Es la primera vez en la historia que el capitalismo enfrenta los
límites de la naturaleza, afirma el sociólogo Boaventura de Sousa Santos.
Steven Navarrete Cardona / El
Espectador
Boaventura de Sousa Santos. |
Hace
algunos días, el investigador y director del Centro de Estudios Sociales de la
Universidad de Coímbra (Portugal), visitó el país para el lanzamiento de dos
libros claves para entender la complejidad de la realidad social contemporánea
en el mundo y nuestro continente, ‘Democracia al Borde del Caos’ (Siglo del
Hombre) y ‘Democracia, derechos Humanos y Desarrollo’ (Dejusticia). El
Espectador habló con él sobre sus trabajos, la crisis Europea
y de los problemas que enfrenta América Latina.
Cuéntenos
sobre su libro ‘Democracia al Borde del Caos’…
Es un intento
de teorizar la crisis de la democracia en el continente que se auto-designa
como el continente que inventó el ideal de la democracia y lo concretizó
históricamente con más consistencia. La crisis resulta en buena medida de la
contaminación de la política democrática por el neoliberalismo económico la
cual se traduce en la crítica del estado social, en la pérdida de derechos
sociales y la privatización de las políticas de salud, educación y seguridad
social. Me preocupa de sobremanera esta pérdida de los derechos fundamentales.
Desde los
orígenes de la democracia de la época moderna hubo una tensión entre los
valores democráticos y la lógica de acumulación del capitalismo. Después de la
segunda guerra europea lo determinante fue la disputa entre capitalismo y
comunismo. Gracias al temor del avance del comunismo en los países
capitalistas, el poder capitalista hizo concesiones a los trabajadores (los
derechos laborales y, en general, los derechos económicos y sociales) y
permitió la tributación progresiva (tasas de tributación más altas para los más
ricos).
¿Y qué
cambió dicho escenario?
Al
desaparecer el gran enemigo comunista en fines de los ochenta del siglo pasado
las concesiones de este capitalismo con rostro humano desaparecieron y el campo
político y la socialización, así como la participación en el mismo fue muy
compleja, sobre todo para los ciudadanos porque en este escenario de
desconcierto han perdido su espacio de participación política y de deliberación
democrática.
¿Está
saliendo Europa de la crisis con los ajustes estructurales?
En este
momento no vemos una salida muy clara, además que tenemos otras tensiones
internas. Seguimos dominados por gobiernos conservadores, la UE y la Comisión
Europea sigue dominada por una lógica neoliberal, el dominio Alemán en la
política económica sigue siendo hegemónico, y de corte neoliberal, por ello
sigue la austeridad.
Los
partidos socialistas que podrían ser una alternativa no lo son, como lo
evidencia la renuncia de tres ministros en Francia por las decisiones de
Francois Hollande, que quiere continuar con los recortes financieros y la
política de austeridad. Hay todavía movimientos a la izquierda de los partidos
socialistas que están apuntando algunas soluciones: Syriza, en Gracia, Podemos
en España, Bloco de Izquierda en Portugal. Pero ningún de ellos (excepto
Syriza) puede tener aspiraciones de ser gobierno
¿Pero y no
hay una alternativa y esperanza política frente a este sombrío panorama?
Una
alternativa ha surgido en la movilización política que comenzó con ‘los
indignados’ en España. El problema que enfrentan algunos movimientos sociales
hoy en día es que mucho son buenos en protestar, pero se les dificulta la
práctica política y por ello tuvieron una interrupción. En España lograron
convertirse en un nuevo partido, ‘Podemos’ y que está teniendo éxito electoral
y está obligando al PSOE, uno de los partidos que más fue a la derecha en el
pasado a replantearse.
¿Y qué está
sucediendo con la izquierda europea y específicamente en un país como Portugal.
Aquí muchos recuerdan los reportajes de Gabo cubriendo la revolución del año de
1974, ‘La Revolución de los Claveles’.
