El partido encabezado
por Andrés Manuel López Obrador se consolida como la tercera fuerza electoral y
lo que es más significativo, muestra un avance significativo en términos
absolutos y relativos al alcanzar 2.5 millones de votos.
Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México
El día domingo 5 de junio de 2016, México celebró elecciones en catorce de
sus 32 estados, en doce de los cuales se
eligió gobernador. En dos de éstos -Puebla y Veracruz-, se eligieron
gubernaturas que durarán solamente dos años (“minigubernaturas”). Esto con el
propósito de ir uniformando los calendarios electorales en todo el país y que
las elecciones presidenciales paulatinamente se sincronicen con las de gobernadores en la totalidad del país.
Después de las elecciones intermedias de 2015, cuando se renovó la cámara de
diputados, esta elección de 2016 es una medición con respecto al desgaste del
partido oficial y a las fuerzas acumuladas por la oposición. En relación a esto último, hay que decir que
la oposición de derecha comandada por el PAN avanzó de manera importante pues
obtuvo 7 de las 12 gubernaturas que estuvieron en disputa. Al perder el estado
de Veracruz, el PRI queda significativamente mermado de cara a las elecciones
presidenciales de 2018. Nunca dicho partido había perdido electoralmente la mayoría de las gubernaturas en juego.
Cuatro estados que había gobernado ininterrumpidamente por 86 años, pasaron a
manos del PAN. Los grandes derrotados en esta contienda son el PRI y sus
aliados.
No obstante lo anterior, el gran triunfador de esta contienda electoral no
es el PAN sino Morena que se va perfilando como una fuerza creciente. El
partido encabezado por Andrés Manuel López Obrador se consolida como la tercera
fuerza electoral y lo que es más significativo, muestra un avance significativo
en términos absolutos y relativos al alcanzar 2.5 millones de votos. Ha
obtenido 700 mil votos más que en 2015,
a pesar de que el año pasado hubo elecciones en los 32 estados mientras
que en 2016 solamente hubo en 14. Todos los demás partidos disminuyeron en
términos absolutos y relativos sus cifras de votación. Así las cosas, si en 2015 Morena obtuvo 8% de los
votos, en 2016 ha alcanzado el 21%. Los
demás partidos en su conjunto bajaron de 92 al 79%. En la ciudad de México se
consolidó como primera fuerza electoral: triunfó en las elecciones para la
Asamblea Constituyente, en 10 de las 16 delegaciones de la capital del país. Sabiendo esto, la
derecha neoliberal (PRI y PAN) y el antaño partido de izquierda, el Partido de
la Revolución Democrática, se confabularon para que solamente 60 de los 100
constituyentes fueran elegidos. Los restantes 40 fueron designados por la
cámara de diputados (14), la de senadores (14), por el presidente de la
república (6) y por el jefe de gobierno
de la ciudad de México (6). Con esa
triquiñuela, PRI, PAN y PRD tendrán entre 65 y 66 diputados constituyentes
y Morena como fuerza mayoritaria
solamente tendrá 22-23.
A pesar de la compra masiva de votos,
las más diversas formas de coacción,
acarreo en taxis y microbuses de votantes cautivos, boletas electorales
apócrifas, perdidas y robadas, Morena ha logrado avanzar. En el 2018 irá aliada
con los ciudadanos a las elecciones presidenciales.
Así de desprestigiados están los demás partidos.
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