Obama prometió un “nuevo comienzo” con Cuba pero la
realidad es que, aparte de la flexibilización de los viajes y las remesas de
los cubanoestadunidenses, su gobierno ha recrudecido como ninguno la
extraterritorialidad del bloqueo.
Ángel
Guerra Cabrera / LA PUPILA
INSOMNE
Obama prometió un "nuevo comienzo" con Cuba, pero en cambio recrudeció la extraterritorialidad del bloqueo. |
La abrumadora vigésimo primera condena al bloqueo
de Estados Unidos contra Cuba por la Asamblea General de la ONU alcanzó el 13
de noviembre la marca histórica de 188 votos a favor sobre 193 miembros de la
organización. Como es natural, Estados Unidos e Israel votaron en contra.
También Palau, protectorado yanqui al igual que Islas Marshall y Micronesia,
que se abstuvieron. Del Estado sionista
no cabe esperar otra cosa, pues su músculo militar-nuclear, su bárbaro régimen
de despojo y exterminio contra el pueblo palestino y su demencial belicismo
dependen del sostén y el apaño de Washington.
Esta universal paliza a Estados Unidos por la
inhumana guerra económica, comercial y financiera que sostiene contra Cuba hace
más de cinco décadas demuestra la falacia y el cinismo de su autor al
calificarla de asunto bilateral. Por más que signifique una violación masiva y
sistemática de los derechos humanos del pueblo cubano, genocida por su
naturaleza, afecta también derechos de terceros a escala planetaria, incluso de
los aliados más cercanos del imperio que no pueden apoyar un instrumento
flagrantemente violatorio del derecho a la libertad de comercio y navegación y
cuyas compañías y bancos se ven sometidos cada vez con más frecuencia a
sanciones, multas millonarias y prohibición de comerciar con Cuba en medio de
la mayor crisis económica de los últimos ochenta años.
Obama prometió un “nuevo comienzo” con Cuba pero la
realidad es que, aparte de la flexibilización de los viajes y las remesas de
los cubanoestadunidenses, su gobierno ha recrudecido como ninguno la
extraterritorialidad del bloqueo al aplicar multas a empresas y bancos de otros
países ascendentes a 2 mil millones 259 732 dólares, el doble de las impuestas
por George W. Bush en sus dos administraciones. Lo más grave y profundamente
antidemocrático es que el bloqueo no es apoyado por la población estadunidense,
que según encuestas lo rechaza, favorece la normalización de relaciones con
Cuba y desearía que se le permitiera viajar a la isla, único lugar del planeta
al que lo tiene prohibido. No se diga la comunidad de origen cubano, que en su
mayoría rechaza la actitud revanchista de la pandilla contrarrevolucionaria
exiliada y el secuestro en que mantiene la política de Washington hacia La
Habana. El anticastrismo es una industria muy redituable pero crecientemente
impopular. El histórico e interesante giro en la reciente elección de parte importante del voto cubanoestadunidense hacia un
candidato demócrata como Obama expresa la bancarrota política de los
usufructuarios de aquella, estrechos aliados de la extrema derecha republicana.
Obama tiene el capital político de la reelección y
las prerrogativas presidenciales que le permitirían minimizar el bloqueo y
crear el clima para su levantamiento. Contaría con amplio apoyo en importantes
círculos empresariales, de derechos humanos y religiosos de la sociedad
estadunidense. Cuba no es la agresora sino la agredida y agraviada, por lo que
es arrogante, cínico e inaceptable por parte de Washington pedirle gestos y
mucho menos exigencias a su régimen político, mucho más democrático que el
estadunidense.
Sin embargo, Estados Unidos sigue declarando que el
cambio de régimen es su objetivo en Cuba y su enfoque de la relación bilateral
se apoya en un entramado jurídico descaradamente intervencionista y violatorio
de la soberanía cubana, que desconoce la raigambre popular de las instituciones
isleñas. En concordancia actúa la Sección de Intereses de Estados Unidos en La
Habana, dedicada a tiempo completo a soliviantar a la quinta columna tarifada
cuya estrella rutilante de ocasión es la bloguera Yoani Sánchez. Sobre su
obsesión por mentir, manipular información y servir al gobierno de Estados
Unidos a cambio de dinero existe abundante documentación (http://lapupilainsomne.wordpress.com/2012/01/29/quien-es-yoani-sanchez/ ).
La Sociedad Interamericana de Prensa, brazo
propagandístico del Pentágono, ha
nombrado a Sánchez vicepresidenta para Cuba. Por su parte la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos de la moribunda OEA, integrante del coro
difamador de los gobiernos populares y progresistas de América Latina, se erige
en abogada de la mercenaria. Mejor haría -si se atreve- a interesarse por el
soldado Bradley Manning, las torturas en Guantánamo, la represión y abusos
policiales y los crímenes de guerra de Estados Unidos, país donde tiene su sede
y fuentes de financiamiento.
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