La participación ciudadana es un aspecto clave de la resolución
estratégica del conflicto, para terminar
la guerra y construir una paz durable.
Sergio Ferrari y Marcela
Águila* / Especial para Con Nuestra América
Las negociaciones para la paz en Colombia fueron retomadas esta semana en La Habana, Cuba. |
Retoma esta tercera
semana de noviembre en La Habana el
diálogo para la paz en Colombia. Previsto inicialmente para el 15 de noviembre,
el encuentro fue pospuesto para permitir el análisis más en detalle de la participación ciudadana.
La sociedad civil exige
participación
El Gobierno de Colombia y las FARC pospusieron la reanudación del
diálogo, iniciado el pasado mes de octubre en Oslo con el objetivo de afinar
mecanismos que permitan la participación ciudadana, según un comunicado
conjunto, publicado en la página web de la Presidencia de la República de ese
país sudamericano.
“Para nosotros es importante que se escuchen a las organizaciones
sociales y populares, porque no se sienten representadas ni por el Gobierno ni
por la insurgencia”, señaló Diego Pérez, responsable del Programa Suizo de
Promoción de la Paz (SUIPPCOL) en el terreno.
En entrevista telefónica desde Bogotá, calificó de “buen signo” la postergación del diálogo para incluir a la ciudadanía. Empero, advirtió: “Más que abrir más cupos en la mesa de negociación para organizaciones de la sociedad civil, se debe generar un amplio proceso de discusión en las regiones, con la participación de organizaciones sociales y populares, gremios económicos, academia, iglesias, Gobierno y Estado y la insurgencia sobre los temas sustanciales para construir la paz justa y duradera en Colombia”.
Principal víctima del conflicto, la sociedad colombiana es y ha sido una promotora inflexible de la vía de la negociación.
Propuestas
gubernamentales, “insuficientes”
“La sociedad colombiana a lo
largo de estos años, se ha venido estructurando de distintas formas, como la
Ruta Social Común para la Paz, la Red de iniciativas y comunidades de paz desde
la base, la Marcha Patriótica, entre otras, y tiene propuestas para la paz que
deben ser escuchadas”, enfatizó Diego Pérez, miembro también de la organización
Pensamiento y Acción Social (PAS).
En Colombia, dijo, hay muchas voces, que no están satisfechas con las
formas de participación que constan en el preacuerdo de La Habana. “Por ello nos
parece importante profundizar este asunto antes de empezar la discusión de los
puntos sustanciales de la agenda”.
De hecho, como lo precisó Diego Pérez, el Gobierno ha abierto dos escenarios de participación de la sociedad civil: Uno, a través de las comisiones de paz del Parlamento, donde se realizan foros regionales para escuchar las propuestas de la sociedad civil respecto a la agenda de La Habana. En el otro, el presidente Juan Manuel Santos ha planteado la idea de convocar (y ampliar) el Consejo Nacional de Paz.
“Todo parece indicar que el
Gobierno plantea estos dos espacios como la forma de ambientar el escenario
político (Parlamento - sociedad política) y el escenario social (Consejo
Nacional de Paz - sociedad civil) para el momento de la verificación,
ratificación e implementación de los acuerdos que salgan de La Habana”.
Para SUIPPCOL, aunque importantes, esas iniciativas son limitadas. “Las
partes deberían acordar y facilitar los mecanismos para tramitar las propuestas
de la ciudadanía y de la sociedad civil bajo el principio de que tales
propuestas van a ser seriamente consideradas en sus discusiones”.
Además, en la mesa de La Habana, se puede avanzar en un acuerdo
humanitario para el respeto a la población civil y las condiciones para que ese
diálogo amplio pueda ser posible, así como las garantías (políticas, legales y
sociales) para dicho diálogo y el acuerdo nacional que de él salga, acotó.
También vía telefónica desde Bogotá, Diana Sánchez, directora de MINGA,
entidad de defensa de los derechos humanos y la construcción de la democracia y
la paz, expresó su beneplácito por el proceso de diálogo y la voluntad
expresada en este inicio de proceso”. Sin embargo, añadió, “consideramos que
los temas planteados en la agenda del diálogo son insuficientes”.
