Detrás de la
Caravana Migrante no se encuentra una conspiración “populista o comunista” ni
tampoco una urdimbre imperialista, por mucho que Trump la esté utilizando para
salvarse de la derrota electoral en noviembre próximo.
Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con
Nuestra América
Desde Ciudad Tegucigalpa,
Honduras
Escribo estas
líneas desde Tegucigalpa adonde he llegado hace unas horas gracias a la
invitación que me han hecho como académico y dirigente nacional de Morena, la
Fundación Friedrich Eberth (FES), el Partido Libre y la Universidad Nacional
Autónoma de Honduras. He venido a hablar del proceso político mexicano en el
contexto de la victoria de Andrés Manuel López Obrador y de la coalición de
partidos que lo apoyó. Pero me he encontrado que tanto Honduras, como Guatemala
y ahora México se encuentran impactados por la Caravana Migrante integrada por
miles de hondureños que han huido de su país. Hablando con algunos de los
integrantes de la bancada de Libre, he sido informado que los dos mil hondureños que inicialmente han iniciado el
éxodo, probablemente se incrementen por
que la caravana se ha transformado en una suerte de bola de nieve.
No me extraña
que Donald Trump esté aprovechando este incidente para politizarlo y aguzar más la xenofobia racista de la parte estadounidense que llevó a la presidencia al
primero. Tampoco me extraña que la dictadura hondureña encabezada por Juan
Orlando Hernández, esté usando la estampida migratoria para acusar al partido
encabezado por Mel Zelaya de ser su instigador con el fin de desestabilizar al
gobierno. Lo que me ha sorprendido es leer mensajes de personas supuestamente
de izquierda, que interpretan a la caravana hondureña como un plan reaccionario
y hasta imperialista para desestabilizar el triunfo de Andrés Manuel López
Obrador. Todas estas interpretaciones son equivocadas. Detrás de la Caravana
Migrante no se encuentra una conspiración “populista o comunista” ni tampoco
una urdimbre imperialista, por mucho que Trump la esté utilizando para salvarse
de la derrota electoral en noviembre próximo.
Según un
informe de la FES, lo que ha originado esta segunda estampida migratoria de
2018 que le da continuidad a la migración masiva de niños en 2014 es el drama
hondureño. Los migrantes me dicen en Honduras, no salen “en busca del sueño
americano, sino huyen de la pesadilla hondureña”. En Honduras, el 64% de la
población vive en la pobreza y el 70% de la misma vive en desempleo abierto,
subempleo visible e invisible. Desde el golpe de estado que derrocó a Zelaya en
2009, el Estado se ha ido militarizando y buena parte del presupuesto nacional
se invierte en armas de guerra: entre 2007 y 2017 el presupuesto nacional para
la compra de armas se ha incrementado un 78%. No nos debe extrañar entonces que
cada día 300 hondureños salen hacia el norte, lo que significa aproximadamente
110 mil personas anualmente.
Esto es lo
que está detrás de la Caravana Migrante. En México, el Grupo Parlamentario de
Morena en boca del senador Héctor Vasconcelos ya ha expresado un
posicionamiento impecable: reconocimiento como refugiados y promoción de visa
de trabajo a los migrantes, ayuda conjunta con EUA para el triángulo norte
centroamericano, exhortación al mismo para que elimine los flagelos
neoliberales, despolitización del asunto por parte de Washington.
Ante la
crisis de los migrantes, hay que enarbolar la voluntad humanitaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario