El fenómeno migratorio, el éxodo que se ha vivido en los últimos meses de
centroamericanos que buscan entrar a los Estados Unidos y la respuesta racista
de Trump, manifiestan la hipocresía del imperialismo que se jacta de defender
los derechos humanos y preocuparse por el bienestar de los pueblos, mientras
ignora y propicia la muerte, persecución, discriminación, desaparición y des-valoración
humana en la frontera de su país.
Cristóbal León Campos / Especial para Con Nuestra América
Desde
Yucatán, México
Mientras Donald Trump continua preparando la guerra para obtener
ganancias millonarias reactivando la económica de los Estados Unidos
dependiente en las últimas décadas en la industria militar y restablecer el su dominio
neocolonial e imperialista por el mundo, los campos de concentración que ha
creado en la frontera con México, han cobrado una vidas más de los niños
inmigrantes desposeídos de todo cuidado familiar (fueron separados de sus
padres) y de todo derecho humano elemental, apenas hace unos días falleció un
menor oriundo de Guatemala por neumonía, ahora suman cuatro los fallecidos
desde la implantación de estas medidas inhumanas que reflejan el verdadero
rostro del gobierno de Trump, el menor en cuestión (cuya identidad no fue
difundida) tenía dos años y seis meses y fue detenido el pasado 3 de abril por
la Patrulla Fronteriza junto a su madre, ese mismo día habían ingresado a los
Estados Unidos según información recaba por el diario The Washintong Post.
El fenómeno migratorio, el éxodo que se ha vivido en los últimos meses de
centroamericanos que buscan entrar a los Estados Unidos y la respuesta racista
de Trump, manifiestan la hipocresía del imperialismo que se jacta de defender
los derechos humanos y preocuparse por el bienestar de los pueblos, mientras
ignora y propicia la muerte, persecución, discriminación, desaparición y des-valoración
humana en la frontera de su país. Los Estados Unidos promueven guerras,
invasiones, intervenciones militares, división entre países y culturas para
poder saquear las riquezas naturales (petróleo, minerales, agua) y sobre-explotar
la fuerza de trabajo de cientos de miles de inmigrantes que se ven forzados a
migrar buscando un lugar para obtener recursos que les permitan sobrevivir.
El inhumano desprecio manifestado en la frontera por los Estados Unidos
tiene eco en voces ultraconservadoras que, al paso de los inmigrantes en su
éxodo, discriminan su origen y participan de las formas racistas y represivas
que a su paso encuentran las caravanas.
Si bien hay expresiones de solidaridad y apoyo, no puede negarse los
resabios del colonialismo que han nos fragmentan y ponen en situaciones de
confrontación entre pueblos hermanos. México no escapa de esas manifestaciones
racistas que a su paso los inmigrantes han recibido y también se ha visto
coparticipación en el rechazo del andar humilde, la mayor victoria del
imperialismo ha sido fomentar las divisiones entre pueblos, el desprecio entre
humildes solo genera mayor dominación de quienes nos despojan de todo. Los
inmigrantes son seres humanos en situación de necesidad que deben ser atendidas
y que deben frenarse poniendo fin a los regímenes inhumanos que los expulsan de
sus propias naciones.
Las causas estructurales de la migración son ocultadas por los medios de
comunicación plegados al interés imperialistas y por los gobiernos de los
países cuya migración ha aumentado, la crisis económicas propiciadas por el
neoliberalismo, los golpes de estados, la creciente violencia y el crimen
organizado fomentado desde Washington para el tráfico de drogas y humano, han
hecho de Centroamérica una región desposeída del bienestar. Los procesos
antidemocráticos con la imposición de mandatos o el carácter ultraconservador
de los gobiernos de la zona cierran las puertas a las clases trabajadoras, la
duda ante la subsistencia provoca incrementos en la violencia al interior de la
sociedad, pero contrario a lo que se propaga, no son criminales los que migran
rumbo a los Estados Unidos, son en su mayoría, trabajadores y trabajadoras que
con sus familias o sin ellas buscan encontrar un lugar donde poder percibir lo
mínimo para el sustento, la aptitud de desprecio de Donald Trump, no va a favor
de la defensa de su país como alegra, ni tampoco tiene un fin humanitario, no
hay amenaza de los inmigrantes hacia los Estados Unidos, no es ni la intensión
ni mucho menos una posibilidad real, cierto es que en las zonas de contacto se
genera un intercambio cultural entre los inmigrantes la población local, pero
esto no es una amenaza, muy al contrario esto es la suma de la partes humanas
que se fortalecen al reconocerse iguales, la hibridez de las culturas actuales
es resultado de siglos de contacto, como se sabe el propio origen de los
Estados Unidos es una muestra de ese intercambio cultural de inmigrantes. La
realidad es que el racismo y neofascismo imperialista desprecia todo aquello
que no se someta a sus mandatos y que no reproduzco sus valores inhumanos.
Integrante del Colectivo Disyuntivas
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