El capitán Byron Lima,
condenado por el asesinato de Monseñor Juan Gerardi, ha tenido una prisión
dorada tolerada: desde viajes de placer al centro vacacional San Marino en las
cercanías de Puerto Quetzal, hasta la posibilidad de convertirse en un exitoso
empresario que hace uso de la fuerza de trabajo cautiva en el reclusorio donde
purga su condena. Un caso más de corrupción e impunidad en Guatemala.
Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México
Gran impacto ha
sido la noticia en Guatemala que el 16 de febrero de 2013, el capitán
Byron Lima Oliva fue capturado cuando se
conducía en compañía de ocho personas en
dos vehículos, en las cercanías del
centro de detención conocido como
Pavoncito en Fraijanes. Evidencia la
corrupción e impunidad en el Sistema Penitenciario de Guatemala y del ahora
destituido Director, Luis Alberto González. Lima fue condenado junto a su
padre, el coronel Byron Disrael Lima Estrada, y el sacerdote Mario Orantes, a
largas penas en prisión por el asesinato de Monseñor Juan Gerardi en 1998. El coronel Lima Estrada estuvo recluido desde
el 2008 en el Centro Médico Militar después de haber sufrido un infarto y en julio de 2012 por dictamen del Juez Primero de Ejecución
Penal Javier Soto Mora, recibió libertad anticipada. El 4 de enero de 2013, el
sacerdote Orantes se benefició también
de libertad anticipada por buena conducta.
Al leer las diversas
informaciones sobre la estancia en la
cárcel del referido capitán, la conclusión es que ha tenido una prisión dorada.
Era secreto a voces que el capitán Lima constantemente salía de viajes de
placer al centro vacacional San Marino en las cercanías de Puerto Quetzal, que
también salía de la cárcel unas tres veces por semana. Además, el capitán Lima
se las ha ingeniado para aun desde la prisión convertirse en un ejemplar adalid del neoliberalismo al convertirse en un
exitoso empresario que hace uso de la fuerza de trabajo cautiva en el
reclusorio donde purga su condena. En efecto, Lima Oliva es Gerente General de
la Cooperativa Integral de Comercialización Penitenciaria “Torre Fuerte R.L.”,
una maquila que funciona en Pavoncito.
A mediados del año
2012, el Ministerio Público investigaba
11 cargos contra Lima Oliva. La mayoría
de los cargos eran por amenazas pero también había acusaciones de delitos como
agresión, posesión para el consumo, falsedad material y asociación ilícita. Al
igual que los capos del narcotráfico que se encuentran presos en diversas
partes de América latina, Lima Oliva es un reo poderoso y temido. El antiguo
capitán tiene el poder para imponer a
los reos que no le obedecen castigos físicos y penalizaciones como
restricciones del uso del baño y las regaderas. También es rumor que cobra para
brindar protección a presos apoyados por el narcotráfico y que hay descontentos
por ello (El Peladero del 24 de febrero de 2013). No han sido pocos los reos
que eventualmente han dado testimonio del poder de Lima Oliva adentro del
presidio. El capitán Lima tiene, según
se afirma, a alrededor de 50 reos
integrando su seguridad personal la cual está constituida por tres anillos de
protección. No es de extrañar entonces que la mayoría de las acusaciones se han
desvanecido porque no han sido ratificadas. Estar en la cárcel nunca será algo
fácil. Pero el capitán Lima al parecer se las ha ingeniado para hacer lo menos
penosa posible su estancia en cautiverio. El 17 de mayo de 2011, aniversario de
la Cooperativa “Torre Fuerte”, se celebró al interior del penal una fiesta en
Pavoncito en la cual estuvieron presentes cuatro bailarinas para darle amenidad
al momento.
En este contexto
es un pésimo acontecimiento para el capitán Lima que se le haya capturado
en las afueras del reclusorio donde cumple su condena. Evidenció los enormes
privilegios que mantiene al cobijo de la complicidad estatal. La buena noticia para él, es que el
juez que vio su caso lo exoneró del delito de evasión. Un veredicto en ese
sentido, además de las penalizaciones financieras que suponía,
hubiera agregado años a su condena y le hubiera exonerado de la posibilidad de
una libertad anticipada.
Nuevamente la impunidad
nos embarga.
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