Walter Suter concluyó
su larga carrera diplomática, desempeñándose como embajador suizo en Venezuela
entre el 2003 y el 2007. Participó en
varias misiones de observación electoral de la Unión Europea en ese país
sudamericano. Y coordinó en octubre pasado la misión de parlamentarios suizos
que acompañaron los comicios generales. En esta entrevista reflexiona sobre el
legado de Hugo Chávez.
Sergio Ferrari / Especial para Con Nuestra América
Desde Suiza
Walter Suter (izq) con César Méndez, Embajador de Venezuela en Suiza. |
P: ¿Cuál es su evaluación sobre el legado del Comandante
Hugo Chávez?
Walter Suter: El hoy
fallecido presidente Chávez comenzó a utilizar los fondos obtenidos por la
venta del petróleo, muy abundante en Venezuela, para combatir la pobreza. Y los
resultados están a la vista: en los últimos 10 años, según datos de las
Naciones Unidas, la pobreza se redujo del 50 % al 28 %. Todo un récord para el
continente. La salud pública, la educación y la vivienda fueron integrados como
tres de los ejes principales de su gestión. En 2005, como producto de la
campaña nacional de alfabetización, se logró alfabetizar 1 millón y medios de
personas, lo que llevó a que la UNESCO declarara a Venezuela como “territorio
libre de analfabetismo”. Motorizando así un gran esfuerzo para cumplir con los
objetivos onusianos del milenio de reducir la miseria. A pesar de todo, la
situación económica no es actualmente fácil. Y no se pueden negar los altos índices
de inflación. Es casi una contrapartida a los programas sociales en marcha. El
Gobierno está consciente de esta realidad y medidas de corrección –y de
desarrollo productivo- fueron parte del programa presentado para los comicios
generales del año pasado.
En dos palabras: el
Comandante Chávez le devolvió la esperanza, la autoestima y un sentido real de
ciudadanía a una gran parte de la población hasta entonces excluida y
marginada. Ese fue el logro principal. Con el correspondiente reconocimiento de
amplios sectores sociales que lo expresaron una y otra vez en las urnas. Chávez
ganó 14 de los 15 comicios que se convocaron durante su gestión. Promoviendo un
nuevo concepto de democracia participativa, expresada en los Consejo Populares.
Existen miles de ellos. Y son espacios reales de participación popular.
P: Su reflexión conduce a una pregunta no menos
importante: ¿piensa que esta dinámica participativa y de transformaciones
institucionales se podrán mantener en el futuro sin la presencia del estratega
Chávez?
Walter Suter: Estoy
convencido que la gente, los beneficiados de esta década, no van a dejar
arrebatarse estos logros. Millones de
venezolanos dejaron de ser objetos para ser sujetos históricos, lo que implica
un cambio central del paradigma del poder en ese país sudamericano.
Y pienso que hay
mecanismos institucionales sólidos que expresan esta nueva democracia a la
venezolana. No solo contar con uno de los mejores sistemas electorales del
mundo –como lo pudimos comprobar una vez más en las elecciones de octubre
pasado. Pero también existe un parlamento que fue electo en 2010 y que
continuará todavía 3 años, más donde las fuerzas progresistas bolivarianas
cuentan con la mayoría simple. Por otra parte, las fuerzas armadas han
reiterado en las últimas horas el apoyo incondicional a este proceso
transformador promovido por Chávez y que debe ser continuado ahora por el
equipo gobernante. Diría que el cambio institucional en marcha en Venezuela es
sólido y está blindado. Aun al margen de los resultados que puedan traer las
próximas elecciones de donde saldrá el nuevo presidente. Blindado
institucionalmente, blindado por la mayoría bolivariana en el parlamento, y
blindado por la nueva conciencia y participación ciudadana que el chavismo ha
promovido en esta nueva etapa.
P: ¿Y la política internacional de Chávez?
Walter Suter: Expresó
hacia afuera, en Latinoamérica, los valores de unidad, participación y
solidaridad que fueron rectores en su política interna. Chávez estuvo a la base
de la constitución del Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América
(ALBA). Fue un promotor convencido de UNASUR. Y, en la última etapa, fue uno de
los padres ideológicos de la CELAC, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños que reúne a más de treinta naciones del continente, implica casi 600
millones de habitantes e integra no menos de 20 millones de kilómetros
cuadrados de superficie. En su concepción, la unidad latinoamericana y la
integración de las naciones del continente, sin exclusión de concepciones ideológicas
de sus gobiernos, fue un eje clave. A tal punto que incluso los gobernantes de
derecha del continente reconocen su labor integradora. Reconocimiento moral que
se expresa, por ejemplo, en que Venezuela haya sido invitada por las partes en
conflicto a acompañar el diálogo en marcha para la construcción de la paz en
Colombia.
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