A pesar de años de persecuciones, maltratos y
torturas a los luchadores saharauis, el Frente Polisario ha mantenido enhiesta
la bandera de la libertad.
Sergio Rodríguez Gelfenstein /
Especial para Con Nuestra América
Desde
Caracas, Venezuela
El Sahara Occidental
está poblado desde el siglo V por distintos pueblos árabes y bereberes que se
asentaron en su territorio hasta que en
el siglo IX lograron ir configurando una identidad propia que dio origen a la
primera confederación de pueblos que se asumían como saharauis. Sin embargo, su vida transcurriría durante siglos entre viajes y rutas
por el desierto, de las dunas del interior hacia el litoral, eran un pueblo
nómade.
Los
españoles llegaron mucho tiempo después, en el siglo XVI cuando Portugal “cedió
sus derechos” sobre el territorio. Su objetivo era “cubrir” las islas Canarias
desde la región continental más cercana. Antes de la colonización española, el pueblo saharaui mantenía una economía
basada en el trueque, y el pastoreo. El comercio se desarrollaba en torno a las
joyas, los vestidos y el ganado principalmente camellos, al contrario de
Marruecos que se basaba en la adquisición de tierras. El Sáhara Occidental es la parte más habitable del desierto,
la más húmeda y templada gracias a la influencia del Atlántico. Distribuidos en
comunidades de diverso tamaño, los saharauis conformaron un pueblo con formas
propias de producción y un sistema económico sin moneda.
El Sáhara Occidental se divide en tres provincias:
Saguia-El-Hamra (Río Rojo), al norte, Zemur, en el centro y oeste y, Río de Oro al sur. Todas han estado siempre
habitadas por diferentes comunidades que las han ocupado, teniendo cada una sus propias
características. Saguia-El-Hamra se llama así por el río que la recorre
transversalmente. Es la zona donde se hallan las codiciadas minas de fosfatos y muy probablemente su subsuelo guarda
petróleo y gas natural. Zemur es la zona húmeda del país y Río de Oro es donde
el clima es algo más benévolo, está más cercana a la costa, zona
predominantemente pesquera.
La religión es el
islam y su cultura en general es de origen beduino. La población saharaui se islamizó en el siglo VIII, a través de la influencia
almorávide, que entonces dominaba todo el norte de África y buena parte de
Andalucía. En el siglo XIII, los maquil, llegaron desde Yemen, se instalaron en
el Sáhara Occidental, mezclándose con la población local. La principal de sus
tribus, los Beni Hassan, implantaron su lengua, el hasanía, que pasó a ser
dominante durante varios siglos, en los que no se limitó a asentarse en sus
territorios, sino que extendió su área de influencia hasta el suroeste
de Argelia, Mauritania, y también
regiones de Malí, Níger y Senegal.
Con la llegada de los
españoles, el pueblo saharaui cambió su estructura y modo de vida. En primer
lugar, la mayoría de la población se estableció de manera sedentaria formando
pueblos y ciudades y solo una minoría continuó desplazándose, es decir haciendo
vida nómade.
Una diferencia fundamental con respecto al resto
de países árabes es que el pueblo saharaui jamás constituyó un Estado a lo
largo de la historia de su existencia,
instituyó una estructura orgánica parecida para regular las diferentes comunidades
en el siglo XII, pero no adoptó el modelo dominante en la época.
Solo después de liberarse de la invasión española,
y ante la agresión marroquí y la primera amenaza mauritana –que también
ambicionaba el territorio- el pueblo saharaui decidió dotarse de Estado, como
instrumento democrático que le permitiera ingresar institucionalmente a la
comunidad internacional y ser reconocido por otros países en igualdad de
condiciones.
En este contexto
de necesidad de luchar por la autodeterminación, se creó el 10 de mayo de 1973 el Frente
Popular de Liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro (Frente Polisario) con el
objetivo de conducir la actividad política y militar del pueblo saharaui por su
independencia y autodeterminación. Su líder fundador fue El Uali Mustafa Sayed,
muerto en combate en 1976. Diez días después, el 20 de mayo de 1973 se produce
la primera acción armada en pro de la liberación del Sahara Occidental. Por
ellos, en estos días se conmemoran 40 años de ambas fechas que marcan el inicio
formal de la lucha del pueblo saharaui por el reconocimiento de su soberanía
como nación libre en el concierto internacional.
