Vargas Llosa coincide
con la izquierda guatemalteca al decir en "Tiempos Recios" que el derrocamiento
de Arbenz -a partir de la mentira de su supuesto comunismo-, no solamente jodió a Guatemala sino a América
Latina entera.
Carlos Figueroa Ibarra
/ Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México
Este
fin de semana he devorado la última
novela de Mario Vargas Llosa titulada Tiempos
Recios. Es harto conocida la postura
derechista del gran escritor, aunque su pensamiento conservador no lo lleva a
la ultraderecha. Neoliberal y demócrata schumpeteriano, es demasiado
inteligente como para compartir los dogmas anticomunistas de la ultraderecha guatemalteca.
Tiempos Recios tiene como contexto el
derrocamiento de Jacobo Arbenz Guzmán en 1954. Décadas enteras la ultraderecha
ha justificado tal derrocamiento calificando a Arbenz de “comunista”. La novela
tiene el mérito de refutar en el plano literario semejante estupidez,
refutación que la historiografía seria se ha encargado de hacer desde hace
muchos años, por ejemplo Shatered Hope
(1991) de Piero Gleijeses.
El
libro tiene un preámbulo que no tiene desperdicio. Aparecen Sam Zemurray, dueño
de la United Fruit Company y el sobrino de Sigmund Freud, Edward Bearnys, genio
publicitario y de la propaganda negra. Ambos construyeron la patraña de
que Juan José Arévalo y particularmente
Arbenz, buscaban implantar en Guatemala el comunismo y convertirla en satélite
soviético. No dice Vargas Llosa que Bearnys fue contratado por Woodrow Wilson
para convencer al pueblo estadounidense de apoyar el ingreso de su país a la
primera guerra mundial, que su labor de manipulación mediática continuó creando
la paranoia anticomunista del Peligro
Rojo en la primera posguerra y culminó con el macartismo en los cincuenta. Tampoco dice que Joseph Goebbels, el
genio tenebroso de la propaganda nazi, leyó todos los libros de Bearnys y
aplicó sus enseñanzas. En suma, el dogma principal de la ultraderecha
guatemalteca tiene su origen en la especialidad de Bearnys: una manipuladora
mentira mediática de criminales consecuencias.
Tiempos Recios tiene gazapos
históricos. Difícil licencia literaria
es decir que Arévalo derrotó electoralmente a Federico Ponce Vaides:
sabido es que éste fue exiliado al ser derrocado por la revolución de 1944.
Tampoco la afirmación de que Arbenz mismo redactó su discurso de renuncia: es
bastante sabido que lo hizo José Manuel Fortuny. Ni inventarse una inexistente
Confederación de Sindicatos Obreros y Campesinos dirigida por Víctor Manuel
Gutiérrez. No hubo guerrilla en El Petén en 1963, ni Enrique Trinidad Oliva fue
ejecutado con un coche bomba.
Pero
la novela tiene muy altos vuelos literarios y
como todo lo que he leído de Vargas Llosa, engancha al lector de cabo a rabo. Sigue la
veta del personaje Zabalita cuando en la
magistral Conversación en La Catedral
(1969), pregunta: “¿En qué momento se
jodió el Perú?”. Vargas Llosa coincide con la izquierda guatemalteca al decir
en Tiempos Recios que el
derrocamiento de Arbenz -a partir de la mentira de su supuesto comunismo-, no solamente jodió a Guatemala sino a América
Latina entera. Ciertamente, en alguna entrevista el escritor ha dicho que un
país no se jode en un solo evento como efectivamente ha sucedido con Guatemala. Guatemala empezó a joderse en 1954
y se volvió a joder en otros hechos posteriores. Pero esta es otra historia. Lo
importante es la magnífica novela de Vargas Llosa y su dardo envenenado a la
caverna guatemalteca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario