Más allá de coincidencias y diferencias con el
presidente Chávez, sería mezquino no reconocer que colocó a nuestra América
Latina en el concierto de las naciones. Es indiscutible que Chávez ocupará un
sitio preponderante en la historia de América Latina, mientras sus opositores y
la mayor parte de presidentes y presidentas de la región pasarán sin pena ni
gloria al canasto del olvido.
Giovanni Beluche V. / Especial
para Con Nuestra América
Hace
apenas minutos que los medios anunciaron el fallecimiento del comandante Hugo
Chávez Frías, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Es difícil
referirse en poco espacio a una de las figuras más sobresalientes y
controversiales de la historia reciente de América Latina. Ya habrá ocasión
para hacer balances, debates, análisis y discusiones, por ahora se impone
rendir tributo y respeto al pueblo venezolano que ha perdido a un líder de estatura
internacional.
El
pueblo venezolano, los humildes, los de a pie, recordarán al presidente por los
programas sociales denominados misiones, dirigidos a fomentar el acceso a la
salud, la educación, la alimentación y la formación para el trabajo de los que
se han beneficiado cerca de 20 millones de personas. Las pensiones por vejez se
extendieron a 2.1 millones de personas adultas mayores, que antes dependían de
la caridad y la solidaridad familiar. Estos programas sociales han sido
subsidiados por el Estado venezolano, en un contexto latinoamericano plagado de
gobiernos neoliberales que han profundizado la pobreza y la desigualdad.
Durante
la larga historia de los gobiernos oligárquicos en Venezuela, las clases
poderosas se embolsaban la renta petrolera, generando una vergonzosa pobreza
del 70.8% (1996). Con el gobierno de Chávez la desigualdad se redujo en un 54%
y la pobreza cayó al 21% (2010). En un país de 29 millones de habitantes, esto
significa que más de 10 millones de personas salieron de la pobreza. La pobreza
extrema se redujo del 40% (1996) al 7.3% (2010). Los datos anteriores explican
el enorme apoyo popular que Chávez recibía de las grandes mayorías de su
pueblo, por eso ganó en cuanta elección se presentó, en procesos transparentes
como siempre lo certificó la Fundación Carter (observadora de elecciones).
Contrario
a lo que afirman los poderosos medios de desinformación, Venezuela ha mejorado
sensiblemente su soberanía alimentaria: en 1980 Venezuela importó más del 90%
de los alimentos, actualmente ese porcentaje es inferior al 30% a pesar del
boicot de los grandes capitales nacionales e internacionales. En los comedores
escolares se alimentan 4 millones y medio de niños y niñas, además, en
comedores populares 900 mil personas reciben alimentación. Las políticas
agrarias del gobierno bolivariano contribuyeron a reducir la desnutrición
infantil del 7.7% (1990) al 2.9% en el presente.
En un artículo publicado por los destacados
profesionales Carles Muntaner (Universidad de Toronto), Joan Benach
(Universitat Pompeu Fabra de Barcelona) y la socióloga venezolana María Páez V, dan cuenta de otros
avances en materia de salud pública: la mortalidad infantil se redujo de 25 por
1,000 (1990) a sólo 13 por 1,000 (2010); el 96% de la población tiene acceso
ahora a agua limpia; en 1998 había 18 médicos por 10.000 habitantes, hoy hay
58; los gobiernos anteriores construyeron 5,081 clínicas a lo largo de cuatro
décadas, mientras que en tan sólo 13 años el Gobierno Bolivariano construyó
13,721 (aumento del 169.6%); Barrio Adentro, el programa de atención primaria
que recibe la ayuda de más de 8,300 médicos cubanos, con sus 7,000 clínicas, ha
salvado aproximadamente 1.4 millones de vidas.
En el 2011 67,000 venezolanos recibieron
medicamentos gratuitos de alto costo para tratar 139 patologías como el cáncer,
la hepatitis, la osteoporosis, la esquizofrenia; hoy hay 34 centros de
tratamiento de adicciones; en 6 años 19,840 personas sin hogar han sido
atendidas con un programa especial; Venezuela tiene ahora la mayor unidad de
cuidados intensivos de la región; una red de farmacias públicas vende
medicamentos subsidiados en 127 tiendas, realizando ahorros entre el 34-40%;
51,000 personas han recibido tratamiento especializado para la visión en Cuba,
y el programa de atención oftalmológica “Misión Milagro” ha devuelto la vista a
1.5 millones de venezolanos.
En el plano internacional Chávez destacó por su
“latinoamericanismo”, promovió la discusión sobre qué significa aquello del
socialismo del siglo XXI, convocó a líderes latinoamericanos y a organizaciones
populares para tratar de darle forma al sueño de que otro mundo es posible. Más
allá de coincidencias y diferencias con el presidente Chávez, sería mezquino no
reconocer que colocó a nuestra América Latina en el concierto de las naciones.
Es indiscutible que Chávez ocupará un sitio preponderante en la historia de
América Latina, mientras sus opositores y la mayor parte de presidentes y
presidentas de la región pasarán sin pena ni gloria al canasto del olvido.
En medio de detractores de derecha y de izquierda,
con muchos aciertos y errores, este gran latinoamericano demostró que era
posible generar mejores condiciones de vida para su pueblo, beneficios que sólo
podrán profundizarse y perdurar con una verdadera revolución del siglo XXI.
Corresponde únicamente a las y los venezolanos decidir su futuro, manteniéndose
alertas frente a los embates intervencionistas que amenacen su estabilidad. Los
pueblos latinoamericanos sabremos ser solidarios con nuestros hermanos y hermanas
de Venezuela. Honor a quien honor merece.
¡Hasta la victoria siempre!
5 de marzo de 2013
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