El 16 de octubre
de 1975 en los estertores del régimen franquista, el Tribunal Internacional de
Justicia de La Haya ratificó que el Sahara Occidental era un territorio que se
acogía a la Resolución 1514 de 1960 de la ONU, por tanto tenía derecho a la
autodeterminación y negaba la supuesta
soberanía a la que Marruecos aspiraba una vez que el control español feneciera.
Una lectura parcializada y descontextualizada del texto de la resolución del
máximo tribunal internacional es la que funda los argumentos de Marruecos para
justificar su política anexionista, agresiva e intervencionista. Sobre esa
base, la monarquía marroquí aliada del sionismo y de Occidente en algunas de
las causas más retrógradas de la política internacional, realizó la ocupación
del territorio saharaui con 300 mil ciudadanos de ese país desalojando a los
habitantes originales quienes tuvieron que desplazarse en tres direcciones: los territorios liberados
por el Polisario en espacio geográfico saharaui; los ocupados ilegalmente por
Marruecos; y, Argelia, país que acogió
solidariamente a decenas de miles de ciudadanos del Sahara Occidental y que ha
sido desde entonces el principal soporte y apoyo para su lucha.
Tras dos años de
sucesivos éxitos militares contra el ejército franquista, el pueblo saharaui y
sus líderes toman la decisión de crear la República Árabe Saharaui Democrática
(RASD) el 27 de febrero de 1976. A partir de ese momento el gobierno
saharaui representa a los ciudadanos que
habitan los territorios controlados por el gobierno de la RASD y a los
de los 25 campamentos de refugiados que se encuentran en el territorio
argelino.
A pesar de años de
persecuciones, maltratos y torturas a los luchadores saharauis, el Frente
Polisario ha mantenido enhiesta la bandera de la libertad. La RASD, fue
reconocida por la Organización de la Unión Africana (OUA) posteriormente Unión Africana (UA) en 1982 e incorporada como miembro pleno en 1984 lo que provocó la
retirada de Marruecos del máximo organismo político multilateral del continente
africano. Vale decir que Marruecos es el único país africano que no forma parte
de la UA.
En ese marco, el
Frente Polisario decidió unilateralmente suspender las operaciones militares en
febrero de 1989, dándole una oportunidad a la diplomacia para resolver el
problema de la autodeterminación del pueblo saharaui. La ONU aprobó en 1990 una
misión que debió verificar el alto al fuego y organizar un referéndum libre para que el pueblo decidiera sobre su
destino, en particular sobre el gobierno que quisiera tener en el ejercicio de
las funciones gubernamentales en todo el territorio de la RASD.
Sin embargo, a
través de los años Marruecos ha saboteado todas las resoluciones del Consejo de
Seguridad de la ONU sobre el tema. En 1992 fracasó la realización de la
consulta, en 1997y 2003 la monarquía
marroquí asumió igual actitud a fin de impedir una solución del problema de la
autodeterminación saharaui a contrapelo de todos los acuerdos internacionales,
pero contando con el apoyo irrestricto de los diferentes gobiernos franceses
sean estos social demócratas o de derecha. Como siempre, en estos casos, la
razón de Estado prima en las potencias coloniales. Así mismo, España país
causante de esta situación colonial se ha mostrado dubitativo frente a la
necesidad de una definitiva solución al conflicto.
Las principales
razones son de carácter económicas y estratégicas. El Sahara Occidental es rico
en depósitos minerales, especialmente fosfatos, uranio, hierro, gas natural y
petróleo. Los bancos de pesca son también muy ricos. Hay grandes intereses
económicos franceses y españoles en la zona.
Desde el año 2007,
se realizan en la sede de la ONU conversaciones directas entre la RASD y
Marruecos, en las que el Frente Polisario como legítimo representante del
pueblo saharaui ha demostrado -igual que en los campos de batalla- firmeza y
flexibilidad para llevar a buen término los más caros anhelos de la República.
A 40 años de su creación el Frente Polisario perseverará en el camino de la paz
y la solución pacífica y negociada hasta la obtención definitiva de la
Independencia para su pueblo.
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