Romney desea “usar la
presidencia para persuadir u obligar a México a facilitar el camino para que
empresas estadunidenses ocupen una posición más prominente en la extracción de
petróleo y gas natural en México”, afirma el analista Michael Klare.
David Brooks / LA
JORNADA
El millonario Romney sueña con el petróleo mexicano |
La “independencia
energética de América del Norte”, uno de los cinco puntos centrales de la
campaña presidencial del candidato republicano Mitt Romney, implica una mayor
participación directa estadunidense en la extracción y producción de petróleo
mexicano, advierte Michael Klare, analista de políticas de manejo de recursos
naturales y geoestrategia.
Romney ha repetido
incesantemente tanto en los debates con el presidente Barack Obama como en
foros y actos de campaña que una de sus prioridades es lograr la “independencia
energética de América del Norte”.
Klare, profesor en la
universidad Hampshire College, experto en políticas de seguridad internacional
y autor de varios libros (entre los mas recientes: Blood and Oil (Sangre
y petróleo) y Resource Wars), comentó en entrevista con La Jornada
que Romney desea “usar la presidencia para persuadir u obligar a México a
facilitar el camino para que empresas estadunidenses ocupen una posición más
prominente en la extracción de petróleo y gas natural en México”.
Tras un nuevo “acuerdo
regional”
En su propuesta sobre
energía, la cual se resume en el sitio de Internet de su campaña, se afirma que
“Romney hará de Estados Unidos una superpotencia energética, incrementando
rápida y responsablemente nuestra propia producción y asociándonos con nuestros
aliados Canadá y México para lograr la independencia energética en esta parte
del continente para 2020”. Al llegar a la presidencia, Romney afirma que
buscará “establecer un nuevo acuerdo regional para facilitar la inversión
transfronteriza en energía, promover y ampliar la cooperación regulatoria con
Canadá y México…” En su plan de energía, Romney enfatiza que “colaborar con
estos países en el desarrollo de energía, America puede garantizarse una
fuente confiable y costeable de energía mientras abre nuevas oportunidades para
negocios y trabajadores estadunidenses en la región”.
Para Klare, aunque la
propuesta no es explícita, queda claro que la meta de Romney al promover la
“independencia energética de América del Norte”, el candidato republicano habla
“de un incremento en la extracción de petróleo y gas natural de Estados Unidos,
Canadá y México, y cooperación y colaboración entre los tres países para
lograrlo”.
El experto agregó que la
referencia de Romney al desarrollo de “prácticas regulatorias” entre Estados
Unidos y México “significa que los reguladores estadunidenses se reúnan con sus
contrapartes mexicanas para revisar las políticas gubernamentales sobre la
extracción de petróleo y gas, y hacer que las políticas mexicanas sean más como
las que quiere Romney en Estados Unidos: hacer a un lado al gobierno en la
extracción de petróleo y dejarle la tarea a las empresas privadas”.
Klare argumenta que esta
propuesta está elaborada con base en los intereses y los deseos de las empresas
petroleras estadunidenses, y recuerda que éstas están invirtiendo enormes
montos en la campaña electoral de Romney.
De hecho, Rex Tillerson,
el ejecutivo en jefe de Exxon Mobil, la petrolera más grande de este país y una
de las empresas más grandes del mundo, reveló algunos de estos deseos en un
discurso ofrecido ante el Consejo de Relaciones Exteriores en Nueva York hace
unos meses. Al referirse a los enormes recursos energéticos de los tres países
de América del Norte, indicó que Canadá y México han sido proveedores
importantes de petróleo y gas a Estados Unidos y argumentó que con el
despliegue de nuevas tecnologías en Canadá y Estados Unidos, “estamos
esperanzados en que México, al continuar su paso hacia reformas sobre cómo
manejar sus propios recursos de petróleo y gas natural a través de continuas
reformas alrededor de Pemex, eso abrirá oportunidades para nuevas asociaciones
y colaboraciones y llevará a que la tecnología aborde los enormes recursos que
México tiene también”.
En su discurso ofrecido
poco antes de las elecciones en México (el 27 de junio) Tillerson afirmó que
“ciertamente, si uno escucha a los candidatos presidenciales en México, todos
han dicho que apoyan continuar con las reformas de Pemex que lleven a mayor
desarrollo de sus recursos domésticos, importantes para su economía y su
seguridad energética...” Agregó que si “abordamos la política y la seguridad
energética desde una perspectiva de América del Norte, la base de recursos, las
tecnologías disponibles y las políticas similares que podrían ser implementadas,
eso podría lograr rápidamente la seguridad energética que hemos estado buscando
durante toda mi carrera”. Esa meta de seguridad energética, agregó, durante
mucho tiempo no estuvo dentro de un futuro posible, pero “ahora está en el
futuro visible” y es sólo un asunto de decisiones de política si se desea
lograrlo.
El ejecutivo en jefe de
Exxon declaró que ante todo esto, “es mi esperanza que en algún momento la
seguridad energética pueda volverse un tema en nuestras discusiones de política
exterior con México, Canadá y Estados Unidos. Entre los tres países, hoy día
producimos 15 millones de barriles de petróleo diarios”, y eso representa una
poderosa fuerza conjunta en los mercados globales de crudo, y proyecta que este
total podría llegar a 18 millones de barriles para 2020. (La transcripción del
discurso completo en el sitio de Consejo: www.cfr.org/united-states/new-north-american-energy-paradigm-reshaping-future/p28630).
Para Klare, Tillerson
está declarando, a su manera, que desea que Exxon pueda invertir mucho más en
México, pero que ese país tendrá que liberalizar sus regulaciones para permitir
mayor participación de empresas estadunidenses en el sector energético. “Yo
diría que las propuestas políticas de Romney sobre energía son en gran medida
adaptadas de la de Exxon Mobil, y lo que quiere Exxon Mobil es tener mano libre
para extraer petróleo y gas en México con mínima supervisión del gobierno mexicano”.
El experto sobre asuntos
de geopolítica y recursos naturales subrayó que queda claro que las empresas
estadunidenses no desean ser contratistas de servicios para Pemex (lo cual
ahora permite la reforma promulgada por el Congreso mexicano) sino ser socios,
y, por lo tanto, tener participación privada y directa en la explotación
petrolera en México. Aunque eso no se expresa de manera explícita en la
propuesta de Romney, Klare afirmó que se debe suponer que ese sería su deseo
porque “él dice que quiere a las empresas estadunidenses mucho más involucradas
en la producción de petróleo y gas en México, y no como contratistas de
servicios… Eso implicaría borrar la intención de la Constitución de México”.
Klare enfatizó que “el
plan de Romney es esencialmente una fachada para impulsar el plan de Rex
Tillerson para entrar a México, para facilitar la entrada de Exxon a México”,
al igual que la de otras petroleras estadunidenses.
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