En Portugal
hay unos partidos pequeños que están intentando entrar en una nueva alternativa
de izquierda. Es lo que describo en mi libro en el último apartado titulado,
‘once cartas a las izquierdas’. En general pienso que las izquierdas tienen que
refundarse para liberarse de los dogmatismos originarios y de luchas
fratricidas a lo largo de décadas, que dejaran heridas profundas. La huella del
divisionismo y dogmatismo es profunda.
Por las
noticias que llegan de Europa, sabemos que Grecia necesita un rescate social y
económico urgente…
Si la Unión
Europea era una alianza política y económica, como estábamos convencidos, no
existiría una deuda ‘Griega’ sino europea y como tal sería asumida. La deuda
griega era muy pequeña en el conjunto Europeo, bastaba que se asumiera la deuda
griega como deuda Europea y las tasas de interés hubieran sido muchísimo
menores, pero Alemania ha decidido rechazar dicha propuesta para proteger sus
bancos. El nuevo nacionalismo europeo nasció en ese momento.
Lo que
usted señala es muy grave, se ha perdido el sentido con el cual se quería
formar la Unión Europea…
Estamos
ante el resurgimiento de viejos nacionalismos al interior de las diversas
regiones de Europa, que datan desde el siglo XV y contraponen al norte y al
sur. Dejando a la vista como países siguen viendo a otros con prejuicios
colonialistas, por ejemplo concibiendo que los españoles o portugueses son
perezosos, faltos de compromiso, cosas de este tipo. Con la Unión Europea ya
había cambiado un poco, pero dicha comunión colapso. No existen hechos que nos
digan lo contrario.
Además,
existe una gran desconfianza al fortalecimiento del nacionalismo alemán, que ya
causó dos guerras europeas, aunque en esta oportunidad no se trata de un poder
militar sino de un poder económico.
Algunos
proponen eliminar la Unión Europea, ¿usted qué piensa?
Sociólogos
muy conocidos como Wolfgang Streeck dicen que lo mejor sería eliminar la Unión
Europea, porque las soluciones políticas que se tenían anteriormente para
resolver la crisis, entre ellos el manejo político de la moneda o del banco
central son inaccesibles en ella.
Tenemos una
crisis económica neoliberal crítica pero no tenemos los instrumentos para
resolverla. Es una situación de ‘Catch-22’, sin salida, compleja y depresiva.
Hay varias propuestas algunas más radicales que otras: salir del euro sin salir
de la UE; eliminar los dos.
Todo este
escenario se complejiza con el ascenso de partidos Nacionalistas y
neo-fascistas. ¿Por qué están surgiendo partidos con ideologías que se creían
eliminadas del campo ideológico?
Este tema
es muy preocupante, sobre todo en Francia, como ejemplo tenemos ‘El Frente
Nacional’ lo que se constituye en una narrativa preocupante y permanente que
viene desde muchas décadas atrás, y se afinco. El nazismo y el fascismo fueron
experiencias que duraron muchos años y que se quedaron en el imaginario social
europeo. En realidad no desaparecieron porque no se hicieron muchas de las
cosas que eran necesarias hacer para terminar con ellas definitivamente.
¿Cómo se
manifiestan estas narrativas no manifiestas pero si latentes en la vida
política de Europa?
Por ejemplo
una de las cosas a las cuales nunca se hace referencia es que Alemania no pago
su deuda a Grecia por la ocupación y destrucción en la segunda guerra europea,
y en la actualidad cobro la deuda, lo que constituye una injusticia histórica
tremenda.
Bastaba con
que hubiera pagado su deuda para que Grecia pudiera seguir adelante, y de allí
surge todo ese imaginario social de hostilidad, de ‘soberanismo’ y nacionalismo
de derecha, recalco, “demasiado peligroso”, que condujo a un derramamiento de
sangre sin precedentes en el mundo, convirtiendo a Europa en el continente más
violento del mundo. Nunca murieron tantas personas en guerras como en Europa en
el siglo XX. Se calcula que el saldo de la Segunda guerra europea (no es
mundial) es de 60 a 85 millones de personas.
