¿No recibió Efraín Ríos
Montt un espaldarazo explícito del presidente Ronald Reagan? ¿No estuvieron
asesores militares estadounidenses involucrados largamente durante el conflicto
interno? ¿No estudiaron cientos, acaso miles, de militares guatemaltecos en esa
escuela de genocidio, tortura y desaparición forzada que fue la Escuela de las
Américas?
Carlos Figueroa Ibarra / Especial
para Con Nuestra América
Desde
Puebla, México
En los días que siguieron al
viernes 10 de mayo de 2013, fecha histórica en la que el general Efraín Ríos
Montt fue condenado por el delito de genocidio, circularon por internet muchos comunicados de
organizaciones sociales y diversas instituciones expresando su punto de visto
sobre este asunto. Entre todas ellas me
llamó particularmente la atención el comunicado de la embajada de los Estados
Unidos de América en Guatemala con fecha de 12 de mayo. Un breve pero
sustancioso posicionamiento de tres párrafos que no tienen desperdicio porque
son impecables en su mesura y juicio.
La embajada estadounidense dice
lo siguiente: “Este juicio refleja la capacidad del sector de justicia
guatemalteco de llevar a cabo un proceso judicial en situaciones sumamente
complejas y sensibles. El país entero ha escuchado mientras las víctimas
relataron lo que han esperado más de treinta años para contar en un tribunal de
justicia. También ha escuchado mientras los acusados han articulado con vigor
sus argumentos. En estos momentos, es significativo recordar que Guatemala,
como país, no estuvo bajo juicio, sino dos individuos, uno quien fue absuelto y
el otro condenado”. En efecto, a diferencia de lo que dijeron el grupo de ex
funcionarios de anteriores de gobiernos de la derecha neoliberal, la embajada
estadounidense juiciosamente dice hoy que no fue Guatemala la que estuvo bajo
juicio. Agregaría yo, que pese a que los dos militares enjuiciados por el delito de genocidio
actuaron a nombre de un gobierno y por tanto fueron acusados de haber
participado en acciones de terrorismo de
estado, el juicio a ellos no tiene porque volverse un juicio al Estado
guatemalteco en general. En todo caso sería un enjuiciamiento al Estado
guatemalteco durante un período determinado. A nadie se le ocurre someter al
Estado alemán actual a juicios por las
infamias que durante el período nazi fueron cometidas.
Continúa diciendo la embajada
estadounidense: “Exhortamos a todos los guatemaltecos a respetar la legitimidad
y la integridad de este proceso, y de canalizar cualquier discrepancia que
tengan por medio de los canales legales existentes. Ahora se da la oportunidad
para avanzar a una reconciliación verdadera, un paso esencial para que el
pueblo guatemalteco siga progresando como todos esperan”. Pareciera entonces
que Washington vio al menos sin
antipatía el juicio y ahora la condena a Ríos Montt. Del último párrafo se puede
deducir que veía a ambos como una necesidad para la reconciliación y que
considera lo sucedido como el punto final para que los guatemaltecos se
dediquen ahora a otra cosa, en particular el progreso del país.
En 2010 tuve la oportunidad de
hablar en su residencia oficial, con el
entonces embajador estadounidense Stephen Macfarland. Me pareció un hombre
prudente y explícitamente me expresó que estaba de acuerdo con el
enjuiciamiento a los violadores de derechos humanos “en el pasado y en el
presente”. No he podido sino recordar desde entonces, cómo esta postura que
ahora se expresa de manera sutil en el comunicado de la embajada, contrasta con
la historia de la responsabilidad de la
Casa Blanca en el genocidio guatemalteco. Digámoslo explícitamente: detrás del
alto mando del ejército, detrás de los planeadores intelectuales y ejecutores
materiales de los crímenes de lesa humanidad y del genocidio, estuvieron la
cúspide oligárquica de este país y los distintos gobiernos estadounidenses. ¿No
recibió Efraín Ríos Montt un espaldarazo explícito del presidente Ronald
Reagan? ¿No estuvieron asesores militares estadounidenses involucrados
largamente durante el conflicto interno? ¿No estudiaron cientos, acaso miles,
de militares guatemaltecos en esa escuela de genocidio, tortura y desaparición
forzada que fue la Escuela de las Américas?
El genocidio en Guatemala no puede
en efecto desligarse de la política de Washington durante la guerra fría. No lo
olvidemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario