Hillary Clinton es un prototipo
del capital estadounidense que utiliza su género para su conveniencia personal
y lo pone a disposición del sector empresarial mundial y de las élites
injerencistas. Y lo que es peor, manipula las mentes de las mujeres
que en afán de equidad creen que lo de ella es feminismo.
Ilka Oliva Corado
/ Especial para Con Nuestra América
Desde Estados Unidos
Es ahora que Hillary Clinton
está viendo los frutos de la decisión de no haberse divorciado cuando su esposo
cometió la bajeza a la que los medios y el patriarcado han calificado de “una
canita al aire”. Mismos medios y mismo patriarcado que lapidaron a la joven
involucrada y la re victimizaron; cuando el casado, cuando el que tenía una
familia, cuando el que prometió fidelidad y que falló fue él. “Es el
presidente de Estados Unidos, lo tiene permitido,” con esto se lavaron las
manos.
Hillary Clinton con esta
decisión de doble moral y por demás sumisa ante el
patriarcado envió un mensaje equivocado a las mujeres
jóvenes, siendo ella una figura pública y que aduce ser feminista. Sin
necesidad de ser feminista, ninguna mujer que se respete así misma tolera una
falta de respeto y una humillación de semejante magnitud. Lo personal es
político. No hago este comentario como juez, porque no me incumbe la vida
privada de nadie, no es mi afán juzgar, pero la palabra se respeta y si alguien
va a argumentar que es feminista lo tiene que demostrar con hechos.
Clinton se presenta en las redes
sociales como: esposa, mamá y abuela. En ese orden, demostrando con esto su rol
afín al patriarcado. ¿Qué feminista puede ser Clinton? ¿Qué tipo de feminista
puede dar su voto por una mujer que le falta el respeto a tantas ancestras que
dieron su vida en defensa de los derechos de las mujeres? Aunque
claro está, existe la modalidad de feminista anglo, que defiende los derechos
solo de la mujer blanca caucásica y guarda silencio y solapa cuando
una mujer de otra etnia sufre la opresión del patriarcado, del machismo y la
misoginia. Un ejemplo muy claro: el abuso que sufre la comunidad afro
descendiente en Estados Unidos, la latinoamericana y la musulmana.
Partiendo desde ahí, el contexto
de feminismo que maneja Clinton es burgués por donde quiera que se le vea.
Burgués afín al patriarcado. No soy feminista, pero tampoco
consiento el descaro y mucho menos cuando esto es para oprimir a
otras mujeres. El papel injerecista que juega Clinton en América
Latina (y en el mundo) no es el de una feminista que respeta los
derechos humanos. Ninguna feminista entera aprobaría guerras, injerencias e
invasiones a otros pueblos. Ninguna feminista llamaría “daños colaterales” a
los niñas, adolescentes y mujeres violadas por militares invasores. Ninguna
feminista toleraría centros de tortura como Guantánamo. Hillary Clinton los
defiende.
Jugar el rol de una esposa
condescendiente que perdona las infidelidades de su esposo le ha permitido
estar en donde está, y aumentará su poder cuando sea nombraba en unos meses la
primera mujer presidenta de Estados Unidos. Por supuesto, siguiendo la norma
establecida milenariamente: primero tenía que ser un hombre negro,
afín al capitalismo, vergüenza de su etnia; y segundo una mujer blanca
caucásica, afín al capitalismo y vergüenza de su género. Ambos inhumanos,
injerencistas y peones del capital empresarial.
¿Qué
ser humano que es consciente, honrado e íntegro solapa y conduce injerencias
en otros países y permite la opresión en el propio? ¿Por qué no se ha manifestado
contra el golpe a Dilma en Brasil así como denuncia la "dictadura" de
Maduro en Venezuela? Digo, por aquello de que es feminista.
No, si no se es mujer porque se
nace con vagina y útero. La mujer es una construcción y no hay que leer tomos
de libros para comprenderlo, es sentido común, instinto. Hillary Clinton por
ende es un prototipo del capital estadounidense que utiliza su género para su
conveniencia personal y lo pone a disposición del sector empresarial mundial y
de las élites injerencistas. Y lo que es peor, manipula las mentes
de las mujeres que en afán de equidad creen que lo de ella es
feminismo.
Hillary Clinton habla de Cuba y
no autorizará el desbloqueo, lo mismo que habla de Venezuela y atiza la
invasión militar, lo mismo que apoya (y como presidenta autorizará)
las deportaciones masivas de inmigrantes indocumentados latinoamericanos. Lo
mismo que tuvo que ver en el golpe a Zelaya en Honduras. Durante
su mandato será Honduras el país base donde maniobrarán cualquier
manipulación y ataque injerencista al continente. Así se perfila y lo podemos
ver sin necesidad de doble filtro.
La destitución de Zelaya
no fue por ahínco de la oligarquía interna solamente. El Plan Frontera Sur y
Maya-Chortí no fue por el puro afán de agredir y asesinar migrantes en
tránsito; el objetivo principal fue militarizar desde México hasta Honduras. El
Plan de la Alianza para la Prosperidad no es una donación humanitaria de
Estados Unidos hacia el Triángulo Norte de Centroamérica. El neoliberalismo
establecido en la región da paso al avance de la injerencia estadounidense en
diferente plano. Perú con Keiko Fujimori era la opción B para
país base, por lo menos ahí Clinton no tiene la mesa servida como imaginó, los
resultados de las elecciones dan un respiro, no tan prolongado pero respiro al
fin.
Wall Street
ha logrado lo que se propuso al comienzo de la carrera
por la presidencia: movilizar a las masas hacia Hillary Clinton. Para ello
crearon un arquetipo de contrincante que despertara el
odio racial que siempre ha existido en el país, que despotricara cuanta
palabrería pudiera en contra de etnias, continentes y países. La mediatización
le dio realce a cada actuación y acentuó cada oratoria previamente planificada
para que Trump fuera el antagonista odiado. A Sanders que representa un giro de
160 grados para el país lo dejaron en las sombras, sin micrófono y sin
tribuna. Porque nos guste o no, a este mundo al revés no
lo mueven las masas, lo mueve la mediatización y el poder del capital de las
élites.
Con esa misma intromisión de los
medios de comunicación han comenzado a celebrar a lo grande la ya muy clara
presidencia de Hillary Clinton. Portadas de revistas la festejan, la idolatran
y la colocan como semidiosa de la política en este país de amnesia colosal, de
xenofobia y odio racial. Se estrenan documentales, se
publican ensayos a granel, antologías y series fotográficas que cuentan su
vida.
En efecto Hillary Clinton será
la primera presidenta de Estados Unidos, eso no garantiza un cambio en materia
de derechos humanos en la política interna, derechos laborales para mujeres sin
importar etnia, o estatus migratorio. No garantiza absolutamente nada, más
que se arrecie toda opresión establecida. Pero no solo eso; será
también la primera mujer anglo, caucásica que desde la antípoda del feminismo
marque una nueva era en la injerencia estadounidense no solo en Latinoamérica,
sino en el mundo entero.
Tal parece que el objetivo
principal de Hillary Clinton es el de superar
la huella aciaga
que dejó Margaret Tatcher en el mundo.
Blog de la autora: https://cronicasdeunainquilina.com/2016/06/08/hillary-clinton-injerencista-en-america-latina/
@ilkaolivacorado contacto@cronicasdeunainquilina.com
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