sábado, 27 de octubre de 2018

Éxodo, imperialismo y solidaridad

El éxodo centroamericano ha despertado debates aparentemente dormidos, cuestiones calladas de la realidad regional y mundial; la pobreza generada por la dominación del imperialismo, la extracción de la riqueza mediante la sobre-explotación de los seres humanos y la negación en general del derecho inalienable a una vida digna.

Cristóbal León Campos / Especial para Con Nuestra América
Desde Mérida, Yucatán. México.

I

Los pueblos latinoamericanos estamos hermanados por el común de la historia, una identidad híbrida resultado de los procesos que hemos vivido, cuyo núcleo es la esencia primigenia humana. Nuestros pueblos han sobrevivió a una constante conflagración colonial e imperialista, la resistencia ha sido su voz que de una u otra forma han mantenido un sentir propio, ajeno a las pretensiones hegemónicas de los países imperialistas, aunque ciertamente, también en el seno de nuestras naciones subsiste un sinfín de formas coloniales que se reflejan en la vida social y cultural, con nuevas formas de opresión económica y política: la independencia definitiva de Nuestra América está aún por llegar.

La Caravana Migratoria que desde Honduras recorre territorios devastados por el capitalismo, ha evidenciado la carencia de la vida en la región central de América, así como, la supervivencia de estructuras culturales como el racismo y la xenofobia, actitudes reproducidas por diversas capas de la población que repudian el andar de los inmigrantes centroamericanos, otra vieja estrategia de dominación, el separar a la población bajo una carga de prejuicios y valores negativos que dificultan la unidad de todo el pueblo, nos dividen desde el poder para continuar dominándonos, sin embrago, la conciencia nace en el seno mismo de esa contradicción ¿si somos seres humanos como no hacer nuestro el dolor y la necesidad de otros? ¿Si somos los trabajadores los que construimos la riqueza como no resistir ante la devastación de nuestras naciones? La solidaridad y unidad de igual forma se ha expresado, con alimentos, ropa, techo y buena voluntad para los inmigrantes; justamente todo aquello que les ha sido despojado. Nuestros pueblos se hermanan en la raíz misma de la existencia, la Caravana en su paso por Guatemala y México ha encontrado el apoyo de los desposeídos, de los de abajo, de un lado y del otro, la necesidad se hace virtud al convertirse en solidaridad y conciencia por la sobrevivencia humana. 

II

Los derechos humanos básicos les han sido negados, la violencia sistémica del capitalismo los arrojó de sus hogares, de sus trabajos, de sus tierras y de su propio pueblo. El dominio imperialista de los Estados Unidos en la región ha sometido a los gobiernos a un claro servilismo, el hostigamiento y represión con que el gobierno federal de México ha recibido y tratado a los inmigrantes es respuesta de la solicitud expresa de Donald Trump, sus amenazas con rechazar a la Caravana y someter a los gobiernos que no respondan a sus imposiciones son la reafirmación de la inhumanidad del régimen imperial.

El gobierno de los Estados Unidos juega al cinismo, desde la fundación de los Estados-Nación en Latinoamérica ha intervenido militar y políticamente sobre la región, imponiendo dictaduras, gobiernos títeres y derrocando a gobiernos populares mediante golpes de estado, en Honduras lo hizo en el 2009, derrocando a Manuel Zelaya e instaurando la simulación de la democracia, algo que todos los países han denunciado, pero fiel a su política, lo niega y se erige a sí mismo como el juez que puede juzgar y condenar las acciones, ellos junto a las burguesías oligarcas aún existentes, condenan a la pobreza y la muerte a millones de latinoamericanos, al igual que como lo hacen en regiones de Asia, África y Europa. El imperialismo sigue vivo y continúa amenazando la existencia humana.

III

El éxodo centroamericano ha despertado debates aparentemente dormidos, cuestiones calladas de la realidad regional y mundial; la pobreza generada por la dominación del imperialismo, la extracción de la riqueza mediante la sobre-explotación de los seres humanos y la negación en general del derecho inalienable a una vida digna. Se violentan pactos regionales como el Convenio Centroamericano de libre movilidad (CA-4) que establece desde el 2006, un acuerdo  entre Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, para la libre movilidad entre los ciudadanos de esos países sin restricciones, este acuerdo se ha pisoteado por órdenes de Trump. La ley del Imperio sobre puesta por las leyes y constituciones de los pueblos, la falsa democracia amedrenta la libertad de los pobladores, oprime la libertad de las naciones. 

La Caravana Migratoria es una medida tomada por quienes hoy luchan por sobrevivir, es una forma de unidad entre los desposeídos, es la toma de conciencia del mal común y la búsqueda en conjunto de una mejor realidad. El éxodo que se vive es la expresión del capitalismo latinoamericano, siempre violento y opresivo, falto de formas humanas y alejado en la realidad de la construcción de países regidos por las necesidades de sus pueblos y la soberanía de las naciones, el éxodo ha dejado sin más caras al imperialismo norteamericano.

Los pueblos son solidarios entre sí, el pueblo de México es solidario, siente en el seno de su ser el padecimiento de otros pueblos, la historia lo muestra, no dejemos nos roben la memoria ni la conciencia. Extendamos la solidaridad y hagamos frente a la inhumanidad imperialista ante poniendo la unidad latinoamericana.

*Integrante del Colectivo Disyuntivas

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