La creciente influencia china en
América Latina y el Caribe (ALC) puede ser interpretada como fruto de los errores de EE. UU. en la región, así como
del creciente cuestionamiento de la hegemonía estadounidense en lo que ellos
mismos han considerado su ‘patio trasero’.
Aníbal
García / CELAG
Desde
las estrategias de Seguridad Nacional y de Defensa Nacional de Estados Unidos
(EE. UU.) (2018), así como en el teatro de Operaciones del Comando Sur
2018-2028, se considera como una ‘amenaza’ la presencia china y rusa en la
región latinoamericano-caribeña.[1] Esta percepción, por parte de EE. UU., se vincula tanto
al cuestionamiento de su hegemonía como a la incapacidad estadounidense de
ofrecer relaciones comerciales ‘atractivas’ para la región, algo que China está
logrando. Esta perspectiva es la que prima en el análisis de especialistas
del Inter American Dialogue, The Brookings
Institution y The Atlantic
Council que vienen dedicando importante espacio
al tema.
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