“Terminar el
conflicto, construir una paz durable”
Precisó que hay otras preocupaciones de la sociedad civil que no se
identifican en esa agenda y que deben profundizarse. “Y la pregunta es ¿cómo
hacerlas llegar a la mesa?” A guisa de ejemplo citó la explotación estratégica
de los recursos energéticos (como la minería) que ha generado enormes
conflictos sociales y ecológicos.
Se refirió también a la participación en el diálogo de la segunda
guerrilla, (el Ejército de Liberación Nacional, ausente en el diálogo pero que
ha manifestado su disposición de sumarse). Para asegurar una paz duradera,
advirtió, es menester “que se incorpore a la mesa y se negocie integralmente o
bien que se contemple la apertura de otra mesa”.
Diana Sánchez habló también de la estructura del proceso y señaló que
mientras el Gobierno y la guerrilla dicen que esta segunda fase de La
Habana está centrada en la negociación para terminar el conflicto, “para
nosotros el desafío es más amplio: no solo que termine el conflicto, sino cómo
se avanza en el universo más amplio de construir un país con paz durable”.
En esa perspectiva, puntualizó, algunos piensan que la sociedad civil podría incorporarse en la tercera etapa, justamente cuando se debata la consolidación de la paz. Sin embargo, otros dicen que es justamente ahora, en esta fase, cuando la sociedad civil debe incorporarse ya que tiene mucho que decir.
La comunidad
internacional
Suiza, ausente en las
conversaciones actuales aunque muy activa en diálogos anteriores, ratifica su disponibilidad
de apoyar el proceso de negociaciones entre el Gobierno y las FARC.
“Disponemos de una red de contactos en el lugar y de un ‘savoir faire’
en muchos ámbitos que pueden ser útiles para el proceso de paz”, señaló Pietro
Piffaretti, coordinador regional para América Latina del Ministerio suizo de
Asuntos Exteriores (DFAE), en entrevista con swissinfo.ch.
El representante de la diplomacia helvética confirmó que en los contactos bilaterales que las autoridades suizas mantienen con sus homólogos colombianos, Berna ha manifestado su disponibilidad de apoyar el proceso de negociaciones entre las FARC y el Gobierno de Colombia.
El representante de la diplomacia helvética confirmó que en los contactos bilaterales que las autoridades suizas mantienen con sus homólogos colombianos, Berna ha manifestado su disponibilidad de apoyar el proceso de negociaciones entre las FARC y el Gobierno de Colombia.
De hecho, Suiza desarrolla desde hace más de una década un Programa de Paz y Derechos Humanos en favor de la paz en el país andino, en particular a través de tres áreas principales, a saber: apoyo al Programa Suizo para la Promoción de la Paz en Colombia (SUIPPCOL) creado e implementado por ONG suizas; sostén al proceso de tratamiento del pasado y la aplicación de justicia transicional en Colombia, de acuerdo con los parámetros internacionales; y promoción al respeto de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario.
Pietro Piffaretti ratificó la decisión de Berna de apoyar ese programa que ha permitido fortalecer a la sociedad civil colombiana y apoyar sus iniciativas para la promoción de la paz.
*Marcela Águila Rubín y Sergio Ferrari, swissinfo.ch
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“Diálogo con perspectivas”
Jean Pierre Gontard, otrora mediador entre
las FARC y el Gobierno de Colombia, estima que las pláticas de paz que se
inician este lunes entre unas y otro tienen mejores perspectivas:
"Las partes han
realizado un trabajo impresionante.
Los acercamientos se iniciaron desde antes de que Juan Manuel Santos llegara a
la Presidencia. Estoy convencido de que
los dos adversarios están dispuestos a trabajar
seriamente durante un tiempo indefinido. Hay más compromiso,
ambas partes advierten que es imposible
una victoria militar y que la única solución está en las
negociaciones.
No hay cese al fuego y
los militares de cada lado hacen lo posible por tener un mayor peso en la mesa de
negociaciones, eso pasa en todos los conflictos del mundo. El diálogo de paz tiene enemigos, por ello, la
comunidad internacional tiene la obligación
moral de proteger el proceso y construir la confianza entre los
adversarios. La realización de las negociaciones en
Cuba otorga seguridad a las partes" (Marcela Aguila Rubín,
swissinfo.ch)
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