La
perspectiva de la economía mundial es de desaceleración con posibilidades de
transformarse en recesión, exacerbando los objetivos del capital contra el trabajo,
la naturaleza y la sociedad.
Julio Gambina / Rebelion
El
objetivo del capital apunta a resolver la obtención de ganancias y en ese marco
sostener el ritmo de la acumulación, intentando escamotear el efecto de la
situación económica mundial y descargando el costo sobre la mayoría empobrecida
de la sociedad mundial.
Habla
el Banco Mundial
Son
asuntos que se pueden verificar en cada país en particular, pero resultan
alarmantes cuando la síntesis proviene de la cúpula de un organismo
internacional como el Banco Mundial, cuya tarea según manifiesta en su portada
es la “lucha contra la pobreza”.
En
la presentación del Informe Anual 2019 del Banco Mundial, su presidente inicia
señalando:
“Nuestra misión de
desarrollo es clara: promover la prosperidad compartida y poner fin a la
pobreza extrema. Los problemas siguen siendo acuciantes.”
Continúa
afirmando que:
“En muchos países, el
ritmo de reducción de la pobreza ha disminuido o, incluso, se ha revertido, y
las inversiones y el crecimiento no serán suficientes para mejorar el nivel de
vida. Los países más pobres enfrentan numerosos desafíos para lograr avances en
el desarrollo básico, lo que incluye graves déficits en materia de agua
potable, electricidad, salud, educación, empleo y competitividad del sector
privado; obstáculos a la plena inclusión de las mujeres en las economías y las
sociedades, así como políticas que con mucha frecuencia benefician a minorías
selectas en lugar de crear oportunidades laborales y respaldar a los habitantes
más necesitados; la urgencia de los desafíos ambientales y climáticos, y el
marcado aumento de la deuda que no reditúa beneficios reales.” [1]
El
razonamiento de David Malpass, titular del Banco mundial (BM) reconoce las
dificultades del momento actual para cumplir con los objetivos de reducción de
la pobreza, pero asienta su diagnóstico en la insuficiencia del crecimiento,
obviando toda alusión a lo esencial: el modelo productivo del capitalismo y la
exacerbación de los sectores hegemónicos por disminuir derechos sociales en
aras de satisfacer la demanda de ganancias y la reproducción del ciclo de
acumulación de los capitales.
No
se le puede pedir a un organismo que integra la cúpula de decisiones del
capitalismo mundial que asuma el problema en su esencia. Lo que hace es
reconocer el problema, sí, pero sus soluciones apuntan a intentar morigerar los
impactos sociales con las iniciativas relativas al “desarrollo inclusivo”, el
aliento al “capital humano” y generar condiciones de “resiliencia” ante los
problemas del cambio climático, como si no tuvieran que ver con el orden
capitalista de explotación y destrucción de la Naturaleza.
Las
propuestas del BM parecen más un manual de autoayuda que unas recomendaciones
de modificación sustancial de la política económica, con otra orientación de
beneficiarios y perjudicados del orden económico. Lo que buscan es “mejorar el
clima de las inversiones”, lo que traducido supone enfocar el rumbo de la
política económica contemporánea en el restablecimiento de la lógica de la
ganancia y la acumulación de capitales.
En
este plano y con claridad destaca la realización a fines del 2018 del:
“Foro de Inversionistas
organizado junto con el Gobierno argentino en vísperas de la Cumbre del G-20
celebrada en Buenos Aires, en el que se buscó determinar las medidas necesarias
para impulsar la inversión privada sostenible y de largo plazo”.
Toda
radica en las “inversiones”, incluso “privadas”, asentando la perspectiva de la
evolución económica en las posibilidades de la inversión de capitales,
olvidando que los clásicos de la Economía Política indicaban que el capital es
“trabajo acumulado” y por ende, lo que debiera estimularse es el aliento al
trabajo social, que no requiere de la iniciativa privada, sino de la decisión y
voluntad de construir otro orden económico y social, sustentado en la
cooperación entre trabajadoras y trabajadores, que al mismo tiempo cuiden la
lógica reproductiva del hábitat y el medio natural.
Palabra
de la nueva titular del FMI
Por
su parte, la nueva titular del FMI, la búlgara Kristalina Georgieva, en su
primer discurso señaló:
“Se prevé que, en 2019,
el crecimiento disminuya en casi el 90% del mundo” [2]
“Esta desaceleración
generalizada significa que el crecimiento este año caerá a su tasa más baja
desde principios de la década.”
“En Estados Unidos y
Alemania, el desempleo se encuentra en mínimos históricos. Aun así, en las
economías avanzadas, inclusive Estados Unidos, Japón y, en especial, la zona
del euro, se observa una moderación de la actividad económica.”
“En algunas de las
principales economías de mercados emergentes, como India y Brasil, la
desaceleración es incluso más pronunciada este año.”
“En China, el
crecimiento se está reduciendo gradualmente con respecto al rápido ritmo que ha
llevado durante muchos años.”
“Las precarias
perspectivas plantean desafíos para muchos países que se ven confrontados con
dificultades, incluidos algunos de los países que están aplicando programas del
FMI.”
En
la última aseveración puede entenderse la hipoteca de la Argentina por el acuerdo
suscripto en 2018 con un préstamo por 57.000 millones de dólares bajo la
condición del ajuste del gasto público (social) y el aliento a reaccionarias
reformas laborales, previsionales y tributarias. Pero también remite al papel
del FMI en Ecuador, que generó un levantamiento indígena y el rechazo popular
en el país, con la solidaridad internacional de los pueblos.
La
economista búlgara argumenta que los problemas actuales derivan de las
“fracturas” del sistema mundial, especialmente la “guerra comercial” con subas
recurrentes de aranceles, que promueven la caída abrupta del comercio mundial y
sus consecuencias decisorias en la desaceleración económica actual. Claro que
en su diagnóstico no aparece la responsabilidad directa del gobierno de EEUU en
la promoción de la confrontación arancelaria, especialmente contra China.
Confrontación que desnuda los límites estadounidenses para el ejercicio de la
hegemonía del capitalismo, y con ello, la discusión del orden mundial emergente
desde 1944, cuando surgieron los organismos financieros internacionales, BM y
FMI, para resguardar los intereses del capitalismo mundial.
Ni
el capitalismo ni el gobierno de EEUU son indicados como responsables directos.
Es más, respecto del capitalismo afirma: “La clave es mejorar el sistema, no
abandonarlo.” Es una afirmación que la sostiene por haber crecido “detrás de la
Cortina de Hierro.” Dice Georgieva que “la aplicación de políticas correctas,
con el apoyo internacional, puede volver a situar a un país y su gente en la senda
hacia la prosperidad.” No parece coincidir con ello la movilización actual en
Ecuador o el rechazo electoral masivo que se anticipan para las elecciones
argentinas del 27/10 próximo.
La
directora Gerente del FMI hace la apología del capitalismo. Se puede afirmar
que para eso ocupa el lugar de conducción del organismo internacional. Para
ella lo correcto son las políticas pro mercado; pro liberalización, de ajuste y
reformas estructurales. Todo muy alejado de cualquier posición crítica al orden
vigente.
Otro
orden es necesario
El
asunto es que los pueblos están desafiados a construir otro imaginario social
de organización de la economía, que pueda ir en contra y más allá del orden
capitalista.
Ni
el BM o el FMI aportarán soluciones a los problemas de la pobreza, el desempleo
o la baja de los ingresos populares; ni pueden esperarse aportes reales de
ellos, más allá de grandilocuentes definiciones por la inclusión social contra
la pobreza. Los organismos del sistema mundial solo inducen políticas para
hacer sustentable el régimen de la ganancia.
El
contexto de la economía mundial no favorece las aspiraciones sociales
extendidas por resolver acuciantes problemas de la vida cotidiana. El
pensamiento crítico debe hacer más visibles las respuestas concretas que
millones de personas llevan adelante en la reproducción de la especie y el
planeta. Es algo que no siempre tiene visibilidad en el debate político,
especialmente en tiempos electorales trascendentes en el cono sur de América:
Bolivia, Argentina y Uruguay.
Notas:
[1] Introducción del
Presidente del Banco Mundial al Informe Anual 2019 del BM; en:
file:///C:/Users/jcgam/Downloads/211470SP%20(1).pdf (consultado el 11/10/2019)
[2]
Kristalina Georgieva, Directora Gerente del FMI. Ante la desaceleración del
crecimiento es necesario acelerar la acción, del 8/10/2019, en: https://www.imf.org/es/News/Articles/2019/10/03/sp100819-AMs2019-Curtain-Raiser
(consultado el 11/10/2019)
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