Unidad
frente a los agonizantes aletazos de los tentáculos del terror, la avaricia e
inhumanidad. Lenin, Macri, Kuczynski, Bolsonaro,
Duque…representan no la voluntad de sus pueblos sino los voraces apetitos de
Washington y aliados.
José Toledo Alcalde / Especial para Con Nuestra América
Si
algo de antifaz le quedaba a las fuerzas del imperio de la mentira y del
terror, la unidad del Bolivarianismo venezolano se encargó, en este nuevo
triunfo, ante la intentona de golpe, de ponerla en evidencia. Y, en la misma frecuencia revolucionaria, La Grande de las Antillas, por 60
años, resiste la infame e inhumana
acción de los EEUU y aliados que patológicamente persisten en la mísera visión
del control planetario por medio de la
división, mentira, difamación y muerte como instrumentos de expansión y
gobernabilidad.
Lo
sucedido en Venezuela este 30 de abril, la fallida intentona de golpe por parte
de las huestes antipatrióticas venezolanas, monitoreados desde Washington,
Colombia y aliados, es una muestra más de la naturaleza sanguinaria del
imperio.
Pretender
– por parte del imperio - calcar el espíritu revolucionario de los pueblos,
donde el motor del triunfo se basó en la organización y unidad del pueblo como
pilares fundantes de las fuerzas revolucionarias, sería un vil remedo sin ton ni son. Parafraseando lo dicho
por Lenin (Vladímir Ilich Uliánov):
las raíces de ese extraordinario bastardeamiento de las ideas acerca de la
diferencia entre terrorismo y revolución se encuentra en el desesperado, desenfrenado
y desquiciado apetito patológico por el poder.[1]
Carlos
Marx sostenía la organización de la unidad de la nación como inicio del proceso
revolucionario. De igual manera, Simón Bolívar[2]
y, posteriormente, Hugo Chávez[3]
sentenciaron: “Unidad, unidad, unidad, debe ser nuestra divisa […] para
completar la obra de nuestra regeneración”. Y, desde la experiencia cubana,
Fidel Castro decretó, como las anteriores voces, la naturaleza de la liberación
de los `pueblos: “Yo sé que cuando un pueblo está unido como este y tiene fe y
tiene hombres que no lo van a traicionar, es un pueblo invencible; y que a la
Revolución nada ni nadie podrá vencerla”.[4]
Unidad
frente a los agonizantes aletazos de los tentáculos del terror, la avaricia e
inhumanidad. Lenin, Macri, Kuczynski, Bolsonaro, Duque…representan no
la voluntad de sus pueblos sino los voraces apetitos de Washington y aliados.
El FMI y USAID tienen sillones reservados en los gabinetes ministeriales, poder
legislativo, judicial, misiones religiosas y sistema financiero del Grupo de
Lima. Si la OEA es el ministerio de las colonias, los representantes del Grupo
limeño son las embajadas al servicio del mismo patrón.
Desunión, desunión, desunión es
la consigna del hegemón, el mantra del sempiterno dogma del pensamiento único.
En
unión solidaria con el digno y valeroso pueblo venezolano, concluimos estas
líneas con algo de lo sostenido por Ernesto “Che” Guevara que resuena
perfectamente en la actual coyuntura: “Los yanquis intervendrán, por
solidaridad de intereses y porque la lucha en América es decisiva. Lo harán con
todas sus fuerzas, además; castigarán a las fuerzas populares con odas las
armas de destrucción a su alcance; no dejaran consolidarse al poder
revolucionario y, si alguno llegara a hacerlo, volverán a atacar, no lo
reconocerán, tratarán de dividir las fueras revolucionarias, introducirán
saboteadores de todo tipo, intentarán ahogar económicamente al nuevo Estado,
aniquilarlo, en una palabra”.
“Dado
este panorama americano, consideramos difícil que la victoria se logre en un
país aislado. A la unión de las fuerzas represivas debe contestarse con la
unión de las fuerzas populares. En todos los países en que la opresión llega a
niveles insostenibles, debe alzarse la bandera de la rebelión y esta bandera tendrá,
por necesidad histórica, caracteres continentales […] No podemos decir cuándo
alcanzará estas características continentales, ni cuánto tiempo durará la
lucha, pero podemos predecir su advenimiento porque es hija de circunstancias
históricas, económicas, políticas, y su rumbo no se puede torcer”.[5]
“Unidad, unidad, unidad, debe ser nuestra divisa […] para
completar la obra de nuestra regeneración”.
[1] Instituto de Marxismo-Leninismo del CC del PCUS. V.I.Lenin. Obras escogidas. Tomo II. Moscu: Editorial Progreso,
p. 335, 1960.
[2] Francisco Pividal. Bolívar:
Pensamiento precursor del antiimperialismo. Cuba: Ediciones Casa de las
Américas, p. 135, 1977.
[5]
Unidad Productora 08 del Instituto del Libro. Ernesto Che Guevara. Obras 1957-1967. Colección
Nuestra América. Cuba: Casa de las Américas, p.504, 23/07/1970.
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