Los
Cinco, como se les conoce internacionalmente a los antiterroristas cubanos, arriesgaron sus vidas para salvar
la de otros; se ofrecieron a tamaña tarea, porque en Miami los terroristas
caminan libres y desde ahí fraguan sus atentados contra la Isla. Uno de esos ha
sido Gaspar Jiménez Escobedo, quien falleció el pasado 29 de octubre.
Ángel Bravo / Especial para Con Nuestra América
Orlando Bosch, Gaspar Jiménez Escobedo y Guillermo Novo: autores intelectuales y materiales de numerosos atentados terroristas contra Cuba. |
Ignacio
Ramonet le preguntó a Fidel Castro hace ocho años, para el libro Cien hora con
Fidel: “Usted me dijo antes que, inmediatamente después del triunfo de la
Revolución, “empezaron las conspiraciones”. ¿A qué se refería?”. Parte de la
respuesta del Comandante fue: “…Nuestro país ha sido objeto de la más
prolongada guerra económica de la historia, y de una incesante y feroz campaña
de terrorismo que dura ya más de 45 años”.
De esa
feroz campaña terrorista contra los dirigentes, el pueblo e instalaciones cubanas
los grandes medios al servicio del Imperio no informan. Ahora que en Estados
Unidos el diario The New York Times pidió
en su editorial del 02 de noviembre el canje de presos entre Estados Unidos y
Cuba, otros medios reaccionarán; y así el tema habrá salido a la luz, por parte
de quienes lo han estado silenciando por más de quince años (tampoco sería
extraño que la extrema derecha de Miami acuse de comunista al The New York Times).
El 2009
fue detenido en Cuba el estadounidense Alan Gross, quien fue juzgado y
condenado a 15 años de cárcel por distribuir equipos satelitales (este era un
programa del Departamento de Estado) que buscaba la “promoción de la democracia
en Cuba”, para un “cambio de régimen”. Luego de una ardua investigación el
Gobierno de Cuba probó que Gross pretendía desarrollar "acciones contra la
integridad territorial del Estado”, violando así la legislación cubana.
En Miami sucedía
lo contrario, en los años noventa cinco cubanos monitoreaban a grupos
terroristas, para impedir la materialización de sus planes contra Cuba -y
contra Estados Unidos-. Fueron detenidos y juzgados sin un proceso justo. Aunque
trabajaban contra el terrorismo, les impusieron castigos irracionales. Dos de
ellos -René González y Fernando González- ya cumplieron las injustas condenas.
Tres aún están presos en Estados Unidos: Gerardo Hernández condenado a dos
cadenas perpetuas más 15 años; Ramón Labañino a 30 años de cárcel y Antonio
Guerrero a 21 años y 10 meses.
Los Cinco,
como se les conoce internacionalmente, arriesgaron sus vidas para salvar la de
otros; se ofrecieron a tamaña tarea, porque en Miami los terroristas caminan
libres y desde ahí fraguan sus atentados contra la Isla. Uno de esos ha sido Gaspar
Jiménez Escobedo, quien falleció el pasado 29 de octubre.
Llama la
atención que a diferencia de otras veces, en las que los medios de Miami
acostumbrados a justificar las agresiones contra Cuba, llamando “defensores de
la libertad” a quienes se ensañaban contra la Isla, en esta ocasión, han
preferido callar, dando a entender que nadie quiere cargar con este muerto.
Solo el fanático de Armando Pérez Roura, apologista del terrorismo contra Cuba (ayudó
a Jiménez Escobedo cuando estuvo en México y Panamá), se ha expresado condolido
por su amigo. Sus otros compinches como Novo Sampoll, Pedro Remón, “Pepe”
Hernández y Carlos Alberto Montaner han permanecido en silencio.
El prontuario
de Jiménez Escobedo es inmenso: cómplice de Posada Carriles en varios atentados
contra instalaciones, autoridades y civiles cubanos; especialista en
preparación y manipulación de explosivos; miembro de organizaciones terroristas
(Abdala, Cuba Independiente y Democrática, CORU, FNCA); autor y ejecutor de
varios atentados dinamiteros contra misiones diplomáticas cubanas en otros
países; organizador de varios planes –frustrados- para atentar contra la vida
de Fidel Castro, etc.
¿Será por
todas estas evidencias que esta vez los diarios de Miami no se han molestado en
ofrecer mayor información de la muerte de este terrorista?
Un cable informa
que Carmen -esposa de Jiménez Escobedo-, le declaró al locutor Armando Pérez
Roura su asombro por la rapidez con que en la Isla los medios habían
reaccionado ante la noticia del fallecimiento de su esposo. ¿Pensará acaso doña
Carmen que en Cuba la gente hará fiesta por esa muerte? No. Pero debe saber que
el pueblo cubano no olvida la historia de sangre, dolor y muerte provocada por monstruos
del terror como su marido.
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