El hecho de que el ser humano solo pueda realizarse plenamente por el
trabajo, es lo que conduce a la necesidad de reclamar la abolición del trabajo
enajenado y a luchar por desarrollar el trabajo como un acto de plenitud, para
ello, la humanidad debe superar las estructuras que sustentan el trabajo sin
sentido e interpretado como un mero medio.
Cristóbal León Campos /
Especial para Con Nuestra América
Desde Mérida, Yucatán. México.
El trabajo es el sustento de la evolución humana, el motor del
desarrollo social, el ser humano con su esfuerzo creador ha dado lugar a todas
las formas de sociedad en el mundo, la vinculación especifica entre
trabajo-humanidad se expresa al momento de constituir, transformar o
materializar una necesidad, sin embargo, esa misma relación entre
trabajo-humanidad, es bajo el régimen capitalista la causante de la
contradicción que origina al mismo tiempo la negación de todo rasgo humano, la
expropiación de sí mismo que se manifiesta en la alienación y enajenación,
niega la mano humana en el proceso de edificación social, para convertirla en
un elemento oculto y sobre-explotado, la acumulación de capital en unas pocas
manos da lugar a la pobreza. El ser humano es creador, otorga valores a las
cosas con su actividad sobre ellas, el despojo que sufren los trabajadores por
parte de los patrones es el sustento de éste sistema capitalista que engendra
grandes riquezas para satisfacer la avaricia de unos pocos mientras arroja al
desamparo a millones de trabajadores y trabajadoras. La explotación es la causa
de las desigualdades, los reclamos sociales de los trabajadores y trabajadoras
tienen que exigir el fin de la desigualdad y por lo tanto el fin de la
explotación.
Para Carlos Marx el trabajo no es únicamente una dimensión puramente
económica, es ante todo, una categoría antropológica, pues caracteriza al
humano como un ser dotado de un “principio de movimiento” que determina su
impulso para la creación y la transformación de la realidad. El humano es un
ser activo, nunca pasivo, el trabajo o la actividad personal expresa sus
capacidades físicas y mentales, así el ser humano se desarrolla y perfecciona
(o más bien el trabajo es la actividad donde debería desarrollarse y
perfeccionarse en plenitud), por ello el trabajo no es solo un medio para la
producción de mercancías sino un fin en sí mismo deseado y buscado por sí mismo
para su satisfacción. Pero ese desarrollo pleno, es justamente lo que se niega
en las sociedades capitalistas donde el trabajo es un medio para la explotación
y la alienación, mediante el cual los patrones sojuzgas a los trabajadores y
trabajadoras a través de diferentes mecanismo de opresión. El hecho de que el
ser humano solo pueda realizarse plenamente por el trabajo, es lo que conduce a
la necesidad de reclamar la abolición del trabajo enajenado y a luchar por
desarrollar el trabajo como un acto de plenitud, para ello, la humanidad debe
superar las estructuras que sustentan el trabajo sin sentido e interpretado
como un mero medio, los trabajadores y trabajadores deben pugnar por la
consolidación del trabajo como un medio enriquecedor y libre, es decir, el
trabajo también debe ser emancipado, lo cual únicamente se logrará con la
emancipación de la humanidad.
El trabajo es central en su importancia para la construcción de las
sociedades y el desarrollo humano, sin la actividad creadora el ser humano no
se distinguiría de ninguna otra especie, no alcanzaría los niveles de mejora
que conocemos y que aún están por producirse. En su obra La ideología alemana, Marx establece que: “Podemos distinguir al
hombre de los animales por la conciencia, por la religión o por lo que se
quiera. Pero el hombre mismo se diferencia de los animales a partir del momento
en que comienza a producir sus medios de vida, paso éste que se halla
condicionado por su organización corpórea. Al producir sus medios de vida, el
hombre produce indirectamente su propia vida material”. Al producir su vida
material el ser humano se produce a sí mismo como un ser social; el carácter
transformador de la humanidad es permanente, intentar regularlo o detenerlo es
ir justamente en contra de la naturaleza humana, la alienación que convierte al
trabajador y a la trabajadora en seres desposeídos de sí mismo, niega la
naturaleza humana y los convierte en meros repetidores sin sentido, la falta de
conciencia de clase hace que los trabajadores y trabajadoras sean explotadas y
desprovistas de su sentido humano. La superación de la condición alienada pasa
por el desarrollo de la conciencia de clase, la organización independiente y
autónoma de todos los poderes y de la movilización a favor de sus derechos y de
la transformación social para el beneficio de todos los oprimidos.
El reclamo social que cada Primero de Mayo se expresa por mejores
condiciones de vida, por igualdad, democracia, libertad, justicia, equidad,
tierra, pan, educación y demás necesidades humanas, requiere de la toma de
conciencia de los trabajadores y trabajadoras de su papel central en la
sociedad como motores que impulsan el desarrollo y generan los valores,
edifican los avances y dan con su actividad razón de ser a la humanidad. Superar
la alienación y enajenación contribuirá a poner fin a las laceraciones sociales
que el capitalismo ha impuesto durante siglos, ese es el paso necesario para
establecer una nueva sociedad basada en la dignidad humana sin explotadores ni
explotados.
¡Vivan los trabajadores y trabajadoras!
Integrante del Colectivo Disyuntivas
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