Sin dudas Trump tiene hoy una nueva mirada sobre Venezuela, que pudiera
ser la ocasión para un cambio de políticas, en función de una evolución pacífica
de la situación y acuerdos entre los venezolanos, que en definitiva es a
quienes corresponde dar respuestas y soluciones.
Leopoldo Puchi / El Universal
El flujograma elaborado con el propósito de cambiar el gobierno
venezolano comenzó su ejecución pública el 4 de enero con la reunión del Grupo
de Lima, y sus diseñadores esperaban que diera resultados en pocas semanas.
No ha sido así, y el propio Donald Trump ha dado a conocer su
insatisfacción con los equipos de su administración encargados de poner en
marcha las actividades, como lo señala The Washington Post en un reciente
reportaje.
Trump se sentiría engañado y frustrado, puesto que sus funcionarios han
dado a conocer que han participado en la organización de los acontecimientos,
pero no han logrado tener éxito, en particular en el último intento de
levantamiento militar, tal como lo reseña el influyente rotativo.
FRUSTRACIÓN
Según las fuentes del Post, Trump se ha quejado de que John Bolton y
otros de sus asesores subestimaran a Nicolás Maduro, y no debían haberle hecho
creer que la estrategia adelantada a través de Juan Guaidó iba a tener fuerza
para un desenlace rápido.
Y, ciertamente, los servicios estadounidenses no han dado muestras de
conocer a Venezuela ni a las Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), lo que
explicaría los errores de cálculo. A esto se añade la falta de coordinación de
las distintas agencias que actúan en el terreno, como la DEA, la CIA y algunas
dependencias del Departamento de Estado.
INVESTIGACIÓN
Sin embargo, el asunto más importante revelado en las notas del
Washington Post es el hecho de la existencia de un plan de derrocamiento de un
gobierno latinoamericano vía golpe militar. Se dice que siempre ha sido así,
pero no siempre se ha confesado como ahora. De manera que, si efectivamente
existe el control de poderes, tendría que abrirse una investigación en el
Congreso de estas acciones realizadas en contravención del ordenamiento
jurídico interno y de los convenios internacionales suscritos.
UN ACUERDO
Ahora, más allá de que el Congreso estadounidense haga o no esta
investigación, sin dudas Trump tiene hoy una nueva mirada sobre Venezuela, que
pudiera ser la ocasión para un cambio de políticas, en función de una evolución
pacífica de la situación y acuerdos entre los venezolanos, que en definitiva es
a quienes corresponde dar respuestas y soluciones.
Ya en manos de Trump debe de estar la propuesta de acompañar un diálogo
que comience por buscar un acuerdo para el período posterior a un cambio en la
presidencia, independientemente del momento en que se produzca.
Se elaborarían los términos de un sistema en el que ambos factores
conserven posiciones de poder en las instituciones y tengan garantías. Una vez
acordadas las condiciones del sistema, se discutiría sobre fechas electorales.
Esas elecciones se celebrarían con Nicolás Maduro en la presidencia,
designación de nuevo Consejo Nacional electoral, participación de la ONU y
suspensión de sanciones económicas. Un viraje necesario. ¿Lo emprenderá Trump?
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