sábado, 27 de octubre de 2018

Brasil: Bolsonaro, fascista subdesarrollado

En gran medida lo preocupante no es que Bolsonaro sea un caudillo electoral de corte fascista, que en esencia lo es por su discurso militarista, violento, xenofóbico, misógino, clasista y racista.  Lo más preocupante es que amplios sectores brasileños hayan optado votar por él.

Adalberto Santana / Especial para Con Nuestra América

En la literatura sobre el origen y desarrollo del fascismo, se ha sostenido que es la expresión y producto de la descomposición de un régimen imperialista en su fase superior. De ahí que se caracterice al fascismo dentro de esa visión como una formación social  capitalista en su fase imperialista.  Tal como ocurrió en Alemania o Italia durante el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial.  Sin embargo, en el caso de Brasil la certeza según las encuestas de las elecciones de 2018, es que el ganador sea el candidato de la ultraderecha, Jair Bolsonaro (quien lleva el 59% de las preferencias electorales). Militar que por sus expresiones durante la campaña electoral muestran un marcado acento de índole fascista y que es postulado por el Partido Social Liberal y respaldado por amplios sectores de las clases medias  y privilegiadas brasileñas.

Sin embargo, desde otra perspectiva la esperanza de amplios sectores sociales (más del 41% del electorado) en Brasil en distintos segmentos populares, culturales, políticos e intelectuales   apuestan en que  finalmente  resulte ganador Fernando Haddad, candidato presidencial  del Partido de los Trabajadores (PT).  Por ejemplo, el pasado 24 de octubre de 2018,  las “torcidas” tradicionalmente rivales como las de Corinthians, Sao Paulo y Palmeiras, las tres de la ciudad de Sao Paulo, así como la de Flamengo de Río de Janeiro, que es la más populoso del país” y también con  “el aval de las hinchadas de Vasco da Gama, Gremio, Internacional, Cruzeiro, Sport y Náutico”,[1] se manifestaron en brindar su apoyo votando por el candidato presidencial petista.

Esperanza que de ser certera esa apreciación, implicaría que la izquierda brasileña logre finalmente ganar más del 10% del electorado que todavía no ha decidido por quien votar, y  que ese  sector tradicionalmente abstencionista reconsidere participar para evitar  el triunfo de la ultraderecha brasileña. De igual manera la excandidata presidencial Marina Silva, del partido Rede Sustentabilidade (REDE),  expresó a través de la redes sociales que Jair  Bolsonaro representa una amenaza para la democracia, sino también para “el medio ambiente, los derechos civiles y el respeto por la diversidad existente en Brasil”.[2] Por ello, Silva manifestó su respaldo a Haddad como también lo han hecho determinados grupos evangélicos quien ahora han señalado que: “La comunidad de evangélicos del Brasil ha ratificado su apoyo a la candidatura de Fernando Haddad, ya que consideran que el discurso que maneja el aspirante ultraderechista Jair Bolsonaro incita a la violencia, desigualdad y miseria, por lo que es opuesto a lo que predica el evangelio”. [3]

En gran medida lo preocupante no es que Bolsonaro sea un caudillo electoral de corte fascista, que en esencia lo es por su discurso militarista, violento, xenofóbico, misógino, clasista y racista.  Lo más preocupante es que amplios sectores brasileños hayan optado votar por él. Es decir, que esos estratos se encuentran cautivados e ideológicamente adherentes al candidato de la ultraderecha. Lo cual implica que en el seno de esos grupos sociales medios participen y hagan suyo un discurso y una práctica ultraderechista. Fenómeno social y político que sin duda en un país subdesarrollado y el más fuerte económicamente de América Latina, generaría un régimen profundamente violento, autoritario y expansionista que pondría en riesgo a los otros países  latinoamericanos que circundan al Brasil. De llegar Bolsonaro a la presidencia pensamos que en la mira militarista de ese candidato estaría el derrocamiento de los gobiernos de países como Venezuela y Bolivia.

En efecto ese tipo de regímenes de corte ultraderechista, al esgrimir y llevar a la práctica una política de ese corte, implica generar conflictos político-militares con sus vecinos y generar una posible coyuntura guerrerista que reactive por su misma lógica la industria militar y refuerce el control del espacio geoestratégico sudamericano por las fuerzas armadas brasileñas.

En los días previos a las elecciones la acumulación de fuerzas a favor de la candidatura de Fernando Haddad (PT) a la presidencia, puede ser factible en la misma medida en que la militancia de izquierda en Brasil logre incidir en los más amplios sectores populares y revierta la victoria del “fascismo¨ brasileño, el cual tiene una coincidencia discursiva con las posturas de Donald Trump. Así, la esperanza del triunfo de la fuerzas progresistas en Brasil no esta perdida, la esperanza es lo último que se pierde y es  lo que alienta a derrotar a las fuerzas más retrogradas que quieren seguir existiendo en pleno siglo XXI. Una época de cambios y transformaciones políticas y sociales que le han dado ha nuestra América  un nuevo rostro mucho más humano y solidario.  Ojalá que en Brasil todo siga por el camino de la  tradicional frase del pueblo brasileño del  “tudo ben”  (todo bien) y así sea derrotado el candidato del miedo y el terror como lo pregona el mismo Bolsonaro. Sin embargo, si ese candidato de la reacción llegara a perder podría presentarse lo que el sociólogo brasileño Fernando Neves de la Universidad de San Paulo a advertido: “Sin embargo, la restricción de la disputa a la victoria electoral puede ser arriesgada para su pretensión de acceder al poder, incluso con nueva posibilidad de desestabilización política en el país, pues el candidato de extrema derecha, Jair Bolsonaro, ya ha declarado de antemano que habrá fraude en las elecciones, en una clara estrategia de ruptura si se confirma su derrota”.

Esperemos pues, que triunfe con un claro apoyo y respaldo popular la candidatura de Fernando Haddad del PT como lo desean la mayoría de los más amplios sectores latinoamericanos y veamos al Brasil de nueva cuenta en la ruta de las fuerzas progresista regionales como las que figuran en las presidencias de Bolivia, Cuba, Ecuador, El Salvador, México (con AMLO como presidente electo), Nicaragua,  República Dominicana, Uruguay y Venezuela.



[1]  https://www.telesurtv.net/news/hinchadas-futbol-haddad-comicios-brasil-20181025-0002.html
[2]  https://www.telesurtv.net/news/marina-silva-apoyo-fernando-haddad-brasil-elecciones-20181022-0049.html
[3]  https://www.telesurtv.net/news/comunidad-evangelica-apoyo-fernando-haddad-elecciones-brasil-20181023-0020.html

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