El éxodo centroamericano ha despertado debates aparentemente dormidos,
cuestiones calladas de la realidad regional y mundial; la pobreza generada por
la dominación del imperialismo, la extracción de la riqueza mediante la
sobre-explotación de los seres humanos y la negación en general del derecho
inalienable a una vida digna.
Cristóbal León Campos /
Especial para Con Nuestra América
Desde Mérida, Yucatán. México.
I
Los pueblos latinoamericanos estamos hermanados por el común de la
historia, una identidad híbrida resultado de los procesos que hemos vivido,
cuyo núcleo es la esencia primigenia humana. Nuestros pueblos han sobrevivió a
una constante conflagración colonial e imperialista, la resistencia ha sido su
voz que de una u otra forma han mantenido un sentir propio, ajeno a las
pretensiones hegemónicas de los países imperialistas, aunque ciertamente,
también en el seno de nuestras naciones subsiste un sinfín de formas coloniales
que se reflejan en la vida social y cultural, con nuevas formas de opresión
económica y política: la independencia definitiva de Nuestra América está aún
por llegar.
La Caravana Migratoria que desde Honduras recorre territorios devastados
por el capitalismo, ha evidenciado la carencia de la vida en la región central
de América, así como, la supervivencia de estructuras culturales como el
racismo y la xenofobia, actitudes reproducidas por diversas capas de la
población que repudian el andar de los inmigrantes centroamericanos, otra vieja
estrategia de dominación, el separar a la población bajo una carga de
prejuicios y valores negativos que dificultan la unidad de todo el pueblo, nos
dividen desde el poder para continuar dominándonos, sin embrago, la conciencia
nace en el seno mismo de esa contradicción ¿si somos seres humanos como no
hacer nuestro el dolor y la necesidad de otros? ¿Si somos los trabajadores los
que construimos la riqueza como no resistir ante la devastación de nuestras
naciones? La solidaridad y unidad de igual forma se ha expresado, con
alimentos, ropa, techo y buena voluntad para los inmigrantes; justamente todo
aquello que les ha sido despojado. Nuestros pueblos se hermanan en la raíz
misma de la existencia, la Caravana en su paso por Guatemala y México ha
encontrado el apoyo de los desposeídos, de los de abajo, de un lado y del otro,
la necesidad se hace virtud al convertirse en solidaridad y conciencia por la
sobrevivencia humana.
II
Los derechos humanos básicos les han sido negados, la violencia
sistémica del capitalismo los arrojó de sus hogares, de sus trabajos, de sus
tierras y de su propio pueblo. El dominio imperialista de los Estados Unidos en
la región ha sometido a los gobiernos a un claro servilismo, el hostigamiento y
represión con que el gobierno federal de México ha recibido y tratado a los
inmigrantes es respuesta de la solicitud expresa de Donald Trump, sus amenazas
con rechazar a la Caravana y someter a los gobiernos que no respondan a sus
imposiciones son la reafirmación de la inhumanidad del régimen imperial.
El gobierno de los Estados Unidos juega al cinismo, desde la fundación
de los Estados-Nación en Latinoamérica ha intervenido militar y políticamente
sobre la región, imponiendo dictaduras, gobiernos títeres y derrocando a
gobiernos populares mediante golpes de estado, en Honduras lo hizo en el 2009,
derrocando a Manuel Zelaya e instaurando la simulación de la democracia, algo
que todos los países han denunciado, pero fiel a su política, lo niega y se
erige a sí mismo como el juez que puede juzgar y condenar las acciones, ellos
junto a las burguesías oligarcas aún existentes, condenan a la pobreza y la
muerte a millones de latinoamericanos, al igual que como lo hacen en regiones
de Asia, África y Europa. El imperialismo sigue vivo y continúa amenazando la
existencia humana.
III
El éxodo centroamericano ha despertado debates aparentemente dormidos,
cuestiones calladas de la realidad regional y mundial; la pobreza generada por
la dominación del imperialismo, la extracción de la riqueza mediante la
sobre-explotación de los seres humanos y la negación en general del derecho
inalienable a una vida digna. Se violentan pactos regionales como el Convenio Centroamericano de libre movilidad (CA-4) que establece desde el
2006, un acuerdo entre Guatemala, El
Salvador, Honduras y Nicaragua, para la libre movilidad entre los ciudadanos de
esos países sin restricciones, este acuerdo se ha pisoteado por órdenes de
Trump. La ley del Imperio sobre puesta por las leyes y constituciones de los
pueblos, la falsa democracia amedrenta la libertad de los pobladores, oprime la
libertad de las naciones.
La Caravana Migratoria es una medida tomada por quienes hoy luchan por
sobrevivir, es una forma de unidad entre los desposeídos, es la toma de
conciencia del mal común y la búsqueda en conjunto de una mejor realidad. El
éxodo que se vive es la expresión del capitalismo latinoamericano, siempre
violento y opresivo, falto de formas humanas y alejado en la realidad de la
construcción de países regidos por las necesidades de sus pueblos y la
soberanía de las naciones, el éxodo ha dejado sin más caras al imperialismo
norteamericano.
Los pueblos son solidarios entre sí, el pueblo de México es solidario,
siente en el seno de su ser el padecimiento de otros pueblos, la historia lo
muestra, no dejemos nos roben la memoria ni la conciencia. Extendamos la
solidaridad y hagamos frente a la inhumanidad imperialista ante poniendo la
unidad latinoamericana.
*Integrante del Colectivo Disyuntivas
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