El viernes f010 de mayo fue proclamado Laurentino Cortizo como
presidente electo. En su discurso reiteró su intención de atenerse a un
programa de gobierno neo-liberal, similar a todos los gobiernos posteriores a
la invasión militar norteamericana en 1989: más privatizaciones, mayor
flexibilidad en las relaciones obrero patronales y seguir desregulando las
funciones públicas (iniciativas 'público-privadas').
Marco A.
Gandásegui, h. / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad
Panamá
En materia de política exterior en algún momento durante la
campaña mencionó su intención de revisar el tratado de libre comercio con EEUU,
especialmente en lo referente a la sección agrícola. Además, señaló la
posibilidad de respetar el derecho a la autodeterminación de los pueblos que lo
llevaría a una confrontación con EEUU.
Hay indicios en el campo de Cortizo y del PRD que estas dos
propuestas tendrán dificultades para despegar. Nombró a su vice-presidente
electo, Juan Gabriel Carrizo, joven empresario, que era su asistente privado,
que encabece el equipo de transición con el gobernante saliente. La composición
de ese equipo y los próximos nombramientos de figuras al futuro gabinete
definirán con más claridad la dirección que tomará el nuevo mandatario a partir
del 1 de julio de 2019.
Los partidos políticos que compitieron con Cortizo en las
elecciones pasadas no se han pronunciado sobre los planes del presidente
electo. Todos parecen muy envueltos en tareas de reconstrucción interna de sus
respectivas casas. El Partido Panameñista (gobernante), incluso, convocó un
congreso extraordinario para reestructurar la directiva de la agrupación.
Cambio Democrático (CD) está preocupado por el desenlace del juicio del
ex-presidente, Ricardo Martinelli. El Frente Amplio por la Democracia (FAD)
está analizando los resultados desfavorables de la consulta popular.
En una reunión celebrada por los sindicatos panameños se planteó
el problema de la Caja del Seguro Social (CSS) que hace años es mal
administrado y, según sus directivos, está en una situación financiera próxima
a la quiebra. Un vocero sindical señalo que la CSS tiene que regresar al
sistema solidario que regía hasta 2005 el régimen de las jubilaciones.
El presidente electo Cortizo mencionó la seguridad social como una
de sus prioridades de gobierno. Sin embargo, su enfoque parece no coincidir con
la de los trabajadores. Cortizo se reunió con el presidente saliente, Juan
Carlos Varela, para dar inicio al traspaso del poder. Antes de irse Varela
quiere que la Asamblea le apruebe los nombramientos de un magistrado en la
Corte Suprema de Justicia y un directivo en la Autoridad del Canal de Panamá
(ACP). Es muy difícil que eso ocurra dada la correlación de fuerzas partidarias
en la Asamblea.
El Canal de
Panamá fue uno de los temas que no se discutió en la campaña electoral. Desde
1994 cuando el poder económico del país se puso de acuerdo para introducir un
‘titulo constitucional’ en la Carta Magna, el tema se encuentra fuera de
límites. Sólo las protestas de los trabajadores y los escándalos de corrupción
en la Junta directiva son merecedores de ser noticias. Sin embargo, las
recientes declaraciones del secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo,
sobre el deshielo del ártico y la apertura de nuevas rutas que conecten Asia
oriental con los mercados del Atlántico norte, deben llamar la atención del
nuevo gobernante. El anuncio merece la creación de una comisión científica para
estudiar a fondo el calentamiento global y su impacto sobre el futuro comercial
del Canal de Panamá.
Hay que tener claro que sobre la ruta interoceánica no se puede
discutir con EEUU. En muchas oportunidades – y el actual gobierno ha sido contundente – Washington ha dicho que sus
intereses nacionales no se negocian. En la década de 1970, sin embargo, Panamá
logró sentar a EEUU en la mesa para discutir el traspaso de la vía acuática, la
evacuación de sus bases militares y la erradicación de la Zona del Canal. Hay
que exigir que Pompeo consulte primero con Panamá antes de hacer afirmaciones
sobre el futuro del comercio marítimo entre el Pacifico y el Atlántico.
Cortizo se refirió a Venezuela y mencionó la creación de una
instancia similar al Grupo de Contadora, creada por el general Torrijos, para
tratar el conflicto en Nicaragua en la década de 1970. La iniciativa no sería
para un ‘cambio de régimen’ a la Trump sino para encontrar una solución
al conflicto. La propuesta reemplazaría a EEUU (la OEA y el grupo de Lima) como
actor central en la guerra contra Venezuela y colocaría a América latina como
pieza central en la solución del conflicto.
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