperante contexto, el cual pone en jaque mate
las pretensiones electorales democráticas, Obama viaja a Pekín asistiendo a la
cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) y reuniéndose con el mandatario chino,
Xi Jinping. De igual forma completa el tours, concertando
reuniones con los países integrantes del
Acuerdo de Libre Comercio Transpacífico (TPP, siglas en inglés) entre
Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú,
Singapur y Vietnam.
Observamos en los mass
media la entrega de los primeros visados por 10 años que han sido entregado
a ciudadanos chinos y norteamericanos, y escuchamos al secretario de Estado
norteamericano John Kerry decir: “Ustedes están ayudando, literalmente, a
escribir el siguiente gran capítulo de la historia entre Estados Unidos y
China… Esto generará enormes dividendos para los ciudadanos estadounidenses y
chinos y fortalecerá nuestras dos economías".
Es sabido que las
relaciones entre EE.UU y China no han sido consideradas históricamente
“enemistosas” sino “competitivas” y acciones como estas - donde el equilibrio
de poderes es medido al milímetro- no nos llama la atención. Lo que si nos
inquieta es nuevamente el doble rasero y la grosera inmoralidad de la
mercantilización del derecho en materia migratoria. Mientras que el mandatario
norteamericano calcula las ganancias de las negociaciones con el milenario
imperio asiático y los países miembros del TPP, con la misma sagacidad sigue
calculando las pedidas que ocasionaría a las corporaciones norteamericanas la
documentación de 12 millones de personas consideradas de estatus “ilegal” pero
usadas como recurso económico pilar fundamental en la estructura económica del
país del Tío Sam.
¿Nos hemos puesto a
pensar cuantos miles de millones de dólares han sido aprobados por el Congreso
estadounidense en la grotesca construcción de la muralla entre México y EE.UU? ¿Nos
hemos puestos puesto a pensar cuánto lucro les han hecho obtener a todas esas
corporaciones norteamericanas que se quedaron sin trabajo una vez terminada la
guerra contra Irak y encontraron jugosos contrataciones en la edificacion de tan inicua construcción?
¿Nos hemos puesto a pensar cuantos miles de dólares recaudan las dos megas
corporaciones carcelarias como Corrections
Corporation of America (CCA) y el Grupo GEO quienes en asociación con la
Agencia de Migración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), tienen
contratos multimillonarios los cuales administran el encarcelamiento del
detenido, incluyendo el transporte, la alimentación y cuidados médicos
convirtiendo el encarcelamiento de la persona indocumentada en un verdadero
negocio?
Sabíamos que el
Congreso norteamericano dictaminó una cuota que exige que el Departamento de
Estado retenga 34.000 (treinta y cuatro mil personas) diariamente en centros
privados de encarcelamiento por “crímenes migratorios”. Lo señalamos en un
artículo anterior, estas dos empresas carcelarias CCA y GEO financian las
campañas electorales de los principales senadores contrarios a cualquier tipo
de reforma migratoria conocidos como el Grupo de los 8 como por ejemplo: Bob
Menéndez, demócrata de Nueva Jersey, Marco Rubio, republicano de Florida,
Charles Shumer, demócrata de Nueva York, Jeff Flake, republicano de Arizona,
Dick Durbin, Demócrata de Illinois y Michael Bennet, demócrata de Colorado,
quienes recibieron la cantidad de US$5.000 tanto ellos como sus familiares y
como vemos el juego especulativo no es cuestión de republicanos, ambos
partidos, a pesar de sus diferencias, juegan dentro de la misma estructura
ideológica como bien lo describe David
W. Harvey (1935): Accumulation by
dispossession (Acumulación por desposesión), vale decir trasformando lo
publico en privado.
Es así que el colectivo
de inmigrantes “indocumentados”, sin visa, ni privilegios, son sistemática y
diariamente desposeídos de lo mínimo que podrían obtener como son los derechos
a la defensa pública. Como por ejemplo, el día de hoy, 13 de noviembre,
conversando con una de las madres provenientes de Guatemala - quienes acompañan
a sus hijos e hijas cada jueves a la Corte de San Francisco para ser juzgados
por ingreso “ilegal” – nos comentó a un grupo ecuménico de acompañamiento: “el
abogado que esta con mis hijos ahora nos cobra $150.00 solamente por veinte
minutos…el juez ha dicho que mi esposo ni mis hijos pueden defenderse solos”
Pero el cobro de la defensa privada no queda allí ella nos siguió comentando:
“el abogado nos ha pedido $10.250 (diez mil doscientos cincuenta dólares) por
todo el proceso sin garantizarnos nada y que le diéramos un adelanto ahora de
$2.500 (dos mil quinientos dólares)…nosotros no sabemos qué hacer, no tenemos
trabajo”.
Desde este evidente
resquebrajamiento del sistema de derecho
nos preguntamos: ¿Cuál es la diferencia existente entre los “coyotes”,
los abogados, los lobbies como CCA y
GEO y los parlamentarios?
Aquello que se conoce
como dignidad y ética simplemente no existe en los códigos de transacciones
mercantiles que ellos realizan, en donde la vida humana es un producto
trasferible en la medida que brinde las ganancias, una vez que no satisface las
necesidades de lucro es automáticamente descalificado por el inicuo sistema de
producción acumulativa. De esta manera, se entregan permisos a ciudadanos que
representan lucro y abaratamiento de mano de obra especializada en relación a
los profesionales norteamericanos. Prueba de ello el “imperio” Google, en Silicon
Valley, California, realiza “importaciones” de ingenieros hindúes a quienes
puede emplear por sumas irrisorias comparadas con aquellas sumas que podrían
cobrar ingenieros egresados de las universidades de los como Stanford o
Berkeley, por mencionar las más cercanas a su territorio. Esto es tráfico
internacional de recursos humanos estructuralmente legitimado, el tráfico
humano proveniente del segmento social empobrecido de América Central ingresa
al país como mano de obra no calificada, en condiciones de indocumentación y
enriqueciendo la cadena de negocios especulativos creados en torno a este
intencional y nefasta política migratoria.
Emitir leyes que
faculten contratar empresas para que abran agujeros y otras para que las
cierren en el muro de la vergüenza entre México y EE.UU es un hecho moralmente
no censurable; albergar más de 2 millones de personas en las prisiones
alrededor de los EE.UU haciendo lucrar a megas corporaciones, loobies y representantes del senado es
un hecho moralmente no censurable; enjuiciar a menores de edad sin brindarles
protección jurídica y deportándolos después de haberlos desangrados moral y
económicamente es un hecho moralmente no
censurable; mantener un bloqueo económico, financiero y comercial contra Cuba
por ser de orientación comunista y arrodillarse comercial y financieramente a
la mayor potencia comunista del planeta, como lo es China, es un hecho
moralmente no censurable. ¿Entonces que es moralmente censurable para la
política del sistema existente? Finalmente, como señaló Noam Chomsky: “Parte
del motivo por el que el capitalismo parece tener éxito es que siempre ha
contado con mucha mano de obra esclava, la mitad de la población” algo así como
hablar de una nefasta política migratoria caudal de enriquecimiento de unos canjeado
por el sufrimiento y exterminio sistemático de muchos.
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