¿Por qué
dice que no son mundiales?
Son guerras
europeas, no mundiales, en tanto que Europa dominaba el mundo había extendido
dicha narrativa, por supuesto que tuvieron teatros de operaciones en África y
Asia. Europa es un continente muy violento. La idea de los valores europeos es
muy reciente y surge después de tanta sangre desde las guerras religiosas de
los siglos XVI-XVII, luego los estados modernos seculares.
Está claro
que la Unión Europa como organismo generador de cohesión fracaso, ¿qué entidad
propone para remplazarla?
Estoy a
favor de una ‘Unión Europea de los Pueblos’ con una igualdad democrática tanto
económica como política, donde prime la solidaridad y la reciprocidad que
pensamos ya estaba consolidadas, pero la crisis de Grecia se encargó de
mostrarnos que no es así.
Para
Alemania fue muy fácil decir; ‘esto no tiene que ver con Europa, es un problema
griego, entonces mañana será un problema portugués, pasado mañana es un
problema español, y con dicha actitud destruyo todas las posibilidades de dar
una respuesta rápida, de dar una respuesta a una crisis que no era tan grave.
Portugal no tenía un problema económico tan complejo como el que se vivencia
ahora, fue realmente el juego de la especulación y la tardía respuesta lo que
agravo todo. Algunos tanto à la derecha como à la izquierda vuelven a defender
el viejo nacionalismo europeo pero, en general, en Europa el nacionalismo fue
conservador, autoritario, xenofóbico.
La
xenofobia está en aumento, y quienes llevan en muchos casos los peores
problemas en la crisis son los inmigrantes…
Europa
tiene una deuda histórica con los países donde ejerció un yugo colonial, y
debería ser saldada, convirtiéndose en un escenario de acogida a la diferencia,
lo que podría iniciar con la elaboración de una nueva política migratoria, en
una verdadera apuesta ‘intercultural’, no ‘multicultural’, ya que mientras que
la primera hace referencia a la estrecha relación, interacción e integración de
las culturas, la segunda hace mención a una vaga tolerancia a diferencia sin
ningún tipo de interés por la cultura del otro.
¿Para salir
de la crisis, algunos analistas proponen regresar a la moneda nacional de cada
país, en realidad esto tiene alguna viabilidad?
La salida
del ‘Euro’ es un debate muy candente que algunos han venido poniendo sobre la
mesa, aun así cualquier salida que no sea organizada y mínimamente negociada,
resultara en gran sacrificio para las familias. Una solución podrá verse medianamente
dentro de tres a cuatro años, pero a corto plazo va a ser doloroso, y con
apuestas como estas, donde tú dinero nacional va a valer cinco veces menos que
el Euro, y algunas deudas están denominadas en Euros y tu dinero en moneda
nacional, entonces eso serían soluciones de ruptura, a mi juicio.
¿Y el
surgimiento de una solución lenta?
Dicha
solución va a germinar a mi juicio dependiendo de dos condiciones; por el
surgimiento de una agente político de izquierda capaz de cambiar el rumbo y la
otra puede ser cuando la crisis llegue a Alemania y Francia. La crisis está
llegando algunos países nórdicos como lo que podemos ver con lo que está
sucediendo con Nokia en Finlandia. El crecimiento económico de Alemania y
Francia es casi nulo.
¿Entonces,
usted afirma que la crisis dará un giro cuando toque las puertas de Alemania?
Exacto, y
hará repensar las cosas. Existe un imperio financiero dentro de Europa que se
posicionó de una manera muy sutil y que será muy difícil desalojar.
Pero por
otra parte cuando hay crisis en Alemania las cosas no son muy buenas para
Europa, como ejemplo tenemos las crisis financieras que vimos en los años
anteriores a la era de Hitler. Así que decir que soy un optimista trágico como
siempre digo, veo las dificultades pero me reusó a no ver alternativas a este
‘estatus quo’ que resulta en una lógica de producción de desigualdad, de
desalojo y persecución del campesinado en todos los continentes, el problema de
Europa es un problema en miniatura del problema global que atravesamos y que
los pueblos de otros continentes ya sufrieron.
¿Qué hace
entonces que América Latina no esté pasando por una crisis tan severa como la
afronta Europa?
Porque
tiene los recursos naturales que resultan en una inyección a su economía. El
boom de los recursos naturales, es el motor del actual crecimiento.
En ese
sentido, ¿qué papel juega América Latina en el escenario mundial hoy?
Pienso que
tenía un papel muy importante en traer una alternativa al desarrollo
capitalista, en manos de las fuerzas populares, como lo evidenció el Foro
Social Mundial y no es por coincidencia que este , emerge en el año 2001, por
supuesto para la época ya se había consolidado Venezuela, pero van a surgir
gobierno populares en Brasil, Bolivia, Argentina y Chile, lo mismo en Uruguay y
Paraguay que resulta en la consolidación de la emergencia de movimientos
sociales y populares que produjeron realmente una alternativa ‘posneoliberal’.
Todos estos
gobiernos progresistas se declaran ‘posneoliberales’ y por ello empezaron a
hacer política con justicia social, una redistribución social. Este es el único
continente en que él va a ser posible hablar de socialismo del siglo XXI, no
tiene sentido de hablar de socialismo en África o en Asia.
¿Y la
alternativa ‘posneoliberal’ se mantiene hasta el día de hoy?
En esta
segunda década estos gobiernos continúan declarándose posneoliberales y tienen
alguna razón pero no toda la razón. ¿Por qué podríamos llamarlos
posneoliberales?, bueno en parte a que el estado controla mucho más la
economía, es un interventor de la misma. Además, se nacionalizaron muchas
empresas en el caso de Bolivia o Ecuador. Es decir que existe un activismo
estatal más fuerte que va en contra del neoliberalismo y es por ello que el
neoliberalismo internacional no perdona a estos gobiernos y quiere destruirlos.
Ahora, cual
es la forma de operar de estos países; bueno, son ‘posneoliberales’
internamente para lograr alguna medida de redistribución social pero no
cuestionan el neoliberalismo internacional, al capitalismo financiero ni a las
reglas de libre comercio y van a jugar bajo las reglas de dicho tratados. El
modelo de desarrollo es neoliberal.
Usted ha
tocado un tema central en cualquier agenda política, ¿qué posibilidad jugó
entonces de disponibilidad de recursos naturales en la consolidación de estos
gobiernos progresistas?
Fue
determinante en la explotación sin precedentes de los recursos naturales, el
capitalismo financiero que está manejando todo este modelo de desarrollo
neoextractivista que llamamos así por su intensidad. Existe un retroceso en
todo lo que resultaba llamativo por ser una alternativa, por ejemplo las
políticas de autodeterminación de los pueblos indígenas en Bolivia (que es la
mayor parte de la población) o Ecuador.
En la
segunda década vamos enfrentar la destrucción de un parque natural nacional
como el Parque Nacional (TIPNIS) y Yasuní en Ecuador, con una carretera y una
explotación petrolero. Es así como todas estas conquistas constitucionales que
fueron fuertes en las décadas pasadas en Bolivia, Ecuador, y Brasil se
perdieron porque el capitalismo internacional los obliga a caer en el
neoextractivismo completamente obsesivo.
Para
construir dichas megaconstrucciones tienes que desplazar a los indígenas y
campesinos, no hay alternativa bajo esa lógica. Esos gobiernos se quedaron sin
alternativa y por eso son ambiguos, son cada vez más neoliberales y menos
‘posneoliberales’.
Es un
dilema muy complejo, porque muchos analistas argumentan que no hay forma de
librarse de los préstamos internacionales sino creciendo económicamente,
haciendo uso de sus propios recursos naturales, por supuesto esto tiene costes
ambientales y sociales terribles…
La
explotación de los recursos fue para lograr una mayor redistribución al
interior de los países haciendo uso del mismo modelo de desarrollo, lo que
condujo a que no hubiera una transición a un nuevo modelo.
Todas las
mejoras son muy importantes y hay que acogerlas. Estos gobiernos aprovecharon
ello, pero no hubo una reconversión y diversificación industrial, al contrario
lo que se puede palpar es el afincamiento del sector primario, ‘la
reprimarización de las economías’, lo que resulta en algo equivoco, así como en
Brasil que tiene gran potencial industrial.
¿Entonces
la naturaleza es el principal recurso económico de América Latina en la
actualidad?
Lo que
mueve la economía en los países latinoamericanos son los recursos naturales. Es
por ello que son más de 5000 proyectos en la Amazonía que van a destruir
obviamente sus ecosistemas. Todo ello resulta así en la destrucción de un
modelo político que se pensaba alternativo y en sus inicios era muy creíble.
¿Existe una
alternativa de conciliar una organización productiva sostenible que favorezca a
las poblaciones de los países y cuide el medioambiente?
No temenos
otra opción, tiene que existir. Debemos pensar una forma de producción
alternativa al extractivismo, que está destruyendo a América Latina y al mundo.
Sus ciclos arrasan con la fertilidad de la tierra llevándola hasta el límite.
Muchas regiones ya están desertificadas porque no soportan dicho saqueo.
Es la
primera vez en la historia que el capitalismo enfrenta los límites de la
naturaleza. Hemos pasado de la contradicción entre capital y trabajo a la
existente entre capital y naturaleza, lo que se demuestra en el calentamiento
global y los desastres climáticos y la escasez de agua.
Por otro lado debemos
revalorar todas las economías anticapitalistas que existen en el mundo, las
economías campesinas, indígenas y solidarias que buscan una reciprocidad y de
respeto con la naturaleza.
¿Qué puede
hacer el ciudadano de a pie para enfrentar crisis y salvaguardar la naturaleza?
El
ciudadano de a pie se siente más pequeño ante las lógicas de poder que lo
trascienden. El poder es tan fuerte, que tú no te imaginas como individualmente
puedes hacer algo en su contra. Existen dos niveles en los cuales podemos
pensar una alternativa, por un lado, no hay emancipación sin
autotransformación.
En tu vida
tienes, de alguna manera, que dar testimonio de una alternativa por más pequeña
que sea, en tu familia, en tu casa, en tu escuela, en tu lugar de tu trabajo,
testimonio de democracia y de conciencia ambiental porque hoy en día, el poder
está en manos de antidemocratas. Individualmente puedes hacer muy poco por la
realidad a la cual estas sujeto, lo que debemos hacer es repensar la política de
nuevo, participar activamente en la formulación de políticas no solamente a
nivel municipal sino a nivel nacional.
En América
Latina se hicieron algunas apuestas interesantes como los presupuestos
participativos, consejos nacionales sectoriales de salud y educación, donde la
sociedad civil realmente organizada participaba en la producción de políticas
públicas.
¿Y usted
como contribuye al cambio social?
Nunca seré
un intelectual de vanguardia, sino de ‘retaguardia’. Para hacer teoría de
vanguardia y hacer parte de la misma hay que separarse de la sociedad que
quieres guiar.
El
intelectual de retaguardia por el contrario va con los movimientos sociales, caminando
al mismo tiempo y se deja sorprender por la creatividad social, busca dar
cuenta de lo que esta pasado, pero al mismo tiempo dejando ecos donde la
creatividad va surgiendo, trabajando con los movimientos sociales, de
campesinos, de indígenas, de mujeres. En la ‘Universidad Popular de los
Movimientos Sociales’, realizamos diversos talleres y donde buscamos el
acercamiento de los espacios y que tome lugar lo que yo llamo la ecología de
saberes, donde se combina el saber científico junto al saber popular.
Estamos
discutiendo un mundo nuevo, pero siempre teniendo en cuenta los nuevos factores
que surgen en la sociedad, lo que he denominado la sociología de las
emergencias, es ese sentido que estamos trabajando.
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